Valentina Doniez es investigadora de la Fundación Sol. Dicha Fundación es un espacio de trabajo de un conjunto de profesionales de distintas áreas de las ciencias sociales que se especializan en hacer análisis de la situación chilena, del contexto de los trabajadores y trabajadoras, y también de distintas temáticas relevantes en cuanto a los derechos […]
Valentina Doniez es investigadora de la Fundación Sol. Dicha Fundación es un espacio de trabajo de un conjunto de profesionales de distintas áreas de las ciencias sociales que se especializan en hacer análisis de la situación chilena, del contexto de los trabajadores y trabajadoras, y también de distintas temáticas relevantes en cuanto a los derechos económicos y sociales, educación, salud, y pensiones. «Principalmente nos interesa hacer los análisis desde los materiales, desde las cifras oficiales, pero siempre dándole un enfoque crítico al contexto en el que vivimos», comentó Valentina al presentarse.
«Lo que tenemos que entender de lo que está sucediendo en Chile, que es un fenómeno inaudito, es que no lo habíamos visto en cuanto a su masividad y transversalidad. Es que la situación de los hogares generó una bomba de tiempo. Eran los estudiantes endeudados, pero era también los jubilados por sus bajas pensiones, era todo el núcleo del hogar el que estaba bajo esa presión. Lo que sucedió, la evasión del pasaje del metro de los estudiantes secundarios fue una especie de llama, de chispa, que en realidad estaba apuntado a esa estructuralidad. Fueron un conjunto de estudiantes de secundaria de los liceos más emblemáticos. Lo que ocurrió es que antes de la evasión se criminalizó, se sitió principalmente el Instituto Nacional (el liceo mas antiguo, mas histórico y emblemático), que es donde llegan estudiantes de todo Santiago y es gratis. Las semanas previas, se militarizó ese liceo y luego a los otros emblématicos, porque los estudiantes se estaban manifestando contra un proceso de criminalización que se está dando desde el Ministerio, denominado «Aula segura», que es criminalizar cualquier tipo de protesta. Entonces, eso también fue un detonante. En un momento pasa lo del aumento del pasaje del ticket del metro y los estudiantes dicen ‘hay que cambiar la estrategia’, porque en el fondo no estaban consiguiendo en su propio espacio de estudio cambiar algo, sino que había mucha violencia. Entonces se van masivamente al metro y hacen esa acción», comentó Doniez para contextualizar el comienzo del conflicto movilizó a un pueblo a permenecer en las calles.
Cosultada sobre cuál es el análisis que se hace respecto de la situación del país comenta: «la lectura que se hace en Chile es que los primeros días fue, ‘¿qué pasó aquí? ¡No entendemos nada!’, pero en realidad había sido un sistema de 40 años de sistemática vulneración y privatización de todos los derechos económicos. Es una crisis que se fue gestando con mucho tiempo».
«Durante algunos gobiernos de la Concertación, Ricardo Lagos que estuvo hasta el 2006, y luego Michelle Bachelet, esos gobiernos no tocaron el modelo impuesto en dictadura y lo que hicieron fueron pequeños ajustes subsidiarios. Por ejemplo: se crea el Crédito con Aval del Estado (CAE) que es una forma en la cual el estado se hace subsidiario de la deuda esudiantil que finalmente significa la transferencia directa del dinero del estado para pagar la educación y después el estudiante tinen que pagar en pequeñas cuotas sus deudas. El estado es el mediador, el aval. En vez de generar una educación pública, se generan estos filtros. Despues Bachelet lo que hace es crear la gratuidad, en su último gobierno, pero para el 60% mas pobre. Entonces, continuando con una lógica de focalización de parcialización, ninguna medida de corte universal».
En esa línea, Doniez continuó: «este estallido no es la demanda del movimiento estudiantil, no es articulado desde el movimiento, es desde la transversalidad de la crisis material de la forma de vida, de las familias. Con este segundo gobierno de Sebastián Piñera se acumuló una serie de errores comunicacionales, una forma de hacer política absolutamente desligada de la realidad. Esto fue generando un clima de mayor contradicción. Por ejemplo, el ministro de economía sale diciendo respecto al aumento de pasaje de metro: ‘lo que tienen que hacer los trabajadores es levantarse más temprano’. Un nivel de desconexión, una tras otra. El resto de los factores que incidieron para que suceda esta situación son difíciles de analizar y comprender desde una causalidad clásica. Yo creo que ocurre y se da por contagio. Lo que tuvo la evasión en el metro fue expresar que ‘organizándonos podemos hacer cosas’. Podemos cuestionar, oponernos a este sistema que nos oprime. Entonces, creo que fue prendiendo la sensación de que debíamos unirnos y hacer cosas en colectivo. Se va reforzando como en un círculo, la necesidad de un cambio estructural y el gobierno pretende apagar el fuego con bencina entonces cada movida comunicacional del gobierno genera más rabia. El cambio de gabinete como señal, es una bofetada a todo el mundo. Puso más personas de derecha y no da respuesta. No hay nada sustantivo.»
En relación al nivel de organización de la protesta social en la calle, Valentina nos comenta: «el nivel de desestructuración de las organizaciones sociales, sindicatos, es muy grande en Chile. Entonces este estallido ‘pilla’ al pueblo no tan bien parado, no hay estructura sino que esta todo por construirse. Obviamente, puede llegar un derechista inteligente que diga: ‘vamos a plantear un par de cosas y me embolso este proceso’. No tenemos tanta discusión política como quizás en Argentina, Uruguay, sino que se está dando ahora. Se está dando un proceso de politización muy interesante donde la gente en todas partes ve los cacelorazos, ve los discursos de las protestas y está empezando a preguntarse y reflexionar sobre sus problemas y los problemas en general. Entonces, esto es una gran posibilidad dentro de esta gran crisis y conflicto.»
