Cali, 26 de octubre: La reunión entre los integrantes de la Minga de los Pueblos, a la que se han sumado diversos sectores sociales además del indígena, y el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, finalmente no se realizó. A petición del mandatario colombiano, que había invitado a los sectores sociales a designar un lugar […]
Cali, 26 de octubre: La reunión entre los integrantes de la Minga de los Pueblos, a la que se han sumado diversos sectores sociales además del indígena, y el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, finalmente no se realizó.
A petición del mandatario colombiano, que había invitado a los sectores sociales a designar un lugar en el que se desarrollara el encuentro, añadiendo, además, que éste debía ser «público», dado que «la ciudadanía tiene derecho a conocer todos estos temas en detalle», la Minga por la Resistencia decidió que la reunión se realizara en los alrededores del Centro Administrativo Municipal (CAM) de la ciudad de Cali.
Desde tempranas horas de la mañana, alrededor de 40.000 personas marcharon hasta el lugar del encuentro desde la Universidad del Valle, en donde tras caminar cinco días habían llegado en el día de ayer. Mientras tanto, el Ministro del Interior, Fabio Valencia, declaraba a Radio Caracol que la reunión se realizaría en la sede de Telepacifico y con sólo algunos delegados indígenas. El representante gubernamental añadía que se había llegado a tal acuerdo en una reunión con dirigentes integrados en la Minga, punto que éstos niegan.
En conversación, Daniel Aguirre Piedraita, Secretario General del Sindicato Nacional de Corteros (SINALCORTEROS), señalaba que «Uribe está siguiendo la estrategia que toda la vida le ha jugado a los obreros colombianos: la estrategia de la mentira. Anoche salió por la televisión y dijo que venía a reunirse con las autoridades indígenas, pero que no se iba a reunir con los corteros. Hoy está demostrando que tampoco se va a reunir con los indígenas. Él pide a las autoridades indígenas y los indígenas trajeron al pueblo». Para Feliciano Valencia, Consejero Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), «esta Minga es con todos y los corteros de caña han caminado con nosotros y cómo vamos a dejarlos solos. Hemos aclarado hasta la saciedad que esta Minga es con otros pueblos, con otros procesos, no sólo con los indígenas […] Nosotros seguimos insistiendo en que se habla con toda la gente o no se habla con nadie, porque este proceso es colectivo y no podemos romper este esquema».
Alrededor de las 12 del mediodía, los integrantes de la Minga, congregados en asamblea en los alrededores de la CAM, decidieron por aclamación esperar una hora más la llegada del Presidente, quien esgrimía razones de seguridad personal para no trasladarse hasta el lugar. A las 13:30 se propuso que la reunión se realizara en las instalaciones municipales aledañas con una representación de la Minga, a lo que se negó tanto la asamblea como el Gobierno. Según informaciones de Luis Evelis, Presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), «sus organismos de seguridad no le garantizan a Uribe seguridad en este sector». Durante la espera, Aída Quincue, Consejera del CRIC, manifestaba desde la platea que «si no viene es porque la Seguridad Democrática no está funcionando en el país, está dudando de su propia Seguridad. Somos pueblos dignos y es esa dignidad lo vamos a esperar aquí». En conversación con kaosenlared, Luis Evelis añadía que «la doctrina de la Seguridad Democrática no es más que una estrategia de toda acción de guerra, de intimidación, de persecución a los líderes sociales y a los pueblos para garantizar la entrada de las multinacionales a nuestros territorios».
Tras la intervención de la viuda de Taurino Ramos, muerto por las balas de la policía el pasado 16 de octubre en la comunidad de Paz y Convivencia de La María-Piendamó, comenzó el acto. Éste se realizó en presencia de la Comisión de Acompañamiento, conformada por representantes de la Iglesia, de la ONU, de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), del pueblo kuna de Panamá y del emisario enviado por el juez español, Baltasar Garzón. Muy cuestionado en su país, a través de un mensaje de audio lamentó no poder asistir por razones de salud a la vez que ensalzaba al movimiento indígena por «distanciarse de quienes utilizan la violencia, las armas y el terror como métodos de lucha política».
Entrada la tarde, el Gobernador del Valle del Cauca, Juan Carlos Abadía, trasladó a los presentes dos propuestas enviadas por Uribe. La primera consistía en escuchar vía telefónica un mensaje del presidente colombiano, quien le había confesado su interés por conversar con los sectores sociales. La segunda, realizar la reunión en Telepacífico con una comisión de 300 integrantes de la MINGA mientras se trasmitía toda ella por una pantalla gigante y se habrían los micrófonos a las intervenciones que los presentes quisieran realizar. Razones de seguridad, según el Gobernador, impedían que Uribe se trasladara al lugar, no por miedo a los indígenas, sino a grupos narcoterroristas y similares que podrían atentar contra el mandatario. Respecto a esta propuesta, Feliciano Valencia manifestaba que «la costumbre nuestra es que cuando yo voy a hablar con alguien cosas muy serias yo no puedo hacerlo ocultándome. Hay que dar la cara, se debe mirar a los ojos para ver si estamos diciendo la verdad». Y añadía: «creo que no tiene voluntad de diálogo. Si la tuviera no se complicaría tanto». La asamblea insistió en que el encuentro se debía realizar en persona, con todos los integrantes de la Minga y en el lugar escogido para tal efecto.
A pesar de algunas propuestas, como la llegada de boca de Valencia, de declararse en estado de resistencia permanente y de continuar la marcha hasta Bogotá, aproximadamente a las 17 horas la Minga marchó de nuevo hacia las instalaciones de la Universidad del Valle, en donde pasarán la noche y se decidirá cuáles son las acciones a tomar.
Según el Presidente de la ONIC, «con que [Uribe] hubiese venido a dar la cara, a decir que no podía conversar en estas condiciones, a comprometerse a un diálogo serio, yo creo que hubiera ayudado a distensionar el ambiente». Preguntado por las consecuencias que este desencuentro pueda tener, el dirigente indígena manifestaba: «Yo tengo la esperanza de que no se cierren los canales para un diálogo, así sea en otra ocasión. Y quiero hacer un llamado al Presidente para que a pesar de que hoy no se haya dado la posibilidad, mantenga la voluntad de diálogo con los pueblos indígenas. Nosotros tampoco podemos quedarnos en una confrontación permanente. Tenemos que generar mecanismos en donde pongamos en la mesa las verdades, pero con ánimo de superar los conflictos sin tener que recurrir a vías de hecho y que luego el Gobierno utilice la fuerza con saldos tan lamentables como los que hemos tenido en esta manifestación».