El acuerdo electoral alcanzado por Podemos e Izquierda Unida ha levantado una oleada de ilusión en todo el Estado Español. Ante la posibilidad de ruptura definitiva del bipartidismo, con una opción electoral progresista superando al PSOE y acercándose imparablemente al PP, los cimientos del Régimen del 78 se tambalean. El momento histórico nos exige tranquilidad […]
El acuerdo electoral alcanzado por Podemos e Izquierda Unida ha levantado una oleada de ilusión en todo el Estado Español. Ante la posibilidad de ruptura definitiva del bipartidismo, con una opción electoral progresista superando al PSOE y acercándose imparablemente al PP, los cimientos del Régimen del 78 se tambalean. El momento histórico nos exige tranquilidad e inteligencia política para avanzar en la transformación de nuestra sociedad, sin caer en rígidos apriorismos que nos impidan analizar la realidad en perspectiva transformadora.
La apuesta de Izquierda Unida por esta coalición ha sido inteligente, propositiva y de mirada larga. Si en su dimensión táctica la confluencia con Podemos es objetivamente positiva en términos de resultado electoral, lo que permitirá llenar más escaños con mujeres y hombres que representan los intereses de la clase trabajadora, en la estratégica lo es mucho más.
Aunque la segunda puede ser puesta en duda por algunos/as compañeros/as por su carácter subjetivo, por otro lado inherente a la predicción de cualquier fenómeno político, el alcance estratégico de esta confluencia está a la altura de la exigencia del momento histórico: la articulación de un bloque social contra-hegemónico que, apoyándose en lo electoral como palanca, dispute los espacios de poder a la élite política y económica.
Sin embargo, como no puede ser de otra manera en una organización plural y democrática como IU, la alianza con Podemos ha generado resistencias y críticas desde diferentes sectores de la organización, ya sea públicamente, cuyo máximo exponente ha sido Gaspar Llamazares, o en espacios internos.
Estas críticas ponen encima de la mesa cuestionamientos que, a mi modo de ver, necesitan ser explicados de manera comprehensiva para generar mayor cohesión interna y evitar rupturas cainitas.
De manera sintética, considero que los tres elementos fundamentales son:
1. La comprensión de que la confluencia solo puede tener lugar con proyectos políticos diferentes (una lógica de pensamiento racional nos lleva a pensar que, en caso de ser un mismo proyecto político, la existencia de dos o más organizaciones es una disfunción grave y, su alianza electoral, un mero movimiento cosmético). En este caso, el proyecto político de Podemos, pese a compartir con IU un alto porcentaje programático y de visión de país, es singular y diferenciado del que podemos tener, sin olvidar las diferencias internas, en IU. De ahí que la confluencia y la alianza es posible: precisamente porque somos diferentes.
Partiendo de esta afirmación, la principal diferencia con el proyecto de Podemos hace referencia a un perfil más transversal que el de IU, tanto en relación a la extracción social de su militancia como a la composición ideológica de su electorado.
Así, el proyecto político de Podemos abarca un espectro sociológico que va desde la clase trabajadora ideológicamente identificada con el centro-izquierda (tradicionalmente cercana a la socialdemocracia), hasta los/as profesionales e intelectuales, también clase trabajadora, ideológicamente cercanos/as a las diferentes corrientes de la izquierda revolucionaria (especialmente los/as de ascendencia trotskista).
2. La superación de una contradicción importante: En primer lugar, IU es, transitoriamente, la fuerza minoritaria en este encuentro político. Este hecho nos tiene que hacer comprender que, de acuerdo a la correlación de fuerzas realmente existente, el pacto no se construye en términos de igualdad. En segundo lugar, IU es imprescindible para configurar una mayoría electoral en el corto plazo y una mayoría política y social en el largo plazo. Esta aparente contradicción solo puede superarse mediante la aceptación de renuncias tácticas que nos permitan consolidar un bloque político sólido, en el que el posicionamiento de nuestras reivindicaciones históricas tenga un recorrido de largo aliento.
3. La aceptación de que ha sido Podemos, en tanto organización política orientada a lo electoral, quien ha sabido recoger el desencanto generalizado de las mayorías populares del Estado. Esta alianza representa una oportunidad histórica para que IU, con un perfil ideológico más definido y donde la tradición marxista ocupa un lugar destacado, desarrolle su trabajo organizativo con el que atraer a la mayoría social a posiciones políticas de izquierda y con perspectiva de clase. Nunca en los 30 años de historia de IU nos habíamos encontrado en una situación tan favorable.
En el caso de Euskadi, considero que los tres elementos mencionados para el caso estatal también son válidos para el particular de Ezker Anitza. De manera resumida, las principales especificidades en las dos dimensiones principales serían:
1. En lo táctico/electoral nos encontramos ante una oportunidad histórica por la posibilidad de que Isabel Salud, Coordinadora de Ezker Anitza, obtenga el acta de diputada por la circunscripción de Gipuzkoa. Esta esperanza, inimaginable en caso de haber presentado una candidatura en solitario o con otro tipo de alianzas, adquiere una relevancia trascendental para el futuro de IU en Euskadi, consiguiendo una mayor visibilidad e impacto de nuestra actividad política.
2. En cuanto a lo estratégico, y partiendo de las experiencias de confluencia electoral a escala municipal como Udalberri en Bilbao, la conformación del bloque social contra-hegemónico se expresa mediante la articulación organizativa del sujeto político vasco, de izquierda y que no se siente representado ni por la Izquierda Abertzale ni por un PSE derechizado, y cuyo proyecto pone en el centro los intereses de las clases trabajadoras en un marco político-institucional de corte federal.
Pese a todas las dificultades que van a aparecer en el camino, no solamente hasta el 26-J, sino en el proceso de construcción de una mayoría popular para transformar Euskadi y el Estado, hay que asumir que estamos ante una oportunidad de carácter histórico que tenemos que saber aprovechar.
@amontoro1979
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