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¿Vamos del neoliberalismo global al neonazismo global?

Fuentes: Rebelión [Imagen: En rojo los dos únicos países que votaron NO el pasado diciembre a una resolución impulsada por Rusia en la ONU contra la glorificación del nazismo y el neonazismo, EE.UU. y Ucrania. Por cierto, España se abstuvo.]

La teoría del psicópata útil

Han sido muchas las ocasiones en las que se ha hablado de la “teoría del tonto útil”, o simplemente del “tonto útil”. Una expresión cuyo origen no está claro; unos la atribuyen a Lenin, pero en sus textos no se encuentra (puede ser que lo usara en algún mitin), pero otros la consideran usada por el capitalismo al referirse al que con su postura (poco extremista capitalista) hacía el juego al comunismo. Y puede verse como tonto útil quien en elecciones se deja influir por el “voto útil”.

Pero es que también se puede tener en cuenta la teoría del “loco-psicópata-sádico útil”, la cual es una figura que está bastante más extendida de lo que se piensa. Tal vez, el ejemplo más llamativo se encuentre en Sud África en su etapa del apartheid del primer ministro Pieter Willem Botha [1], quien utilizaba sádicos negros para apalear intensamente y en masa a los esclavos negros. Otro ejemplo más hipócrita y refinado lo podemos encontrar en el presidente Obama, un presidente (camuflado en una piel de cordero negro), que disfrutaba matando a distancia con drones [2] como si de un juego de marcianitos se tratara.

Y desde luego, los casos de Trump, Bolsonaro, e incluso el propio Hitler fueron casos de locos-psicópatas-sádicos útiles, utilizados por la superestructura del poder ultraoligárquico oculto.

Por último, ¿No podremos llegar a pensar que Putin también pueda ser un “loco útil” utilizado por el bloque euroasiático del neoliberalismo global?

Hacia el neonazismo necropolítico y ecofascista. El neoliberalismo se resquebraja en dos bloques

¿Estamos iniciando la transición desde el neoliberalismo global al neonazismo global?, parece difícilmente evitable. El tan suspirado y alabado crecimiento cuando empieza a fallarle (para sus intereses) la sseudodemocracia mediática no tiene ningún inconveniente en recurrir al nazismo puro y duro, como pasó con la Chile de Pinochet, la Argentina de Videla y tantos otros casos. Y más aún ahora que ya está aquí el lobo del agotamiento de recursos. Parece que ya suenan firmes los clarines de la llegada de la descarada necropolítica descrita por el africano Achile Membe en su clarificarte libro titulado precisamente “Necropolítica [3]. Esto lo veremos con algún detalle más adelante.

Se intensifican, aceleradamente, las emigraciones climáticas y las de las guerras, se intensifican, se extienden y endurecen las guerras. Y por si fuera poco, el neoliberalismo global se ha roto en dos bloques neoliberales igualmente nefastos:

El bloque euroccidental-estadounidense y el bloque euroriental-asiático. Dos bloques que se disputan a muerte el rebaño de los últimos recursos planetarios para seguir creciendo ciega y suicidamente.

El bloque euroccidental-estadounidense posee el arma más letal que existe: el monopolio global del poder mediático, al que llama, ladinamente, “medios de información libres”.

Pero en el bloque euroriental-asiático sólo China + India, suponen casi un tercio de la población mundial y Rusia casi un décimo de la extensión de territorios terrestres del globo [4].

Por eso no se puede caer en el simplismo de hacer recaer toda la responsabilidad de toda la guerra al “diabólico Putin” (que sí que tiene algo de diabólico) pero su responsabilidad es como marioneta del neoliberalismo global. No olvidemos que el gobierno de Rusia también está insertado en sistema del neoliberalismo global, dominado principalmente por oligarcas gánsteres de EE UU y mafiosos rusos y chinos.

