Es indudable que el conflicto colombiano salió hace años de la lejana manigua y entró en una etapa que afecta a un mayor número de comunidades, ciudades, sectores sociales y países vecinos. Y que el secuestro es inaceptable lo mismo que cualquier acción que llevada a cabo en forma indiscriminada afecte a la población no […]
Es indudable que el conflicto colombiano salió hace años de la lejana manigua y entró en una etapa que afecta a un mayor número de comunidades, ciudades, sectores sociales y países vecinos. Y que el secuestro es inaceptable lo mismo que cualquier acción que llevada a cabo en forma indiscriminada afecte a la población no participante militarmente en el conflicto. Y en esto van los ataques con cilindros a puestos militares ilegal y cobardemente situados en medio de poblaciones, como también los ataques aéreos indiscriminados, las retenciones y las detenciones masivas, los genocidios, las desapariciones, las ejecuciones extrajudiciales, los magnicidios, la eliminación de la oposición, la matanza de los sindicalistas, las torturas, etc. etc.
Por ello en esta hora de escándalo, condenas, rasgaduras de vestiduras y exaltación extrema del patrioterismo por las declaraciones de Hugo Chávez quien propone que para buscar la paz es necesario levantarle a las FARC y al ELN el calificativo de «terroristas», que les fue impuesto por Bush, Uribe y la Unión Europea, es bueno reflexionar sobre quiénes son los abanderados de la lucha antiterrorista:
¿Podrá ser un sincero combatiente y líder de la lucha antiterrorista George Bush, carnicero de Iraq, torturador de Guantánamo, inspirador de Bin Laden y jefe del imperio que ha llevado el terror y la muerte a decenas de países? ¿Pueden serlo los estados europeos cómplices de estos crímenes?
¿Serán emblemas de la lucha antiterrorista los siniestros agentes de la CIA expertos en golpes de estado, profesionales del complot, del secuestro, la tortura y las desapariciones?
¿Pueden ser adalides de la lucha antiterrorista los creadores en Colombia de las temibles y siniestras Convivir, testaferría legal de las bandas paramilitares, y culpables de miles de horrendos crímenes, torturas, desapariciones, desplazamiento forzado, decapitaciones y otros crímenes de lessa humanidad? Podrán serlo sus testaferros políticos, presos o en ejercicio parlamentario? ¿O los Fiscales que cubrieron de impunidad sus crímenes? ¿O las multinacionales que se enriquecieron bajo su protección? ¿O los medios que silenciaron sus crímenes y luego les dieron tratamiento de «héroes»? ¿O los obispos que santificaron sus armas y su crueldad’
¿Pueden ser abanderados de la lucha antiterrorista los Generales, los terratenientes y empresarios comprometidos con las matanzas de los paramilitares?
¿Puede ser abanderado de la lucha antiterrorista un Estado, como el colombiano, que decenas de veces ha sido condenado en instancias internacionales y hasta nacionales por su complicidad en crímenes terroristas, magnicidios, desapariciones, desplazamiento forzado, genocidios, torturas y ejecuciones extrajudiciales?
¿Pueden ser abanderados de la lucha antiterrorista quienes con sus políticas neoliberales incrementan el hambre, el desempleo, la pobreza absoluta y la miseria de millones y millones de seres en el mundo?
La propuesta de Chávez es sensata y necesaria.
Acuerdo humanitario, reconocimiento político y búsqueda de un tratado definitivo de paz.