Mauricio Armitage, nuevo Alcalde de Cali a partir del 1 de enero, propone el emprendimiento neoliberal a una ciudad agobiada por el alza permanente de las tarifas de agua, luz, aseo, gas y transporte; por el caos del MIO y por la rampante inseguridad en los barrios. Hay que organizarse y salir a la movilización […]
Mauricio Armitage, nuevo Alcalde de Cali a partir del 1 de enero, propone el emprendimiento neoliberal a una ciudad agobiada por el alza permanente de las tarifas de agua, luz, aseo, gas y transporte; por el caos del MIO y por la rampante inseguridad en los barrios.
Hay que organizarse y salir a la movilización popular.
Con esta columna damos inicio a una aproximación crítica sobre la realidad de las más importantes ciudades colombianas con ocasión del inicio de los nuevos gobiernos locales.
El municipalismo democrático es un campo de movilización popular que debe aportar a la construcción de la paz y la democracia ampliada.
Desde el 1 de enero del 2016 despegan nuevas administraciones municipales y departamentales por toda Colombia.
La vida y la conquista de derechos sociales, políticos y económicos deberá desplegarse en el ámbito territorial. La paz se debe construir desde lo local y lo regional, de la mano de las nuevas autoridades.
En Cali resulto electo para gestionar la ciudad Maurice Armitage, un empresario de la siderurgia, con amplia trayectoria y reconocimiento entre la población.
Cali es la tercera ciudad del país, fundada en 1536 por Sebastián de Belalcazar, en el 2016 completara 479 años de vida.
Tiene una población de 2 millones 400 mil habitantes, y en el área metropolitana, que incluye los municipios cercanos de Palmira, Jamundi, Candelaria, Yumbo, Vijes y La Cumbre, viven más de tres millones de personas.
La ciudad está dividida en 22 comunas, 15 corregimientos y 249 barrios.
Más de 500 mil personas se debaten en la pobreza extrema y cerca de dos millones de ciudadanos son afectados por la inestabilidad socio económica.
En Cali hay cerca de 100 mil personas desplazadas por la violencia de los grupos paramilitares, que han llegado desde los departamentos de Nariño, Cauca, Putumayo, Caquetá y las áreas rurales del Valle del Cauca.
Las elevadas tarifas de los servicios de agua, luz, telefonía y gas, son un verdadero infierno para millones de caleñas y caleños en la actualidad.
Hay alzas en cascada de tales servicios y la Empresa de Servicios Municipales/EMSIRVA, es un descalabro financiero, con deudas superiores al billón de pesos, la cual es manipulada por la peor politiquería, en la que se enriquecen los caciques y gamonales de todos los pelambres, incluidos los senadores y directivos del Polo democrático del Valle del Cauca.
El caos y mal servicio del transporte masivo MIO es una verdadera pesadilla para millones de usuarios.
La inseguridad en los barrios es violenta.
El desempleo es un cáncer y los problemas de la educación y la salud, carcomen las condiciones de existencia de las caleñas y caleños con mayores carencias.
Maurice Armitage ha llegado al primer cargo del gobierno municipal con un Programa que postula las siguientes alternativas (http://bit.ly/1hjggZX):
Una propuesta para una Cali amable y sustentable mediante: a) La prioridad y fortalecimiento del MIO; b) Movilidad a tiempo, sostenible e incluyente; c) la promoción del ordenamiento territorial, la planificación del territorio y la integración regional; d) la vivienda mejor para disfrutar a Cali; e) la recuperación y salvación de los recursos naturales; f) la educación y la cultura de responsabilidad ambiental con enfoque de la gestión del riesgo; g) Empresas publicas eficientes y patrimonio público; y h) una Cali emprendedora y pujante.
Una propuesta para una Cali emprendedora y pujante mediante: a) la creación de condiciones para la generación de ingresos, empleo y emprendimiento; b) la promoción de las zonas de vocación económica, el talento humano, el mercadeo de ciudad y la capacidad institucional; c) el apoyo a sectores que pueden transformar la economía caleña; y c) Cali empresa turística y cultural.
Una Cali pacifica, segura y reconciliada mediante: a) Seguridad con prevención social y situación del delito; y b) convivencia y reconciliación como principal activo social.
Propuestas para una Cali social y diversa a través de : a) Cali sin hambre; b) educación pública con cobertura, calidad, equidad y pertinencia; c) Cali vibra y crece con la cultura y el arte; d) deporte, actividad física y recreación para un futuro mejor; e) Salud pública de primer nivel, oportuna y confiable; f) juventud caleña y generación del cambio; g) Cali afroinfluyente y afroincluyente; h) promoción de la autonomía de las mujeres y equidad de género; i) Cali con saberes indígenas y cabildos fortalecidos; j) superando barreras para la población con discapacidad; k) promoviendo los talentos y derechos de la comunidad LGBTI; l) logros sociales poblacionales; y m) protección animal.