Las cinco etapas de las guerras neoliberales, poniendo como ejemplo a la guerra de Ucrania

Debemos dejarnos de análisis simplistas y puntuales, porque la guerra de Ucrania no empezó el 24 de febrero del 2022, ni siquiera con el Euromaidán en el 2014. La guerra de Ucrania empezó mucho antes y en ella podemos distinguir cinco tipos de guerras que evolucionan en cinco etapas, más o menos sucesivas: guerra mediática, guerra económica, guerra monetaria, guerra ideológica y guerra bélica. Estas cinco guerras o etapas son las siguientes:

a. Guerra mediática, basada, desde hace casi un siglo, en la demonización de Rusia por un país como EE UU, creado por “héroes” pistoleros rurales (mata-indios) o al estilo pistoleros ciudadanos (gánsteres-mafiosos) a lo James Bond, nada menos que con: “licencia para matar”, para ellos matar siempre es una heroicidad; un país campeón en invasiones. En un informe del 5 de febrero del 2002, de la biblioteca del congreso de EE UU fueron cotejados más de 300 invasiones (o intentos de invasiones) desde la Segunda Guerra Mundial. Además, EE UU ha desplegado por todo, el planeta cerca de 1.000 bases militares [5] con armamento de destrucción masiva. También EE UU es, con mucha diferencia, el país con más población reclusa del mundo. Pero, pese a todo, gracias a poseer el monopolio global del poder mediático, nos ha convencido a casi todos de que es el salvador de la “democracia” en el Planeta. Y se da el caso, según la opinión mediática implantada globalmente, de ser el único país en tener licencia para matar y para instalar fuera de sus fronteras bases militares. Esto lo demostró la historia, cuando la Unión Soviética quiso instalar una base militar en Cuba, tuvo que retirarse civilizadamente, ante la sicópata prepotencia nuclear del peligroso “país salvador”, con vocación (más bien manía) de la hegemónica global.

Además, si nos centramos de forma personalista, en la exclusiva responsabilidad de Putin en esta guerra, automáticamente estamos, sin darnos cuenta, ayudando mediáticamente al lavado de cara a quienes tienen más responsabilidad en Rusia que el propio Putin, que son los oligarcas rusos (conectados al neoliberalismo global) y a los que ni siquiera menciona la “prensa libre”, y se les mantiene en ocultación. Y es que el neoliberalismo global ha conseguido que todas las cabezas envistan contra el trapo rojo de Putin para desviar la atención, es una forma de que el torero neoliberal global toree a la opinión pública; que no es opinión pública, sino, como decía José Luis Sampedro, opinión mediática globalizada.

b. Guerra económica. El imperio de los EEUU y la UE viene, desde ya hace tiempo, realizando una guerra económica sobre todo contra el Tercer Mundo, consistente en implantar bloqueos económicos, el dumping, los mercados de futuro, etc.

En cuanto a bloqueo económico, tal vez, el caso más significativo sea el de Cuba, que ya viene durando más de 60 años con bloqueo absoluto. Otro ejemplo es el bloqueo que impuso USA a Irak (que causó una extensiva hambruna en el país) preludio del ataque militar posterior. Precisamente Putin, en este sentido, ha resultado ser un alumno aventajado de EE UU porque desde hace algo más de un año (en fecha de la famosa “Filomena”) Putin impulsó una tremenda subida del costo del petróleo ruso, un claro ataque a la economía europea, por el cual recaudó fondos para emprender la carísima guerra contra Ucrania.

Lo que si sucede es que el neoliberalismo GLOBAL, desde la superaceleración desarrollista de Chin, se está dividiendo en dos bloques, ambos igualmente capitalistas y crecentistas-oligárquicos (el euroccidental-estadounidense y el bloque euroriental-asiático), pero en feroz competición entre sí.

