Hernando Calvo Ospina, periodista colombiano residente en París y colaborador habitual de Le Monde Diplomatique, traza un retrato terrible de su país en el libro Colombia, laboratorio de embrujos (Foca Ediciones). En esta entrevista, realizada antes de la liberación de Ingrid Betancourt, Ospina denuncia el autoritarismo del presidente, Álvaro Uribe, y de la oligarquía […]
Hernando Calvo Ospina, periodista colombiano residente en París y colaborador habitual de Le Monde Diplomatique, traza un retrato terrible de su país en el libro Colombia, laboratorio de embrujos (Foca Ediciones). En esta entrevista, realizada antes de la liberación de Ingrid Betancourt, Ospina denuncia el autoritarismo del presidente, Álvaro Uribe, y de la oligarquía colombiana.
Usted describe a Colombia como un país contradictorio. Dice en sus libros que no es una dictadura de facto ni tampoco una democracia formal. ¿Qué es en realidad?
Es maravilloso. No lo digo porque sea colombiano, sino porque aglutina unas riquezas naturales, de recursos enérgicos naturales grandísimos. Pero es un país dirigido por un Estado altamente terrorista. Y cuando digo terrorista, me refiero a que fue diseñado con una estructura destinada a mantener a un gran sector de la población con hambre y aterrorizada.
¿Cómo se construye una red de poder semejante?
Primero, a partir del Ejército y, cuando su prestigio internacional se descalabra, pasan a crear grupos paramilitares muy perfeccionados. Colombia es un Estado que sólo sirve a un sector de la población que tiene casi todo y que sirve a los intereses de EEUU.
Pero no se puede hablar de dictadura ya que el Gobierno fue elegido en las urnas.
No, no es una dictadura, pero si se observa el número de muertos provocados por el poder político desde 1980, se verá que tiene más asesinados y desaparecidos que todas las dictaduras de América Latina juntas desde 1970.
Los estudios que divulga el Gobierno de Uribe apuntan a que Colombia crece económicamente a un ritmo superior al de sus vecinos. La clave, dicen , son los logros del plan de seguridad democrática del presidente.
Una cuestión es el Producto Interior Bruto y la renta per cápita, y otra distinta es la distribución de la riqueza en la población en su conjunto. Un porcentaje alto de colombianos vive con menos de un dólar y un porcentaje muy bajo acapara inmensa riqueza. Ésa es la Colombia en expansión. Estamos importando café, papa y arroz porque es más económico traerlo de fuera.
¿Y qué ha pasado con quienes las cultivaban, con los campesinos colombianos?¿Y qué hacen?
Cultivar hoja de coca.
La popularidad de Uribe se ha disparado. El pueblo le apoya mayoritariamente.
Uribe maneja los grandes medios de comunicación de Colombia y desde esa plataforma apuntala fácilmente su imagen. Es cierto que tiene un gran apoyo, pero la población ya se está dando cuenta que no se puede vivir sólo de la guerra contra el terrorismo. Ya caerá su popularidad y su apoyo, aunque no será tan rápido como le ha ocurrido a Nicolas Sarkozy en Francia.
El nivel de seguridad en las grandes ciudades ha aumentado claramente. ¿No es un éxito de la política de Uribe?
Sí, aunque nuestras grandes ciudades están rodeadas de arrabales donde viven miles de campesinos desplazados en la más absoluta de las pobrezas.
¿Cuál es el centro del conflicto colombiano?
La tierra. Lo trágico es que este problema ha pasado de ser una cuestión de muchos colombianos a una confrontación entre el Estado y la guerrilla porque el Gobierno ha acabado con toda la resistencia civil que había. Este año, han muerto casi una veintena de líderes sindicales. Las organizaciones campesinas han sido aniquiladas. La oligarquía colombiana se hizo rica a partir del ejercicio de la violencia para robar las tierras más fértiles a los campesinos. Otros se hicieron ricos con el tráfico de droga, pero éstos están más calladitos. La guerra de guerrillas fue iniciada por los liberales de derecha tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán y crearon autodefensas.
¿Y las FARC?
La mayoría de los 50 guerrilleros que la formaron eran campesinos del Partido Liberal.
¿Hay salida militar a este conflicto?
No. Mientras la oligarquía y su poder político no entiendan que deben sentarse a negociar el fin de la violencia y debatir qué reformas acometer para atenuar la altísima pobreza, la situación en Colombia seguirá empantanada.
¿Y cree que esto es posible en la actualidad?
No. Hay temor a que Colombia siga el camino de cambios que han emprendido en Venezuela o Ecuador. Es más, creo que Colombia se siente forzada a que esta red no continúe creciendo. Piensan que hay que cortarla ya. Correa es más fácil que Chávez, pero el ecuatoriano es muy inteligente. Me apena decirlo, pero mi país es el mayor peligro de
desestabilización en la región.
¿Por qué?
Por el Plan Colombia, una estrategia diseñada para acabar con las FARC involucrando a los países vecinos. EEUU está jugando con Colombia. Este plan militar fue vendido al mundo como la forma de acabar con el narcotráfico, pero ellos saben que nunca lo lograrán mientras se consuma cocaína. Es la lógica del mercado.
También las FARC viven de la coca.
Resulta curioso que hasta el 11-S nunca se tildó a las FARC de narcoguerrilla. Es cierto que han cometido crímenes contra la humanidad, contra la Convención de Ginebra. En muchas zonas bajo su control, los campesinos cultivan coca para vivir, pero también es cierto que procesan la hoja de coca. Los narcotraficantes llegan de fuera, compran la hoja y pagan un impuesto a la guerrilla. Si esto es narcoterrorismo, pues lo son.
Entonces, ¿no hay solución para Colombia?
El mayor miedo que tiene Álvaro Uribe Vélez es dejar de ser útil a los intereses estadounidenses. Por ejemplo, si vieran que sus planes para desestabilizar a Ecuador o Venezuela ya no son útiles. O si su discurso se volviera un poco nacionalista. En cuanto le quiten la ayuda, sacarán el dossier por narcotráfico que tienen contra Uribe y lo meten en la cárcel.
¿Y Europa que hace?
De manera indirecta, lo sostiene. No se mete en el Plan Colombia porque es demasiado militarista, pero tampoco lo critica ni se presiona al régimen. Para Europa, tenemos la democracia más estable de Latinoamerica porque votamos cada cuatro años.
¿No viven en un estado de estrés permanente?
El gran polarizador social de Colombia es Uribe. Su lema es: estás conmigo o estás contra mí. Peor aún: si no estás conmigo, estás con las FARC. Y claro, que a uno le digan eso en Colombia es como ponerle un revólver en la cabeza. Quien divide al país es Uribe. Hay una oposición no militarista en Colombia pero está descabezada. Vivimos en una espiral de silencio.