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Uribe, Evo y la Seguridad Democrática

Fuentes:

Bufó el cachorro de Washington, el que se cree portaestandarte de la recolonización neoliberal del continente y las antillas. Con su mala leche de siempre respondió Uribe el comentario de Evo Morales sobre Colombia en la Cumbre del MERCOSUR. El primer Presidente indígena en la historia republicana había hablado con su sencilla verdad en Río […]

Bufó el cachorro de Washington, el que se cree portaestandarte de la recolonización neoliberal del continente y las antillas. Con su mala leche de siempre respondió Uribe el comentario de Evo Morales sobre Colombia en la Cumbre del MERCOSUR.

El primer Presidente indígena en la historia republicana había hablado con su sencilla verdad en Río de Janeiro: «Colombia ha invertido millones y millones en proyectos contra el narcotráfico y está con déficit comercial y fiscal». ¿Acaso no es cierto? Nadie puede negar que Evo tiene razón cuando reafirma que Venezuela, Cuba y Argentina registran el mayor crecimiento económico de estas latitudes… Y que son países que viven con dignidad y soberanía. Y que son antiimperialistas… y anti-neoliberales. La respuesta desaforada de Uribe sólo tiene de positivo que desnuda ante el mundo la calaña de presidente que tiene Colombia.

«Eso no lo dicen nuestros críticos, señor Morales«, vociferó fuera de casillas el führer de Colombia. «La Seguridad Democrática es muy diferente del viejo concepto de la Seguridad Nacional para sustentar dictaduras». «Colombia ha invertido contra el narcotráfico y a favor de la Seguridad Democrática, pero ha sido mayor nuestra inversión social». Con razón lo interpeló Chávez haciéndole notar que se había sobredimensionado.

Y no solo se sobredimensionó; también mintió, porque la Seguridad Democrática que hoy se aplica en Colombia es la versión actualizada de la tristemente célebre Doctrina de Seguridad Nacional impulsada por los gringos en décadas anteriores. Ahora busca garantizar seguridad a las inversiones de las trasnacionales y castigar con leyes draconianas, y con lo que sea, la inconformidad social. El hueco fiscal de Colombia es de proporciones. El presupuesto se lo tragó la guerra. La inversión social es cero. Le apostaron a la derrota militar de la guerrilla con el Plan Patriota, y hoy le temen a la explosión social con la existencia de un movimiento insurgente bolivariano, como las FARC.

«Una cosa es ennoblecer una lucha ilegal para derrocar una dictadura -dice el presidente paramilitar- y otra muy distinta señalar como terrorista una lucha innoble financiada en el narcotráfico». Sepulcro blanqueado por fuera, pero podrido por dentro, como diría Jesús el nazareno. Lo que intenta el desvergonzado Uribe es pasar de agache con fracesitas y sofismas la avalancha de pruebas y evidencias de que su gobierno es un gobierno narco-paramilitar, que el Palacio de Nariño y el Congreso de la República fueron tomados por asalto por una mafia genocida, sucia de cocaína, de sangre y motosierra, de fraudes, y de las peores injusticias.

Y lo corrobora ante la Fiscalía el propio Salvatore Mancuso, jefe narco-paramilitar. Obligaron a la gente a votar por el uribismo en todas las elecciones. Financiaron su campaña. Hicieron fraudes. Masacraron gente inerme. Desplazaron a millones de compatriotas. Se robaron el presupuesto. Pagaron nóminas de miles de millones pesos mensuales al ejército y a la policía. Todo bajo la mirada complaciente y cómplice del señor Uribe. Ahora creen que se pueden lavar las manos acusando a un coronel de nexos con el paramilitarismo cuando la responsabilidad es del Estado y de sus más altos dignatarios. Sepulcros blanqueados por fuera…

Esa imagen reciente del Presidente Uribe en Costa Rica, acompañado por la Ministra de Relaciones Exteriores -cuota del narco-paramilitar Jorge 40 en el gabinete-, endilgándole a las FARC el calificativo de «sicarios de la democracia», es lo más patético que pueda verse por su reconcentrada dosis de cinismo.

Quiere envenenar con el glifosato de la corporación Monsanto la amazonía de Nuestra América y pretende que el Presidente Correa y el pueblo del Ecuador se queden callados cuando fumiga con el letal veneno las selvas aledañas y las aguas del río San Miguel.

A Evo le dijo sin ningún sonrojo que el 33% del hectariaje de Colombia se lo había dado a las comunidades indígenas, cuando lo único que les ha dado es plomo.

Uribe es un neoliberal; nadie lo puede negar. Evo, el aymara, con el decoro que no tiene el señor que gobierna a Colombia, está desprivatizando lo que pertenece al pueblo de Bolivia y que había sido feriado a las trasnacionales.

Si rechazó Uribe en la cumbre del Brasil la unión de los países en un «molde único», es porque su molde es el de la recolonización neoliberal de Walt Street. Hoy nuestros pueblos tienen alternativas y ejemplos que antes no tenían. El mapa político de nuestra América está cambiando. Hoy tremolan en lo alto las banderas de Bolívar y de nuestros próceres de la justicia y de la independencia. El Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia que se ha ensanchado en la clandestinidad, espera abrazarse muy pronto con las luchas de los pueblos, para que en esta esquina estratégica del norte de Suramérica, resurja la Gran Colombia de Bolívar, paso inicial hacia la Patria Grande, Socialista, que habrá de cobijarnos a todos con el honroso título de Ciudadanos de Nuestra América.

Esta es una lucha justa y noble, señor Uribe.

Iván Márquez es integrante del Secretariado de las FARC-EP