Recomiendo:
0

Unidad Popular: La necesaria lucha por terminar con el capitalismo

Fuentes: Correo Semanal

36 años después del golpe de estado de 1973, estamos frente a una situación social muy similar a la que teníamos pocos años antes de la llegada de la Unidad Popular al gobierno y a la vez, totalmente distinta a la que hemos tenido en las últimas dos décadas, de supuesta democracia. Hoy esta en […]

36 años después del golpe de estado de 1973, estamos frente a una situación social muy similar a la que teníamos pocos años antes de la llegada de la Unidad Popular al gobierno y a la vez, totalmente distinta a la que hemos tenido en las últimas dos décadas, de supuesta democracia. Hoy esta en pleno desarrollo una crisis económica que esta afectando a amplios sectores de la clase trabajadora, de pobladores y jóvenes.

Por primera vez en muchos años, el hambre nuevamente esta en el horizonte de miles de familias obreras que dependen de un salario miserable. La cesantía, las rebajas de salarios, el alza de los alimentos, una educación y salud convertidos en mercancía, esta creando un profundo malestar en amplios sectores de la población, que lamentablemente todavía no ven alternativa para ponerle fin a esta situación de injusticias.

36 años después de que sectores importantes de las direcciones sindicales y militantes de la izquierda fueron asesinados, seguimos siendo incapaces de dar vuelta la hoja y empezar a reconstruir las organizaciones que necesitamos los trabajadores para ponerle fin a este sistema. La falta de un partido de los trabajadores salta a la vista, hoy no existe ningún partido que represente los intereses de los asalariados.

La mejor forma de recordar a los que cayeron asesinados el 11 de septiembre de 1973, es levantando sus banderas y retomando su lucha por construir un país mas justo, equitativo y solidario.

A 36 años del golpe de 1973. Los trabajadores y jóvenes debemos pasar a la ofensiva.

Este 11 de septiembre de 2009, nos encuentra en una situación política totalmente distinta a la que habíamos tenido en los últimos años. Después de casi cuatro décadas los trabajadores chilenos se han empezado a movilizar para defender sus derechos, este es precisamente el mejor homenaje que se les puede rendir a todos los trabajadores que fueron asesinados bajo la dictadura, precisamente por defender esos mismos derechos.

Es necesario dejar de lamentarnos, es hora de pasar a la ofensiva.

Los trabajadores y sus dirigentes sindicales, fueron asesinados por defender sus intereses, por el deseo de tener una vida digna, lo mismo ocurrió con cientos de dirigentes mapuche que fueron asesinados por la misma razón por la que se están movilizando hoy, lo mismo ocurre con los dirigentes estudiantiles asesinados y los pobladores ¿entonces por qué sólo se recuerda el hecho mismo del asesinato? Y no el por que fueron asesinados ¿por qué hay sectores interesados en sacarle el contenido de fondo, la razón del ensañamiento de la dictadura con ellos?

Si de verdad queremos recordar a los compañeros caídos bajo el régimen militar, tenemos que levantar las banderas de lucha de esos compañeros, ya no basta con llorar y lamentarnos, debemos pasar a la ofensiva y terminar con la tarea que ellos dejaron inconclusa.

¿Por qué la violencia de los jóvenes en las movilizaciones?

Los cínicos de siempre rasgan vestiduras cada vez que hay una movilización «esto es un atentado a la democracia» «son unos delincuentes» y estupideces por el estilo. Alguien se ha detenido a preguntarse ¿por qué los jóvenes reaccionan o actúan de forma violenta? ¿Que es lo que esta mal con esta sociedad? También están los que dicen que estos jóvenes ni siquiera habían nacido para el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 y por lo tanto no sufrieron los efectos de la dictadura, algo que es totalmente falso.

Los jóvenes que hoy tienen menos de 30 años son los que más han sufrido por los efectos de la dictadura. Las cifras más altas de desempleo se da entre estos jóvenes, los que tienen trabajo son los peor pagados y los que más sufren por los malos tratos por parte de los empresarios. La educación para ellos deja de ser un derecho, como si lo fue para la generación anterior a la dictadura, ahora esta es una mercancía más que se transa en el mercado y si no tienes para pagarla, te jodiste. La herencia de la dictadura para ellos es súper concreta, no tienen derecho a estudiar, no tienen trabajo y por supuesto no tienen ninguna confianza en el futuro, dado que no le ofrece nada. Son ellos los que día a día sufren la violencia del sistema impuesto por la dictadura y los empresarios y defendido con uñas y dientes por la Concertación.

