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El revolcón que generó la recaptura de Jesús Santrich en el país, pone la lupa en el tipo de democracia que se cimienta en Colombia

Vicisitudes de un intento de extradición

Fuentes: Prensa Rural

Con la recaptura de Jesús Santrich se evidencia un manoseo desde el Gobierno nacional a la independencia de los poderes públicos y el acatamiento de sus decisiones, la intención de acabar con los compromisos acordados en el proceso de paz, y la voluntad de entregar la soberanía a los intereses gringos. El calificativo de «República […]

Con la recaptura de Jesús Santrich se evidencia un manoseo desde el Gobierno nacional a la independencia de los poderes públicos y el acatamiento de sus decisiones, la intención de acabar con los compromisos acordados en el proceso de paz, y la voluntad de entregar la soberanía a los intereses gringos.

El calificativo de «República Bananera» que se ha usado desde el siglo XIX, para referirse de forma peyorativa a los países influenciados por EE.UU., cuya suerte estaba dada a la corrupción, la pobreza e inestabilidad democrática, fue traída por Jesús Santrich a la audiencia en donde se le pretendían presentar las nuevas pruebas que justifican su recaptura.

La firmeza de la JEP

La libertad que le concedió la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, a Santrich es un ejercicio de respeto a la soberanía del país y al fuero interno en cuanto justicia especial, creada para garantizar la verdad y la justicia sobre el conflicto interno, en el marco del proceso de paz, y que no ha gustado mucho en aquellos sectores que hoy pretenden acallarla, pues esa misma justicia iría tras los autores intelectuales de diversos crímenes que hoy salpican las cúpulas militares, a congresistas y miembros del gabinete del nuevo gobierno. Lo de Santrich hoy representa un saboteo a los acuerdos de paz, y tiene una evidente intención de imponer, desde el Centro Democrático, la continuidad de la guerra en Colombia.

VOZ dialogó con Benedicto González, dirigente del partido FARC, quien reemplaza a Santrich en la curul del Congreso: «Santrich está en el centro de unos intereses políticos que quieren acabar con el proceso de paz y con la JEP por parte de sectores que tendrían que compadecer ante ella, sobre algunos hechos del conflicto. Hay más de 300 paramilitares que están pidiendo compadecer ante esta instancia para contar la verdad sobre sectores políticos que promovieron o financiaron el fenómeno paramilitar y eso le quita el sueño a más de uno».

Desde inicios del proceso del que fue absuelto por la JEP, la defensa del exguerillero ha denunciado que además existe una serie de irregularidades que han estado permeadas por la ilegalidad, dado el ocultamiento predeterminado de pruebas. Los nuevos videos con los que se le pretende quitar su libertad carecen de procedimientos legales por parte de la Fiscalía General de la Nación y la DEA, y configuran una violación a la soberanía nacional por parte del gobierno de Trump, en la medida en que nunca se autorizó a la inteligencia de ese país realizar procesos de investigación en Colombia.

Debilidad en las instituciones

El pasado 14 de mayo, la JEP le concedió la libertad a Santrich, pero esta se dio hasta tres días después, luego de que la defensa se viera obligada a interponer un hábeas corpus para que este procedimiento se hiciera efectivo por parte de las autoridades competentes. Este mismo tiempo se utilizó para generar un estado de alerta sobre un posible estado de conmoción, promovido desde el Centro Democrático, para negar el papel y la decisión de la JEP, y por encima de la justicia especial, pedir la extradición del acusado.

Según relata Benedicto, desde la dirección de la cárcel La Picota se llevó a cabo «un sabotaje, desacato e incumplimiento a la decisión de la JEP, como del cumplimento del hábeas corpus que ordena la libertad de Santrich, y que a la vez, abre un proceso disciplinario para quienes desacataron dicha orden. Estamos hablando de que el jueves, el director de La Picota, en las horas de la tarde, había firmado la orden de libertad, pero no se explica cómo es que solo hasta el viernes se le otorga su salida».