Y EE UU, que ve con angustia su decadencia, puede ser que en su naufragio quiera amarrarse al cuello de Europa, a la que está obligando a ir en contra de sus más elementales y naturales intereses, que serían mantener un vínculo económico con Rusia y el bloque euroasiático. Algo que también sería muchísimo más ecológico, puesto que evitaría el desplazamiento de gran volumen de mercancías a lo largo de lejanísimas distancias transatlánticas y por ello evitarían contaminación atmosférica y gastos en combustibles fósiles (debido al trasporte a grande distancias de estos combustibles) que en definitiva contribuyen a la generación del apocalíptico Cambio Climático. Esto es especialmente necesario para evitar el absurdo mercado con el gas licuado que ha ofrecido Biden, que resultaría carísimo, pues debería ser necesariamente transportado desde más de 8.000 Km. y además habría que afrontar el gran gasto de la desgasificación una vez en Europa. Y precisamente cuando Europa ya se encuentra abastecida por el gas del gaseoducto ruso, que curiosamente pasa por Ucrania, o que podría comenzar a fluir por otro recién construido North Strean II para evitar este paso.

Pero la rotura de este vinculo que supone este gaseoducto, esgrimida por Josep Borrel, es un argumento totalmente contra natura y toda lógica, algo que solo puede ser justificado para el gran negocio sucio de EEUU, por el cual podía salvarse de su completo hundimiento, al menos como potencia hegemónica. Y también serviría para que Europa occidental llegara a romper sus lazos económicos con el bloque euroasiático.

c. Guerra monetaria. Desde el punto de vista económico-monetario podemos decir que históricamente la hegemonía mundial, viene en buena medida, representada por el valor de su moneda. En el periodo de entre guerras, en la denominada República o periodo de Weimar (1921-1923), tuvo lugar en Alemania una gran híper inflación por la cual el marco perdió su buen prestigio. Se llegó a pagar por un dólar hasta un millón de marcos. Además, esta gran crisis monetaria, motivó un descontento generalizado de la población alemana, el cual fue aprovechado por el nazismo hitleriano que inmediatamente consiguió un espectacular ascenso y la llegada al poder.

Hoy, en los EE UU y la UE del 2022, estamos en una situación bastante parecida a la de la Alemania prehitleriana: una profunda crisis económica del bloque euroccidental-americano, una fuerte inflación en el dólar, del 7,5%, la mayor desde 1982,  una guerra monetaria del rublo contra en dólar, al exigir Rusia cobrar su petróleo y gas en rublos y un gran auge del neonazismo. Todas estas circunstancias apuntan a que la sociedad mundial puede pasar desde el neoliberalismo global al neonazismo occidental.

Después de la Segunda Guerra mundial el marco alemán llegó a revalorizarse hasta hacerse la moneda más prestigiosa de Europa, incluso más que la libra esterlina inglesa; ello fue posible por la gran ayuda que ofreció EE UU en aquel tiempo con el famoso plan Marshall.

En el periodo de la Merkel llegó a revalorizarse aún más porque en ese periodo la Unión Europea estaba muy controlada por Alemania, recordemos que la famosa locomotora de Europa era precisamente Alemania. Y este predominio alemán lo consiguió la Merkel porque ella marcaba la pauta usurera de las primas de riesgo y los rescates de los países empobrecidos del Sur de Europa. Es una táctica al estilo neoliberal-colonialista, similar a la que viene haciendo los hegemónicos EEUU con su patio trasero de Sudamérica.

Pero el gran salto a la guerra monetaria global lo dio Richard Nixon en los acuerdos de Bretton Woods de 1971, en los que se sustituyó como moneda de referencia mundial la del dólar, en lugar como lo había sido desde tiempos pretéritos la del oro. EE UU argumentó que como su nación era depositaria del 80% de todo el oro del mundo, que se estableciera esta referencia universal, del dólar, estaba justificado.

