Cualquier enciclopedia, la Larousse por ejemplo, proporciona un par de acepciones de «utopía» que convienen a la novela de Manuel Talens que hoy recomiendo: «Plan ideal de gobierno, en el que todo está perfectamente determinado». Y «cualquier plan o sistema bueno y halagüeño, pero irrealizable». Claro que, también podemos toparnos con una apostilla a ambas […]
Cualquier enciclopedia, la Larousse por ejemplo, proporciona un par de acepciones de «utopía» que convienen a la novela de Manuel Talens que hoy recomiendo: «Plan ideal de gobierno, en el que todo está perfectamente determinado». Y «cualquier plan o sistema bueno y halagüeño, pero irrealizable». Claro que, también podemos toparnos con una apostilla a ambas definiciones, según la cual ese proyecto irrealizable, imaginario, exige una revalorización crítica que plantee un horizonte de superación al límite de las posibilidades humanas. La utopía puede no hallarse en parte alguna, pero no por ello debe dejar de ser una aspiración ineludible.
Manuel Talens sitúa su última novela en un lugar imaginario que es el cielo cristiano: como decir en ningún sitio. Y su héroe es nada menos que el Arcángel San Gabriel, el mismo que anunció a María la concepción del hijo de Dios, del Verbo, destinado a redimirnos del pecado original que se narra en el Génesis. Ahora bien, ese pecado original fue causado por un error del propio Dios a la hora de disponer las cosas de la Creación y decirle a los hombres: «Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla, y señorear en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra». ¿Qué fue eso -se pregunta Giordano Bruno en La cinta de Moebius– «sino una absurda y ambigua orden divina, el visto bueno de Dios para que algunos hombres se arrogasen el derecho a poseer por sí solos lo que en buena ley hubiese debido ser de todos? En otras palabras, Dios creó al mismo tiempo el pecado y al pecador».
No es extraño pues que un Dios tan torpe delegue su poder en una jauría de Papas de la Iglesia romana y acabe enfermo de Alzheimer y reducido a vida vegetativa. En el cielo de Talens se reproduce la misma lucha de clases que Marx predijo y analizó en la Tierra, y ese enfrentamiento, paralelo al que protagonizamos en el mundo de los vivos, tiene lugar a una escala en la que la informática e internet ocupan el lugar de la divinidad comatosa. El análisis que de la realidad terrestre llevan a cabo los rebeldes celestiales no puede ser más pesimista. Los informes redactados por los arcángeles enviados a analizar el mundo mortal (la jerarquía católica, el conflicto entre Israel y Palestina, el continente africano, la globalización neoliberal, los medios de información o las fuentes de energía) no dejan lugar a dudas: hay que empezar de cero y reescribir el Génesis. He ahí la utopía.
A la inteligente radicalidad de los planteamientos ideológicos, Talens une el experimentalismo literario. La cinta de Moebius es un libro -una novela, sin duda- estimulante por inclasificable. Narración y ensayo. Libelo político. Parodia. Humorada demoledora. Experimento tipográfico. Literaturización del lenguaje de la red. Bibliografía sugestiva. Exponente, sin duda, de un nuevo género que, como apunta la editorial jiennense en la contraportada -el trabajo de edición ha sido muy cuidado-, podemos llamar «teología ficción», y que el lector verdadero no debe perderse.
José Giménez Corbatón
Cuaderno de Artes y Letras nº 210, página 2
Heraldo de Aragón, 7 de febrero de 2008
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Manuel Talens: «Lo de los ángeles no es una moda pasajera, es eterna»
Manuel Talens (Granada 1948) es narrador, traductor y comentarista político en los medios alternativos de lengua española, principalmente en www.rebelion.org, donde coordina el equipo de traductores. Es también miembro fundador de www.tlaxcala.es, la red de traductores por la diversidad lingüística. Ha publicado las novelas La parábola de Carmen la Reina e Hijas de Eva y los libros de relatos Venganzas, Rueda del tiempo (Premio Andalucía de la Crítica 2002) y La sonrisa de Saskia y otras historias mínimas. Ahora publica una nueva novela, La cinta de Moebius, editada por la jiennense Alcalá Grupo Editorial.
-¿Dónde se desarrolla la acción de La cinta de Moebius, su último libro?
-Puede parecerle insólito, sobre todo si se lo dice un reconocido ateo como yo, pero se desarrolla en el cielo, entre Dios, los ángeles, las almas de los justos… y de los menos justos.
-Fábula de teología ficción es una de las calificaciones que se da de su obra. ¿Como se le ocurrió la trama?