P or otro lado los jóvenes tienen muy claro que la supuesta democracia que existe en Chile, no le entrega canales reales de participación, por eso no se han inscrito para votar, lo menos que se puede decir de la democracia chilena es que es una democracia fraudulenta, que sólo esta ahí para asegurar la continuidad de los privilegios de «la clase política». Los mismos diputados que ganan 12 millones de pesos mensuales, consideran que el sueldo mínimo de 165.000 pesos mensuales es demasiado para un trabajador joven, así que han dictado leyes para hacerlo aun más paupérrimo para ellos. Esta es la violencia que sufren todos los días estos jóvenes que salen a las calles a demostrar su rabia, frustración y descontento.

Ellos no se sienten representados para nada por los partidos que hoy están en el gobierno, todavía menos por la oposición de derecha que sólo reciben el desprecio más absoluto en las nuevas generaciones.

Por otro lado ven a los dirigentes del Partido Comunista, un partido que supuestamente debería representar algo distinto, ansiosos por ser parte de toda la farsa dejada por la dictadura, mendigando patéticamente a la Concertación y la derecha uno o dos «puestecitos en el Parlamento».

Ante la falta de canales de expresión para la juventud, la solución que ellos ven en este cuadro político es declararse antisistemico y salir a enfrentarse con la policía, romper sucursales bancarias y locales emblemáticos de las transnacionales ¿Están equivocados en su accionar? Si lo están ¿Pero podemos culparlos y criminalizarlos? Claramente NO, el problema no son ellos, es el sistema que les deja como único camino para ser escuchados reaccionar de esta manera.

Debemos recuperar todos nuestros derechos.

Todos los hechos violentos ocurridos durante las movilizaciones de este año y los anteriores, nos están demostrando que debemos cambiar la forma y el contenido de recordar a los caídos el 11 de septiembre de 1973.

Los derechos humanos no podemos reducirlos a los asesinatos, esta claro que debemos exigir «verdad y justicia», pero también debemos reclamar nuestros derechos económicos, sociales y políticos. Debemos exigir nuestro derecho a un salario digno, a educación de calidad, salud digna, viviendas adecuadas. Todos estos derechos estaban medianamente garantizados antes de la llegada de la dictadura, de hecho la principal tarea de la dictadura fue abolirlos y convertirlos en una mercancía más del mercado.

Pero hoy por suerte están soplando nuevos vientos, los trabajadores están retomando la senda de nuestros compañeros asesinados por la dictadura, están empezando a exigir nuestro derecho al trabajo, a un salario digno, a una jubilación justa y seguridad social en todos los aspectos de nuestra vida.

También debemos luchar por el derecho a formar sindicatos, negociación colectiva y por rama de producción y el derecho a huelga sin ningún tipo de restricción, el actual código laboral debe ser eliminado y debemos recuperar los derechos que teníamos hasta la llegada del régimen militar.

Tenemos que terminar con la Constitución de 1980.

La Constitución de la dictadura sigue plenamente vigente, la única diferencia es que ahora aparece firmada por el «compañero» Ricardo Lagos, esta constitución sólo consagra los derechos de los ricos, de los empresarios de este país y no de la mayoría de la población que son los trabajadores y sus familias.

Si sólo se apunta al sistema electoral binominal, nada va a cambiar, por que el problema de fondo es la actual constitución, si se integran dos o tres diputados de «izquierda» sólo se estará legitimando esta democracia fraudulenta y el sistema económico ilegitimo y criminal, que ella consagra y los trabajadores seguiremos sufriendo las consecuencias.

Es necesario terminar con la ideología neoliberal y con el sistema capitalista que sólo engendra miseria y violencia. Es necesario construir una sociedad más justa, más humana, que termine con el lucro de unos pocos y piense en el conjunto de la población, en otras palabras, una sociedad socialista democrática.

Para lograr lo anterior tenemos que empezar por construir un instrumento político de la clase trabajadora. Hoy es más evidente que nunca, que necesitamos construir un partido revolucionario de los trabajadores, que este dispuesto a encabezar las luchas para lograr los objetivos del movimiento de los pueblos y los trabajadores.

Cada vez que demos un paso en pos de estos objetivos, estaremos rindiendo un justo homenaje a todos los luchadores de la clase trabajadora caídos el 11 de septiembre de 1973 y su lucha no habrá sido en vano.