La guerra monetaria más reciente es la que está librando Putin. Es una guerra económico-monetaria-bélica. Es una fuerte batalla del rublo contra el dólar. Consiste, en esencia, en que Rusia no acepta cobrar su petróleo y gas en dólares, tienen que ser en rublos. Esto en un momento en el que ya quedan pocas reservas de energías fósiles puede ser una bomba mayor que la bomba atómica, usada por el imperio gringo al final de la segunda guerra mundial, o la bomba monetaria de Nixon al sustituir la referencia monetaria mundial del oro por la del dólar. El plan monetario de Putin incluye pagos denominados en rupias-rublos utilizando el sistema de mensajería SPFS de Rusia. Esto puede acabar con el monopolio del dólar en los mercados. De hecho, ya se está formando un club internacional de comercialización basado en el uso del rublo como única moneda posible, entre otros países, la India ya está muy decidida a formar parte de este club de la ya era multipolar, aunque a EE UU no le guste.

d. Guerra ideológica. Said Bouamama en un artículo, del 26-marzo de este año nos decía:

“Marx señalaba ya que la ideología es precisamente esta presentación invertida de la realidad social. Como en una cámara oscura, la ideología dominante ofrece una representación `invertida o, cuando menos, distorsionada de la realidad que refleja los intereses materiales de quienes la defienden. Por supuesto, la ideología no es solo eso, pero también es eso” [6]

Pero particularmente considero que no solo existe una ideología, que la realidad es compleja y contradictoria y que en consecuencia es dual. Y existe, por un lado, una ideología de derechas completamente escorada hacia los intereses de la oligarquía y por otro lado la ideología de izquierda orientada hacia el bienestar y el respeto a la biosfera incluida en ella, e inseparable, a la especie humana.

El neoliberalismo global actual ve que su planteamiento de democracia burguesa o pseudodemocracia, está empezando a fallar, y que por ello necesita urgentemente sustituir el neoliberalismo por un neonazismo represor, como sucedió en la etapa posterior a la crisis energética de1973, en la que el incipiente neoliberalismo gringo asustado por una posible escasez de recursos, se puso manos a la obra al menos en el patio trasero de EEUU promoviendo dictaduras fascistas de extrema derecha sanguinarias en varios países del Cono Sur.

Actualmente el neoliberalismo global (no olvidemos, “global”) está iniciando una vertiginosa fascistización (implantación neonazi). Algunos ejemplos son los que se describen a continuación.

El 23 de junio de 2016, el nacionalismo y racista de ultraderecha inglesa ganó el brexit, con un apoyo del 52%.

Y el 23 de julio de 2019 fue elegido presidente de G.B. el neonazi Boris Johnson (amiguísimo de los también neonazis Trump y Bolsonaro), consiguió un apoyo electoral del 43,5%, frente a su principal opositor el laborista Jeremy Corbyn, que sólo logro el 32.1 %.

En las últimas elecciones presidenciales en España, las del 10 de noviembre de 2019, nos sorprendió (más bien nos escandalizó) la repentina subida de partido neonazi VOX que alcanzo 52 escaños situándose como el tercer grupo del Parlamento español y todo cuando en las elecciones anteriores sólo había obtenido 2 escaños.

El día 10 de abril se celebraron las elecciones presidenciales francesas y una vez más la ultraderecha está al borde de conquistar la Quinta República. En efecto, Marine Le Pen consiguió por tercera vez consecutiva pasar a la segunda vuelta electoral con el 23,2%, Éric Zemmour (de extremísima derecha) el 7,1 %; mientras el neoliberalismo oligárquico de Macron obtenía el 27,8% y el candidato de la izquierda, Melenchón, consiguió el 22%. Pero ya en el 24 de abril en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas los ultras de Le Pen, si bien no llegaron al poder sobrepasaron el límite del 40% de los votos, lo que supone un ascenso continuado de este partido de forma seguida en las últimas tres consultas.

