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¿ Viraje de Uribe Vélez?.

Fuentes: Rebelión

Después de su reelección el pasado 28 de mayo para un segundo periodo presidencial, con lo cual completará 8 años como gobernante del Estado colombiano, y en vísperas de su posesión el próximo 7 de agosto, diversos medios y analistas del acontecer político nacional han insinuado «un viraje» en el estilo de gobierno de Alvaro […]

Después de su reelección el pasado 28 de mayo para un segundo periodo presidencial, con lo cual completará 8 años como gobernante del Estado colombiano, y en vísperas de su posesión el próximo 7 de agosto, diversos medios y analistas del acontecer político nacional han insinuado «un viraje» en el estilo de gobierno de Alvaro Uribe Vélez.

Una vez alcanzada su reelección con cerca de 7 millones 500 votos, producto de la manipulación mediática, la presión paramilitar a los electores, el fraude electoral, las ventajas burocráticas, el asesinato de lideres populares, los halagos presupuestales y la persecución de las fuerzas opositoras, los medios de comunicación dominantes y su staff de columnistas sugieren un replanteamiento en la forma de gobernar del reelegido presidente, para hacerla menos intransigente, mas abierta y conciliadora frente al conflicto armado para alcanzar su solución por la vía de la negociación política.

En apoyo de su conjetura, los editorialistas indican que en su «nueva etapa» Uribe Vélez se muestra dispuesto a realizar el intercambio humanitario para resolver la difícil situación en que se encuentran centenares de colombianos retenidos desde hace varios años por las FARC, a cambio de los cuales el grupo guerrillero pide la excarcelación también de cientos de sus combatientes recluidos por largo tiempo en prisiones gubernamentales de alta seguridad; de igual manera ha insinuado la posibilidad de reconocer explícitamente la existencia de un conflicto armado que requiere de una solución política negociada con las FARC, a lo que se negó tercamente en su primer periodo gubernamental; igualmente se argumenta que el jefe de La Casa de Nariño ha modificado radicalmente su tirante relación con el Presidente Hugo Chávez para dar vía libre a una serie de acuerdos estratégicos para la construcción de gasoductos y poliductos entre las dos naciones, en el marco de una nueva política internacional que asume la multipolaridad, alejada de la estrecha dependencia de Washington y el control del gobierno de Bush, que considera a Uribe su principal socio y aliado en América del Sur para el logro de sus objetivos imperialistas mediante los Tratados de Libre Comercio y la intimidación militar; de la misma manera se cita el marco de relaciones amistosas entre Bogotá y La Habana y los pronunciamientos de altos funcionarios colombianos y cubanos en favor de ampliar las relaciones políticas, económicas y culturales entre los dos Estados; para completar se insiste que el nuevo gobierno de Uribe focalizará su gestión en la solución de los graves problemas sociales que afectan a cerca de 35 millones de ciudadanos sumidos en la pobreza, la miseria, la exclusión, el desempleo, la insalubridad, el analfabetismo y la marginalidad.

Frente a tal planteamiento es importante formularse las siguientes preguntas: ¿Renunció la oligarquía dominante a su objetivo estratégico para derrotar por la vía militar y violenta el movimiento insurgente revolucionario que encabeza las FARC? ¿Descartó Uribe Vélez su regresivo proyecto de reorganización fascista del Estado y el régimen político para consumar el dominio de multinacionales imperialistas, banqueros, terratenientes, paramilitares, narcotraficantes y de la oligarquía norteamericana que patrocina la globalización neoliberal? ¿Cancelará Uribe Vélez el Plan Colombia y el Plan Patriota financiado por los gringos como plataforma de sus políticas expansionistas en Sur América? ¿Anuló la clase dominante el leonino Tratado de Libre Comercio firmado con el gobierno de Washington? ¿Se sintonizo AUV con millones de colombianos que exigen la solución de sus más críticos problemas? ¿Abandono la elite dominante en Bogotá sus descarados planes, como instrumento de Bush, para atacar y aplastar la revolución bolivariana de Venezuela que lidera el presidente Chávez? ¿Ingreso AUV al campo de defensores de la revolución cubana? ¿Se independizó el Presidente de Colombia de los mandatos del gobierno imperialista norteamericano? ¿Se anularan en los próximos cuatro años los privilegios legales y políticos otorgados a los paramilitares para dejar en la impunidad sus horrorosos crímenes de lesa humanidad? ¿Se respetarán los derechos de la oposición democrática y cesaran los asesinatos de lideres sindicales y populares y se velará por la estricta vigencia de los derechos humanos?

Por supuesto que nada va a cambiar en el «nuevo gobierno» de Uribe Vélez. Las cosas seguirán iguales y van a empeorar. Todo se reduce a una operación de medios de comunicación para perfilar una variación táctica en la gestión narcoparamilitar del poder.

El fracaso de la guerra contra el movimiento insurgente revolucionario de las FARC-EP, en la cual se han despilfarrado inmensos recursos fiscales; el fortalecimiento militar, político, territorial y de masas de las fuerzas guerrilleras; la consolidación de la revolución bolivariana en Venezuela; el amplio prestigio de la revolución cubana y de su líder Fidel Castro; el desprestigio internacional del gobierno de Bush y la ruina de sus guerras neocoloniales; la aberrante impunidad otorgada a los paramilitares; el empeoramiento de las condiciones sociales de millones de personas, inducen la operación mediática para presentar un rostro más tolerante del despótico régimen político colombiano.

Sin embargo, los hechos pueden más que la retórica y manipulación. Las primeras medidas que se proponen en la gestión gubernamental se encargan de mostrar que no existe ningún viraje en el gobierno fascista y su jefe ultra conservador.

El nuevo Ministro de la Defensa ha dicho que los planes de guerra continuaran y para el efecto anuncia la conformación de nuevos comandos especiales para asesinar a los jefes guerrilleros.

La aspersión con glifosfato del Parque La Macarena, un patrimonio ecológico amazónico que será destruido en cosa de 6 días, para erradicar los cultivos de coca, es anunciado por corruptos jefes policiales como si se tratara de una arrolladora victoria, cuando la realidad es el fracaso estrepitoso de una errada política frente al narcotráfico, según lo certifican los organismos de Naciones Unidas que atienden este asunto.

El inicio del proceso de privatización de ECOPETROL, la más importante empresa estatal, confirma la ruta neoliberal de la política económica.

La liquidación del Seguro Social profundiza la mercantilización del derecho a la salud, entregado a la voracidad y corrupción de las mafias políticas y paramilitares.

La reforma tributaria incrementará el privilegio de los oligarcas al recortar el impuesto a las rentas y generalizar los impuestos indirectos como el IVA.

Por último, la movida frente al Presidente Chávez y Cuba y la pretendida multipolaridad de la nueva política internacional de Bogota, no es más que un simulacro para evitar un mayor aislamiento internacional de la elite colombiana.

Al iniciarse el nuevo periodo presidencial de Uribe Vélez, su proyecto fascista y pro gringo esta vigente. Con el control de todos los resortes del poder los planes del clan dominante se impondrán prioritariamente.

Desde luego, la resistencia popular crecerá y con la lucha de masas hará retroceder todas las medidas regresivas. La verdadera oposición al régimen narcoparamilitar tiene en la movilización de masas su principal herramienta de lucha y confrontación del poder oligárquico dominante. Es lo que nos está enseñando el pueblo de Mexico, de donde tenemos bastante para aprender.