-Pues de hilo en ovillo, como suele suceder con todas las historias. Pretendía escribir una novela contra los fundamentalismos religiosos que agobian a las sociedades de cultura judeocristiana, como la nuestra. Pero no deseaba que mi libro fuese algo explícitamente anticlerical, porque eso de comerse a los curas está muy visto e incluso ha sido ideológicamente recuperado por la izquierda derechizada que padecemos, esa que va de laica por la vida pero al mismo tiempo no se atreve a cortarle el grifo económico a la Iglesia católica, que es uno de los auténticos ejes del mal. Así que supuse que sería más eficaz ir a la raíz de las cosas, los textos bíblicos, es decir, a las bases teóricas sobre las que se asienta el aparato cultural y social del catolicismo. Una vez en ello, me di cuenta de que un buen ataque epistemológico no consiste en decir: «Este libro, la Biblia, es una espléndida novela de novelas, pero su entramado sobrenatural es falso», porque eso lo
Presentación de La cinta de Moebius en Madrid el 31 de enero de 2008. De izquierda a derecha, Antonio Fraguas «Forges», Abbé Nozal, Manuel Talens, Rafael Ceballos y Alfonso Fernández Burgos. |
dice cualquiera.
-¿Cuál fue su estrategia?
-Mi estrategia consistió en tratarlo como si fuese verdad, sólo que al mismo tiempo le apliqué los principios de la ciencia, más concretamente de la Medicina, con lo cual el efecto cómico de ver a Dios diagnosticado de Alzheimer o de analizar en un laboratorio, como hacen los médicos con cualquier paciente, el contenido de una botella de rioja convertido en sangre de Cristo tras la consagración, es irresistible. Le recuerdo que una tontería tan supina como la transubstanciación se repite a diario en miles de misas a través del mundo y que quienes a ellas asisten no parecen extrañarse de algo tan absurdo. El resto de la novela, que no se lo voy a contar, refleja mi idea de por qué en este planeta somos tan olvidadizos de nuestra propia historia y cuáles son las causas que nos están llevando a la destrucción. En el fondo, cuando hablo de ángeles en realidad estoy hablando de seres terrenales, de carne y hueso, que son los más peligrosos.
-¿Están de moda los ángeles?
-Le sorprendería saber que Abbé Nozal, el ilustrador de la cubierta de La cinta de Moebius, con quien me unen lazos no sólo de amistad sino también de concordancia ideológica, organizó hace años un congreso de angelología en plan francachela y recibió cientos de ponencias muy serias de todo el mundo. Lo de los ángeles no es una moda pasajera, sino eterna, como ellos mismos.
-¿Qué fue lo que le motivó a escribir este libro?
-No he escrito nunca una sola línea que no busque indagar en algo que me preocupa o no entiendo bien. Escribir es un acto de conocimiento. En este caso, deseaba sistematizar mis ideas sobre el desastroso mundo en que vivimos.
-¿Hay un interés especial del lector por temas bíblicos?
-No lo sé. Como le digo, escribo para saber y sólo después de haber sabido hago partícipe al lector del resultado de mis indagaciones. Ésa es la diferencia entre escribir bestsellers, que ofrecen lo que el público ansía leer, y escribir literatura. Por otro lado, la segunda mitad de mi novela se ocupa en gran medida de asuntos auténticamente terrenales y de actualidad, no bíblicos.
-¿Qué ha querido transmitir al lector con esta obra?
-Los escritores somos gente narcisista. Nos encanta contar lo que pensamos sobre lo humano y lo divino. No soy una excepción.
-Usted ha traducido, entre otros, a escritores como Georges Simenon, Edith Wharton, Blaise Cendrars y Derek Walcott. ¿Qué ha aprendido de ellos?
-¿Sabe? La mejor manera, la más profunda de leer un libro consiste en traducirlo, porque uno se ve obligado a detenerse en cada frase para entenderla antes de trasvasarla a otra lengua. Cuando, como es mi caso, el traductor es también escritor, se encuentra en la privilegiada posición de descubrir las claves narrativas del autor que traduce, tanto para imitar las de los buenos como, sobre todo, para desechar las de los mediocres.
María Aldea
Diario Jaén, miércoles 6 de febrero de 2008
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Videoclip de la presentación de La cinta de Moebius en la Librería Fuentetaja de Madrid el 31 de enero de 2008 (Casibien Producciones):
Próximas presentaciones de La cinta de Moebius en España:
Lunes 11 de febrero: Málaga, Librería Cinco Echegaray, Calle Echegaray 5, a las 20:00 horas. La presentación correrá a cargo, junto al autor, de Inmaculada Jabato, periodista de Canal Sur, y Rafael Ceballos, editor.
Martes 12 de febrero: Sevilla, Librería Beta Imperial, Calle Sierpes 25, a las 19:30 horas. La presentación correrá a cargo, junto al autor, de Francisco Correal Naranjo, periodista, y Rafael Ceballos, editor.
Miércoles 13 de febrero: Córdoba, Librería Beta, Calle Córdoba de Veracruz 2, a las 20: horas. La presentación correrá a cargo, junto al autor, de Pedro Poyato, profesor de la Universidad de Córdoba, y Rafael Ceballos, editor.
Lunes 18 de febrero: Valencia (se notificará).
La cinta de Moebius, de Manuel Talens. Alcalá Grupo Editorial 2007. Colección Libros Gran Reserva nº 6, 187 páginas.