En cualquier caso debemos tener en cuenta que entre el neoliberalismo oligárquico global y el neonazismo global (en este caso representados por Macron y Le Pen) solo hay un escalón y este es tan bajo que se lo salta un escarabajo,es algo parecido a la diferencia que había entre Felipe González y José María Aznar. Puro teatro del semicirco, perdón del hemiciclo. Pero los partidos que tradicionalmente habían gobernado alternativamente Francia durante decenios consecutivos se hundieron totalmente: el partido «degaullista» LR, de Valérie Pécresse obtuvo sólo el 4,8 % y el partido Socialista Francés de la española Anne Hidalgo sólo el 1,8 %.

Pero este vertiginoso y mantenido ascenso, en los últimos años, de la ultraderecha en Europa (que se encontraba en estado latente desde hace bastantes decenios) no es merito propio, es que en estos tiempos ha empezado a ser aupada por el neoliberalismo global, que usa el casi infalible brazo mediático de su monopolio de los medios de comunicación occidentales para dar un fuerte apoyo en la propaganda electoral y lograr así el ascenso impetuoso de la ultraderecha, pues el neoliberalismo global ya vuelve a estar interesado en un nuevo resurgir del neonazismo a los Pinochet o Videla, debido a la gran crisis de recursos planetarios, cosa que también sucedía con el petróleo (crisis del petróleo) en tiempos de los neonazis del Cono Sur..

Por si fuera poco, esta alianza mediatizada neonazi se ve reforzada por otro de impulso ideológico-político a nivel transatlántico. En diciembre de 2021 hubo una votación en la ONU sobre una resolución contra la glorificación y enaltecimiento del nazismo y neonazismo. Y sólo votaron en contra de la resolución (es decir a favor del nazismo y neonazismo) EE UU y Ucrania, pero hubo una mayoría absoluta de países que se abstuvieron, entre ellos España. El neonazismo global ya está empezando a estar maduro. Esto concuerda perfectamente con el neonazi “espíritu banderosvski” impulsor de la violencia de los diferentes grupos que sembraron el terrorífico golpe de Estado en la plaza de Maidán de Ucrania en noviembre de 2013. De esto hablé en mi artículo titulado “El Euromaidán”.

Los párrafos precedentes nos hacen pensar que el poder mediático global monopolizado por USA (esa mentira que en Occidente llaman “la prensa libre”), ha escondido por completo esa delatadora votación de la ONU y estos actos criminales de este “espíritu banderosvski” del Euromaidán.

Y ya estamos en trance de pasar desde el neoliberalismo global al neonazifascismo occidental, con su “CRECIMIENTO” que cabalga sobre el corcel de la necropolítica (que puede llegar a ser exterminadora de miles de millones de seres humanos) antiecológica, aniquiladora de la biosfera; y el ecofascismo, que piensa que sobran muchos humanos del tercer Mundo, pues dicen “que están dañando la biosfera”, aunque en realidad las inmensas masas empobrecidas no dañan a la naturaleza y sí que la están asesinado y mucho las pequeñas oligarquías hiperpudientes. Y con frecuencia me veo obligado a referirme al pensamiento de ese genio que es el Roto que nos define clarividentemente en qué consisten la necropolítica y el ecofascismo: “ya no os necesitamos para la producción, ni para la reproducción… ¡sobráis todos!

e. Guerra bélica. Esta guerra (como bélica) en realidad empezó en el año 2014 con la guerra urbana del Euromaidán que se prolongó con la rebeldía de la guerra separatista del Dombás. Que duró 8 años de hostigamiento de los neonazis a los rusos separatistas con todo tipo de vejaciones y afrentas, la guerra se agravó. En efecto, el 4 de febrero del 2022, Rusia ayudó a los separatistas del Dombás. Pero es una equivocación echar toda la culpa a Putin, porque pocos días antes de esta fecha la duna del Gobierno ruso (con gran proporción de mafiosos rusos que saben esconderse) pidió por mayoría que se reconociera la independencia del territorio de Dombás, con la finalidad urgente de introducir en esos territorios ingente cantidad de tropas rusas que invadieran Ucrania y, de resultas, conseguir el expolio de los riquísimos recursos que posee en sus entrañas, y también lograr un corredor por el este de Ucrania para dar posibilidad de paso marítimo a Rusia hacia el mar de Azof, el mar Negro y, al fin, el mar Mediterráneo.