Consultada sobre el rol que de los pueblos originarios, en especial de la Nación Mapuche, en el conflicto comenta que «al no haber estructuración el papel del pueblo mapuche para muchos es referente. Entonces ves en las marchas las banderas, en esa imagen icónica está la bandera mapuche, pero no podríamos decir que la demanda del pueblo mapuche cale hondo en el pueblo chileno en general. Por ejemplo, la demanda por la tierra, la autonomía, qué significa eso. Pero sí hay hermandad que se va gestando en la práctica.»
Situación de los y las trabajadoras chilenas
En relación a las condiciones de las y los trabajadores del país, la investigadora nos explica: «nosotros, desde un comienzo, tomamos la cifra oficial del Intituto Nacional de Estadística. Desde el 2010 tratamos de capturar, por ejemplo, lo que se llama la tasa de desempleo integral, que es la tasa de desempleo abierta sumado con las personas desalentadas y subempleadas. El desempleo integral captura la totalidad de fuerza de trabajo disponible y que no está siendo utilizada por el mercado de trabajo. Con el tema del subempleo tenemos que el 50% de las personas que están en jornada parcial desean trabajar más. Tenemos cerca de un millón de los 5 millones de asalariados que está sin contrato de trabajo y por lo tanto sin seguridad. Tenemos un salario bajo, ya que cerca de un 50% de chilenos gana menos de 400 mil pesos, que son cerca de 550 dólares pero chilenos. Porque en Chile todo esta muy caro. Entonces ese sueldo no alcanza para vivir. El nivel de precaridad es alto.
En Chile se recibió mucha inmigración, por esto del ‘milagro chileno’, la propaganda. Entonces, llegaron muchos venezonalos, muchos haitianos. Pero lo cierto es que la capacidad de creación de puestos de trabajos dignos no es tan alta, entonces llegaron para emplearse en trabajos precarizados como Uber, Rappi, y entonces tu ves una gran concentración de esos trabajos. En mayo, Piñera presentó un proyecto de reforma laboral en la cual uno de los puntos es justamente generar un marco normativo para los trabajadores de aplicaciones, pero el punto de partida es no reconocerlos como trabajadores. ¡Es una locura!. Todo esto configura lo que los abogados laboralistas entienden como un principio de subordinación y dependencia, que es lo que hace que hay una relación laboral. Por un lado, les dice que no son trabajadores, pero por otro que son trabajadores independientes y les voy a cobrar las cotizaciones de AFP.»
Uno de las demandas en las calles es el rechazo al sistema de jubilaciones y pensiones. En relación a este punto Doniez manifiesta: «nosotros, como Fundación Sol, trabajamos conjuntamente con la Coordinadora no Más AFP y tenememos una propuesta técnica construida en conjunto. La base son los principios de la seguridad social que en el fondo pone el acento en la necesidad de pensiones suficientes. Da lo mismo lo que tu hayas cotizado porque tenemos que asegurarle a quienes están en la vejez un mínimo. Entonces ahí se optó por hacer una pensión universal equivalente al salario mínimo. Luego, después, está el problema que en muchos sistemas de reparto tenías que tener una cantidad de años, 20 o 25, para recibir los beneficios. Abordando entonces el problema de gente que no ha cotizado con tanta regularidad se supone que nosotros tenemos una tabla en la cual por año puede haber, de acuerdo a lo que hayan cotizado todos, pueden tener una mejor pensión con ese piso. Pero irá aumentándose según los años cotizados, entonces también genera incentivo para aportar a lo que sería un sistema de reparto, un sistema en el cual todos estamos involucrados para financiarnos y recibir. Pero ahí tratamos de romper esa que es una crítica muy grande de economistas liberales que dicen, por ejemplo: del sistema que existía antes del 81′, que era un sistema de cajas, no era un sistema único: existía la caja de empleados, la caja de ferroviarios, por sector de trabajadores. Ahí era muy restrictivo, primero porque dejaba una gran cantidad de trabajadores afuera y por otra tu tenías que tener una cantidad mínima de años sino te ibas con cero. Pero sí, en Chile no te vas con cero, pero te puedes ir con una pensión de 10 mil, 20 mil pesos, que es una burla.»
En ese sentido, amplió: «desde el Ministerio de Desarrollo Social se define una línea de pobreza por ingresos que en noviembre de 2018 correspondía a $430 mil pesos para un hogar de 4 personas. A partir de los datos de la Encuesta suplementaria de Ingresos de ese año pudimos calcular que el 57% de los ocupados en Chile no podrían sacar a su familia de la pobreza. Hoy el salario mínimo está en 301 mil pesos. O sea, con un salario mínimo no se puede salir de la pobreza.
Por último, repecto de las expectativas que genera esta revuelta popular, Valentina expresó: «la expectativa que tenemos y hemos desarrollado durante los 12 años que llevamos trabajando, es aportar y generar una visión crítica sobre el modelo de desarrollo y, por lo tanto, que seamos capaces de construir alternativas reales de formas de vida. Entonces, serían expectativas positivas. Que esto permita una mayor conciencia respecto de la necesidad por una parte, y saber que es posible vivir de otra forma. No es normal que la gente no pueda llegar a fin de mes, que un sistema que se vendió como la joya de latinoamérica con crecimiento PBI alto. No es normal que la gente no pueda vivir, no pueda comer bien. La promesa del capitalismo en Chile que ha sido muy grande, con un nivel de propaganda muy fuerte, y está haciendo agua porque hubo un desperar, quitar el velo. Ver toda esta precaridad. Como expectativa quiero que esa conciencia no se volcara en un aplacamiento sino que permita construir alternativas».