Una Cali con responsabilidad cívica y social mediante: a) la cultura ciudadana para ser mejores caleños; b) la ciudad también puede educar y formar mejores caleños;
Una Cali participativa y bien gobernada con: a) gerencia pública basada en resultados, la participación y la defensa de lo público; y b) modernización institucional con transparencia dignificación del servicio público.
Se trata de un modelo de desarrollo bastante impregnado por las claves del emprendimiento neoliberal y la magia del mercado, que en últimas termina favoreciendo los más ricos y privilegiados de la sociedad.
Aun así para los movimientos sociales y las subjetividades políticas comprometidas con la defensa de los derechos colectivos es conveniente elaborar los memoriales con las reivindicaciones más sentidas de las familias en condiciones de pobreza, segregación y exclusión.
La prioridad consiste en fomentar, mediante los medios y sistemas de comunicación, la organización y acción de los diversos grupos sociales que se asientan en barrios en condiciones de informalidad como Brisas de Comuneros, Brisas de las Palmas, El Valladito, Cabildo Indígena Alto Nápoles, Belisario Betancourt y los más de 110 asentamientos populares informales que existen hoy en la ciudad.
Tal como lo señala recientemente un cronista de Cali (http://bit.ly/1SmJshr), como si se tratara de una especie de emparedado, Cali tiene bien demarcada sus zonas de desarrollo y de exclusión. Los dos extremos al occidente y al oriente son las partes de mayor densidad poblacional y pobreza, dejando un corredor central de norte a sur rico y planificado. Estas características se ponen cada vez más en evidencia por la incorporación a ultranza de los grandes proyectos de renovación urbana -GPU- y la imposición del ordenamiento territorial.
Cali ha sido receptora de población desplazada y migrante desde los años cincuenta. El flujo de familias que se establecieron en terrenos baldíos, privados y ejidales de la ciudad fue formando una vasta red de construcciones que, años después, fueron legalizadas e incorporadas a los planes y planos de la ciudad.
Fue así como el Distrito de Aguablanca y Siloe se convirtieron en sectores reconocidos y legalizados. Sin embargo, el arribo de migrantes de otros territorios ha sido continuo, así como la construcción de nuevos asentamientos.
«La inoperancia estatal es una constante que se materializa en la poca o nula capacidad de generar políticas para atender este fenómeno. Eso genera un alto déficit de vivienda debido a una total falta de planificación.
«En el Estudio de Actualización del Déficit de Vivienda en Cali se encontró que la población presente en asentamientos de desarrollo incompleto es de 169.163 habitantes distribuidos en 36.426 viviendas, es decir, el 8,2% de la población urbana. Según estadísticas de la Secretaría de Vivienda Social, en 2011 el número de grupos familiares se elevó a 8.676, que residen en más de 46 asentamientos ilegales y que, según cada gobierno de turno, «requieren ser reubicados».
Esta situación general de la vivienda informal tiene historias diversas en tiempo y conformación, con un factor común: el desplazamiento forzado.
«En el margen occidental, en la base de los cerros que protegen la ciudad, hay sectores que se asentaron hace 20 años, como La Choclona, que hoy cuenta con más de 160 familias. Algunos son actuales, como El Árbol, que en 4 años registra más de 200 familias. En esta zona de la ciudad uno de los primeros asentamientos fue el de Los Chorros, hace alrededor de 30 años; en la actualidad contiene 5.000 familias. Otro de los más recientes es el asentamiento indígena en Alto Nápoles, construido por alrededor de 100 familias Nasa que llegaron a la zona cinco años atrás.
En Cali, si no llueve, falta el agua… y si llueve también.
Cali ciudad- región neoliberal.
«Es importante saber que Cali y su Área Metropolitana, se consolida como eje del modelo de ciudad-región en el denominado G11 (agrupación programática para el desarrollo de proyectos económicos en 11 municipios del Valle), cuyo objetivo es configurar el Valle del Cauca para el mercado internacional. Mientras tanto, sus habitantes sufren una grave crisis de servicios públicos: no tienen agua (http://bit.ly/1SmJshr).
«Acorde a los intereses expresados en el G11, desde 1998 se están implementando políticas neoliberales a través de Grandes Proyectos Urbanos como el sistema de transporte SITM-MIO, el llamado Plan 21 Megaobras y futuros Planes Estratégicos como el Jarillón Río Cauca PJAOC, Renovación Centro Ciudad Paraíso, Corredor Verde, Corredores Ambientales, Ecoparques, la Base Aérea Marco Fidel Suárez y la Zona Educativa del Sur.
El desgobierno y la crisis que estos planes generan en las grandes ciudades de Colombia es tal, que llegó el día en que los pobladores urbanos están saliendo a las calles para reclamar, entre todos los demás derechos vulnerados, algo tan básico como la distribución del líquido vital». (http://bit.ly/1SmJshr).
Con el nuevo gobierno de Armitage, lo que procede es la organización y movilización de las mayorías sociales para hacer de Cali una ciudad de los derechos y garantías para los mas débiles.
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