Putin sin duda es un personaje cruel y rechazable, pero más cruel es el sistema supranacional neoliberal, en este caso formado por las mafias rusas neoliberales y anarco-capitalistas, que tal vez tengan más poder que Putin.

En el fondo esta guerra tiene el trasfondo de la factura del neoliberalismo global en dos bloques ya mencionados, el bloque norteamericano-europeo-occidental (que está usando como una punta de lanza el neofascismo, que ya descaradamente está instalándose en este bloque), por otra parte ya está en guerra el bloque del neoliberalismo euroriental-asiático que es capitalista neoliberal, pero claramente antineonazi.

El problema de esta rotura del neoliberalismo global es que pueda dar lugar a una catastrófica tercera guerra mundial nuclear.

Para comprender mejor esta guerra debemos recordar que los recursos energéticos llegaron a su pico de declive en 2004 para el petróleo y en 2018 para el gas.

Notas:

[1] “Botha fue militante del Partido Nacional de Sudáfrica y un defensor incondicional de la segregación racial y el sistema del apartheid. Fue elegido para el parlamento en 1948 y llegó a ser ministro de Defensa en 1966. Cuando el primer ministro B.J. Vorster dimitió en 1978, Botha se convirtió en primer ministro”. Tomado de Wikipedia

[2] Obama admite que el programa de drones de EE UU «asesinó a civiles», e incluso perece ser que lo tiene a orgullo. Hay asesinos muy orgullosos que se condecoran con medallas. https://www.rtve.es/noticias/20160402/obama-admite-programa-drones-estados-unidos-asesino-civiles/1329640.shtml

[3] Por ejemplo entre otras cosas Menbe nos dice: “Muchos observadores han afirmado, a partir de una perspectiva histórica, que las premisas materiales del exterminio nazi pueden localizarse por una parte en el imperialismo colonial y por otra en la sacralización de los mecanismos técnicos de de fabricación usados por las personas, mecanismos éstos desarrollados entre la Revolución Industrial y la primera guerra mundial. Según Enzo Traverso, las cámaras de gas y los hornos son el punto culminante de un largo proceso de deshumanización y de industrialización, en la racionalidad productiva y administrativa del mundo occidental moderno (la fábrica, la burocracia, la cárcel, el ejército). La producción en serie, así mecanizada, ha sido transformada en un procedimiento puramente técnico, impersonal, silencioso y rápido, (…) y tiende a traducir los conflictos sociales en términos racistas. Desde esta perspectiva resulta crucial la tensión entre la pasión del público por la sangre y las nociones de justicia y venganza”. Tomado de: Achile Menbe,  “Necropolitica”, Editorial Malusina, 2011, pág. 25.

[4] “Rusia es el país más extenso del mundo, con una superficie de 17 125 191 km²,​ equivalente a algo más de la novena parte de la tierra firme del planeta” (tomado de Wikipedia).

[5] “De las 452 instalaciones asentadas en Europa, 219 pertenecen al Ejército, 53 a la Marina y el resto, 180, a la Fuerza Aérea. Alemania es el país europeo que mayor cantidad de bases estadounidenses alberga: el 52% del total en Europa y el 28% del total en el extranjero”. Tomado de: https://as.com/diarioas/2022/02/21/actualidad/1645443964_924094.html#:~:text=Si%20queremos%20saber%20cu%C3%A1ntas%20bases,por%20seguridad%20(en%20la%20imagen%2C

[6] https://rebelion.org/la-campana-de-las-presidenciales-francesas-como-termometro-social-y-politico

Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.