Los enemigos del pueblo chileno son los mismos enemigos del pueblo venezolano. En momentos en que el imperialismo arrecia su guerra sucia, nuestros sirvientes imperiales locales sirven de amplificadores de todas las patrañas contra el gobierno y el pueblo venezolano. Estos sirvientes son el brazo armado y caja de resonancia de los intereses foráneos. En […]
Los enemigos del pueblo chileno son los mismos enemigos del pueblo venezolano. En momentos en que el imperialismo arrecia su guerra sucia, nuestros sirvientes imperiales locales sirven de amplificadores de todas las patrañas contra el gobierno y el pueblo venezolano. Estos sirvientes son el brazo armado y caja de resonancia de los intereses foráneos. En Chile se etiquetan de defensores de la democracia y, ¡era que no!, hoy por hoy defensores a toda prueba de los derechos humanos.
Entre estos sirvientes imperiales destaca por su virulencia contra Venezuela el director de la División para América de Human Rights Watch José Miguel Vivanco, que en una entrevista publicada por el emisario central de toda esta bazofia: El Mercurio, [i] se refiere al «gobierno autocrático» de Nicolás Maduro, haciendo abstracción de que una autocracia es gobierno de una sola persona con poder personal absoluto y despótico, lo que difiere absolutamente de lo que existe en Venezuela, que fue elegido, mal que le pese a Vivanco en elecciones libres e informadas y donde funcionan absolutamente todos los poderes del Estado. Estas declaraciones opositoras las hace con una falta de respeto y prepotencia que sólo pueden esgrimir aquellos que se ven coaccionados y/o financiados en sus andanzas por algún servicio del imperio que lo tiene en su nómina. La procedencia de lo dicho por Vivanco queda de manifiesto al escuchar las declaraciones de la embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas Samanta Power que repite exactamente su argumentación para manifestar su frustración frente al fracaso diplomático para impedir que Venezuela asumiera en el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas. El guión estaba prescrito, no es casualidad entonces que Vivanco aparezca cuando toda la diplomacia yanqui se movía para que la postulación venezolana fuese rechazada. Por lo demás este «chileno» ha prestado, en larga data, servicios al imperio como abogado de la «Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Organismo que ha guardado históricamente, silencio cómplice sobre todos los crímenes cometidos por las dictaduras que asolaron en su momento América Latina.
Lo que «preocupaba» realmente a Vivanco era la participación de Venezuela como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pues «sus decisiones son vinculantes, puede autorizar sanciones, misiones de paz e intervenciones militares. Pero su misión principal es mantener la paz…es indispensable que sus miembros no actúen con doble rasero. Dicho esto el «humanista» no dicen una palabra sobre las intervenciones genocidas de Estados Unidos, miembro permanente del Consejo de Seguridad, en todas partes del mundo. Clama destempladamente porque Venezuela estará allí; suponemos que lo que preocupa a Vivanco es la posibilidad de que Venezuela pueda apoyar las aventuras guerreras, intervencionistas y violatorias de los derechos humanos de Estados Unidos. Nosotros desde Chile, basándonos en la realidad de Venezuela podemos tranquilizar a Vivanco, Venezuela no apoya ni apoyará a los genocidas. Este es un hecho. Lo otro son las suposiciones interesadas del desdichado Vivanco que además para su desgracia no fue escuchado por los 181 países que votaron a favor Venezuela, sin someterse a las presiones diplomáticas y económicas del complejo militar, industrial y financiero que en realidad gobierna en Estados Unidos.
No podemos dejar de mencionar que tampoco le han preocupado a Vivanco (ni al Mercurio ni a la DC ni es motivo de entrevistas mercuriales) la última bestialidad de la ultraderecha venezolana y los servicios secretos de Estados Unidos que sin duda están detrás del doble homicidio del joven diputado Robert Serra (27 años). Serra, junto a su asistente María Herrera, fueron ultimados a puñaladas en su domicilio. Los sicarios fueron teledirigidos por paramilitares colombianos y la ultra derecha fascista internacional. De esta barbaridad sólo hemos escuchado el silencio de los hipócritas.
Quienes se manifiestan contra el proceso de cambios sociales venezolano son los mismos que aquí y allá mangonean a su antojo el poder y trafican con los intereses de sus países; se alinean en defensa de sus intereses de clases arrastrando tras sus patrañas a todos los analfabetos funcionales que creen sin análisis todas las falsedades transmitidas a través de los medios de comunicación de los cuales son dueños.
En esta tarea de falsificación social se unen a Vivanco y al interés foráneo en Chile dos fuerzas políticas: la Unión Demócrata Independiente (UDI) y la Democracia Cristiana Chilena. Ambas colectividades pusieron en resonancia no sólo a los medios de comunicación sino a ambas cámaras de representantes parlamentarios en defensa de Ana Corina Machado, Enrique Capriles y Leopoldo López. Este último que se autodenomina «preso de conciencia» a pesar de sus notorias actividades terroristas contra el gobierno democráticamente elegido. López es responsable político del tenor de las manifestaciones que provocaron la muerte de más de 43 personas. Esta es la razón por la que el «preso de conciencia» López está siendo juzgado. En todo caso y para que nadie se llame a engaño: todos quienes encabezan y pretenden retrotraer el proceso de cambios estructurales en Venezuela son parte de la clase económica que se niega a abandonar el saqueo sistemático de los trabajadores y las riquezas de Venezuela. Ana Corina Machado es empresaria e hija de un gran empresario del acero; Capriles miembro de una familia dueña de medios de comunicación, de inmobiliarias, de empresas del entretenimiento y de alimentación; en muchas de ellas, este defensor del pueblo figura como administrador desde los 18 años. En estas tareas fue acusado y procesado por evasión de impuestos, dolo al fisco, etc… etc. No es la primera vez que estos personajes evaden sus causas judiciales transformándose en activos políticos, por si logran torcerle la mano a la justicia alegando ser «presos de conciencia». Recordemos que «Cara cortada» salió de Cuba como objetor de conciencia.
Ellos piensan, creen, dicen que en Venezuela no hay libertad. Aquí en Chile tratan a los encapuchados y a los mapuches de terroristas, pero el lumpen asociado a la pequeña burguesía y la delincuencia en las «guarimabas» venezolanas, son luchadores por la libertad. Que el gobierno de Venezuela haya sido elegido libremente por el pueblo venezolano y ratificado una y otra vez durante más de una década los tiene sin cuidado. Los próceres de los derechos humanos de la UDI y la DC viajaron a Venezuela no a respaldar los derechos humanos del pueblo venezolano sino a respaldar el poder burgués: el paramilitarismo, la corrupción generada para profitar sin medida de la riqueza petrolera. El tal López los tiene sin cuidado. Se desharán de él si lo pueden convertir en un «mártir de la libertad». Ya el gobierno venezolano lo salvó de un intento en este sentido. El alarde que hacen en la derecha chilena y el imperialismo es sólo una medida del nivel de su hipocresía. Su furor humanitario no descansa en fines altruistas sino en la férrea defensa del capital y en la mantención de sus obscenos privilegios de clase.
[i] El Mercurio A 6, 5 de octubre de 2014.
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