Uribe en el Paro Nacional de meter miedo pasó a tener miedo, intentó dividir pero la gente se unió más, sus mentiras cayeron ante la información veraz, y su uso de la fuerza contra el pueblo fue neutralizado con la multitudinaria presión social. La movilización de la sociedad colombiana logró un hito histórico en el […]
Uribe en el Paro Nacional de meter miedo pasó a tener miedo, intentó dividir pero la gente se unió más, sus mentiras cayeron ante la información veraz, y su uso de la fuerza contra el pueblo fue neutralizado con la multitudinaria presión social.
La movilización de la sociedad colombiana logró un hito histórico en el Paro Nacional del 21 de noviembre, convocado por las Centrales Obreras y agigantado con todos los sectores indignados por las medidas económicas anti sociales y la política contra la paz del Gobierno.
La reacción de Uribe y Duque fue minimizar, estigmatizar, amenazar y atacar la convocatoria y a los convocantes de la movilización nacional; pero el amedrentamiento no produjo miedo, odio ni la polarización que antes cosecharon, por el contrario fueron centenares de miles los que se solidarizaron, se sumaron y confluyeron en la protesta.
El jueves 21 la multitud tomó las calles de ciudades y pueblos de manera pacífica, con exigencias de cambios al Gobierno, quien respondió contra la gente como siempre, con represión legal e ilegal; esta vez los policías disfrazados de vándalos encapuchados, quedaron filmados en miles de vídeos que circularon en tiempo real por las Redes Sociales de Colombia y el mundo, dejando al desnudo una de sus estrategias de guerra sucia anti subversiva.
El 3-0 lo anotó la gente cuando respondió a la represión con un millonario Cacerolazo y con acciones de defensa comunitaria contra la agresión de los policías encapuchados.
Derrotadas sus estrategias de castigo y sin poder sofocar la protesta el Gobierno retrocedió tácticamente y llamó a dialogar; vieja estratagema de desgaste, dilación y dispersión que usa contra la protesta social y la oposición; de la que quedan millares de acuerdos incumplidos por distintos Gobiernos.
El 4-0 lo anotarán las fuerzas populares y democráticas persistiendo en la determinación de echar atrás las políticas belicistas y antidemocráticas de este tercer Gobierno de Uribe; que implica consensuar un Programa de transformaciones básicas, propias de un Nuevo Gobierno que le sirva a las mayorías nacionales.
El dilema que enfrenta este Gobierno está en cumplir el mandato popular o retirarse para que otro liderazgo cumpla con él.