Para la defensa y para la misma Farc, técnicamente no hubo una recaptura, porque Santrich nunca estuvo libre: «La orden impartida de manera perentoria por el hábeas corpus, no se hizo efectiva. Lo que sucedió fue un simulacro de trasladarlo custodiado hasta la puerta de la cárcel y, luego de leerle una nueva orden, lo trasladaron al helicóptero. Es decir, nunca gozó de su libertad. Este es el argumento de la defensa para solicitar la ilegalidad de la captura en la primera audiencia que se llevó en la Clínica Méderi. Y, hay que decir, que el papel de la jueza es nefasto. Se nota que hay una decisión política detrás».

Por otra parte, se cuestiona el papel que ha jugado la Procuraduría General de la Nación en el proceso, pues hubo cambio del procurador de turno que atendió en un primer momento el caso, y que ante la evidencia de la ilegalidad de la captura había apelado la decisión. Para Benedicto: «La Procuraduría, tomó una decisión política desde el despacho del propio procurador Carrillo, en el sentido de que, interrumpió la labor de un procurador de turno que apela la decisión de la jueza, y lo releva por dos procuradores que tienen una inclinación política en contra de la paz. Sabemos que el procurador Carrillo, es un hombre que tienen compromisos con el gobierno de EE.UU. Este proceso no es contra Santrich, es contra la paz y contra la JEP.»

La defensa de Santrich es a la paz

Si hay un sector político en el país al que el gobierno le ha fallado ha sido a las FARC. A pesar de los múltiples incumplimientos con lo acordado, pero para Benedicto: «La FARC, sigue en función de cumplir, pero eso se deriva del cumplimiento del acuerdo en general que implica garantías físicas, jurídicas y socio-económicas y nada de esto ha venido garantizando el Gobierno».

En la audiencia del 20 de mayo, la defensa logró interponer dos recursos. «Por un lado, el del conflicto de competencias que obligó a la jueza a trasladar el expediente a la Corte Suprema y otro, el de la recusación a la jueza por haber prejuzgado, pues una vez concluida la audiencia de legalización de captura y con las actas abiertas, se atrevió a decir que había pruebas suficientes para considerar que Santrich era culpable del delito de narcotráfico, cuando el caso no estaba en la etapa del debate probatorio. Con estos dos elementos se suspende la audiencia y que la Corte resuelva», afirma Benedicto.

Para la defensa, este proceso será largo y quienes han hablado con él lo ven tranquilo y muestra mejoras en su salud. Por ahora, comenta su compañero de luchas: «Está neutralizada la decisión de extradición a no ser que Duque escuche a Uribe y declare la conmoción, y lo extraditen por encima de cualquier decisión jurídica.»

La dignidad de un revolucionario

Es de resaltar que mientras Jesús Santrich estaba en su celda, conoció los rumores de que se estaba fraguando una posible extradición. Posterior a ello, se supo de unas heridas que él mismo se habría proporcionado.

Esta información la ratificó Iván Cepeda, quien lo visitó en la Clínica Méderi, adonde fue trasladado: «Se trató de un intento de suicidio que fue descubierto por un guardián», según le relató Santrich al congresista, tan pronto conoció del complot, ingresó a un baño y, con una hojilla de afeitar, se laceró. Según Iván Cepeda, Santrich aseguró que, «nunca ha hecho un negocio ni legal ni ilegal y que no va a terminar como narcotraficante, así que antes de llegar a ser extraditado está dispuesto a quitarse la vida». Lo anterior refleja una decisión de dignidad de un revolucionario y luchador por la paz.

Mientras transcurrían estos hechos, cientos de personas llegaban al bunquer de la Fiscalía, a la Méderi y al juzgado para acompañarlo y dar un mensaje en favor de la paz y de la JEP.

Semanario VOZ

Tomado de https://prensarural.org/spip/spip.php?article24368