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Uribe Vélez en Washington

Fuentes: Argenpress

Se llenó de pánico el Jefe de la Casa de Nariño. A la velocidad de la luz, organizó maletas con agenda incluida y se fue para la capital de Estados Unidos a desplegar el lobby (lagartear dicen en Bogotá) con legisladores, funcionarios y medios de comunicación, para impedir el derrumbe del TLC, la desfinanciación del […]

Se llenó de pánico el Jefe de la Casa de Nariño. A la velocidad de la luz, organizó maletas con agenda incluida y se fue para la capital de Estados Unidos a desplegar el lobby (lagartear dicen en Bogotá) con legisladores, funcionarios y medios de comunicación, para impedir el derrumbe del TLC, la desfinanciación del Plan Colombia y lograr la renovación de las preferencias arancelarias (APDEA).

Y no solo para eso.

Uribe Vélez sabe que uno por uno han caído los mentirosos mandatarios que montaron el engaño de las «armas de destrucción masiva» como coartada para hacerse con el petróleo de Irak. En España, Aznar fue expulsado a patadas por el enardecido electorado, después, en Inglaterra, Blair se inclinó por entregar el mando por la puerta de atrás Brown a mediados del 2007. Bush repite con mayor espectacularidad la suerte maldita de sus dos principales aliados en la invasión ilegal y unilateral a la nación árabe.

La onda sísmica, con epicentro en la indomable resistencia iraqui (artífice principal de la derrota electoral de Bush), alcanzará, tarde que temprano, a los cómplices de este cruel genocidio, para debilitarlos y desenmascararlos. El fascista Uribe Vélez, ha sido en Latinoamérica, el principal y más entusiasta socio y defensor de la estrategia ultraderechista de los neocons gringos y su campaña contra el terrorismo. Así que su suerte ha sido echada como reflejo de la de su amo texano quien puede ser llamado a juicio público para ser desaforado: el detestado impeachment que empieza a cobrar vigor.

El cuento de que su relación es igual con demócratas y republicanos no se lo traga la señor Nancy Pelosi y sus asesores. La irreverente legisladora y radical opositora de la invasión a Irak, ha previsto una punzante batería de preguntas y cuestiones sobre el TLC, el Plan Colombia, los derechos humanos, las complicidades de Ralito, el tráfico de drogas, al corrupción en las Fuerzas Militares y el cogobierno con los paramilitares. Cosa buena porque induce una más intensa exploración de las contradicciones políticas en el poder americano, de parte de las fuerzas sociales y políticas que en Colombia ejercemos la oposición al régimen narcoparamilitar y buscamos una salida negociada al conflicto social y militar que nos afecta por décadas.

En Colombia, el campo opositor y de la resistencia contra el narcoparapoder de Uribe Vélez, debe entender que las elecciones del 7/11 marcan otro paso adelante en el rápido cambio de conciencia del pueblo norteamericano. No podemos tener una visión parcial de lo que es un proceso infinitamente complejo, especialmente en un país plagado de contradicciones como EEUU El 7/11 es un hito y un corte de dimensión histórica, y en esa dirección es un golpe de timón crucial contra toda la degeneración mental que propició el 11/9.

Lo que ahora tenemos es un gobierno dividido, el cual exacerbará las contradicciones de la administración Bush y también entre los propios demócratas, los cuales difícilmente mantendrán, durante mucho tiempo, esta simulada mueca de cordialidad con los trabajadores y el pueblo.

En Washington, Alvaro Uribe se mueve en arenas movedizas porque allí lo que ha ocurrido es un terremoto político de dimensiones globales, afectando la plataforma reaccionaria y el belicismo a ultranza de Bush, que tanto apasiona al dueño de la Casa de Nariño. La vigorosa sociedad civil estadounidense remonto la envenenada manipulación del toxico mediático para darle a Bush la lección de su vida en las urnas que, más que electorales, resultaron funerarias para el Partido Republicano. Una cuota de la cual le corresponderá al jefe de las mafias y los paramilitares colombianos.

Una enseñanza que debemos sacar los colombianos del resultado ocurrido el 7/11 es que los hechos políticos (como la existencia del desgobierno narcoparamilitar) pueden cambiar rápida y repentinamente en la actual situación mundial tan volátil. Lo que está claro es que aquí esto puede cambiar rápidamente y tenemos que prepararnos para tal eventualidad.

El viaje de Uribe Vélez a Washington será inútil para sus propósitos. La suerte está echada. Mas temprano que tarde tendrá que responder ante el tribunal de la opinión internacional y nacional, por su complicidad con los crímenes de lesa humanidad ejecutados por los paramilitares, a favor de quienes ha gobernado expidiendo leyes de impunidad y protección como las de Justicia y Paz y el Estatuto de Desarrollo Rural.