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Y llegó el 9 de abril con la paz en traje de gala, no de seda

Fuentes: Rebelión

Ríos humanos corren por toda la geografía nacional engrosando la gran movilización del 9 de abril por la paz con justicia social y para salir del neoliberalismo. Campesinos salidos de los puntos más distantes de la geografía nacional y en un esfuerzo heroico comprometen su conciencia y voluntad con el proyecto emancipatorio que acompaña los […]

Ríos humanos corren por toda la geografía nacional engrosando la gran movilización del 9 de abril por la paz con justicia social y para salir del neoliberalismo.

Campesinos salidos de los puntos más distantes de la geografía nacional y en un esfuerzo heroico comprometen su conciencia y voluntad con el proyecto emancipatorio que acompaña los diálogos de paz en La Habana. Igual actúan trabajadores, mujeres, estudiantes y ciudadanos agotados con el infierno de la guerra que la oligarquía de este país mantiene a perpetuidad.

La paz se adereza y llega con traje de gala a una celebración histórica en la Plaza de Bolívar de Bogotá.

Ha sido encomiable e inteligente el trabajo de la Marcha Patriótica y sus principales líderes, de Progresistas, del Congreso de los pueblos, de los sindicatos, de los liberales progresistas, de los conservadores modernos, de la iglesia, de las iglesias y de millares de organizaciones populares concertadas para este objetivo de dar legitimidad a los diálogos de paz que se realizan en Cuba.

No participan los eternos promotores de la violencia, la ultraderecha recalcitrante y ciertas perlas cargadas de dogmatismo y sectarismo adobado con argumentos de extremaizquierda trasnochada.

La paz adquiere el tamaño del sueño gaitanista, se alimenta de las fuentes esenciales de nuestra mentalidad. Y si Santos concurre para confundirse con el caudal popular, lo mismo significa una rectificación histórica que no se puede omitir. No es que el 9 de abril sea santista sino que el santismo determinó corregir la contravía.

El que no vea eso es porque está ciego o sufre de una tremenda enfermedad política llamada sectarismo/dogmatismo. Por nuestra parte hace rato nos curamos de esos males.

Por encima de todo está la paz de Colombia y los enormes potenciales de la misma par avanzar en la salida del neoliberalismo que destruye socialmente a nuestra nación.

En suma, no es de seda que llegará vestida la paz a la Plaza Mayor de la Capital. Porque allí se encontrarán los que son, incluido el Presidente Santos que cada vez se decide más por la paz y la salida efectiva del conflicto social y armado.

Asumir ese hecho es lo que demanda un principio elemental de realidad política.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.