Todos los diarios venezolanos de esta semana, los corporativos El Nacional y El Mundo como los regionales y alternativos registraron el pronunciamiento del presidente Bolivariano Hugo Chàvez ante la Asamblea Nacional, sobre el secuestro en Caracas el mes pasado de Rodrigo Granda (Ricardo González), vocero internacional de las FARC. Respondiendo con dignidad y aferrado al […]
Todos los diarios venezolanos de esta semana, los corporativos El Nacional y El Mundo como los regionales y alternativos registraron el pronunciamiento del presidente Bolivariano Hugo Chàvez ante la Asamblea Nacional, sobre el secuestro en Caracas el mes pasado de Rodrigo Granda (Ricardo González), vocero internacional de las FARC. Respondiendo con dignidad y aferrado al derecho internacional, a la afrenta y provocación del gobierno encabezado por Uribe Vélez quien sigue sosteniendo, de forma arrogante, que se abroga el derecho de «capturar» «terroristas» en otros países así tenga que saltarse la legalidad internacional. Chávez ha sostenido la postura de defensa de la soberanía de Venezuela, y ha replicado a su homólogo colombiano diciendo: «Parece que el gobierno (colombiano) defiende la aberración cometida. Si Colombia tiene conocimiento de que aquí vive o esta de tránsito cualquier persona solicitada, está obligado a solicitar a Venezuela el procedimiento respectivo. Ojalá rectifiquen», afirmó Chávez en su intervención. Nada más esperado, y qué diferencia con el tratamiento que le dio hace un año la marioneta Lucio Gutierrez, presidente de Ecuador, al caso de Simón Trinidad, igualmente secuestrado por agentes de la CIA en combinación con el aparato policial colombiano y entregado posteriormente al imperio del norte.
Las implicaciones y consecuencias diplomáticas y jurídicas que provocó el secuestro de Rodrigo Granda, no se han dejado esperar. «Suspendidos los acuerdos comerciales con Colombia», era el titular de Panorama. «No regresará» (a Bogotá embajador de Venezuela), decía en primera página el Diario Vea. «Gobierno (venezolano) aprieta tuercas a Colombia», decía Ultimas Noticias. «Chávez exige disculpas a Uribe», pregonaba El Universal. El hecho, como se ha visto, se ha convertido no solo en escándalo sino en motivo de ruptura diplomática y comercial, algo insólito en la historia de las dos repúblicas hermanas. Más, cuando lo primero que hizo el establecimiento colombiano y sus voceros el día que el Granda fue mostrado ente las cámaras de TV en Bogotá esposado, fue empezar a desinformar y contradecirse. Quedando claro que Uribe, como su tutor Bush, mintió y sigue haciéndolo sin miramiento alguno. Si el uno mintió sobre armas de destrucción masiva, como una de las justificaciones para invadir y atacar a Irak, ¿por qué no podría éste, un simple presidente tutelado y cliente de Estados Unidos, mentir y violar la soberanía de Venezuela, y de paso agitar las aguas y calentar las fronteras del vecino que lleva a cabo un programa y un proceso de transformación política y social que lo ha convertido en enemigo del imperio del Norte? A lo de Uribe y Bush se le llama política de alianza estratégica para América Latina, que significa buscar la derrota de la insurgencia colombiana, contención de la oposición y agresiones a la República soberana Bolivariana. Por eso es acertada la respuesta de Chávez, porque necesita poner orden en las relaciones internacionales, hacerle frente como cabeza de estado a la afrenta de un gobierno agresivo y un peligro para la estabilidad y seguridad hemisférica. «Triste sería que un gobierno de nuestra América asuma la misma actitud que Estados Unidos que se considera con derecho a invadir otras naciones», afirmó Hugo Chávez ante la Asamblea Nacional.
El pronunciamiento de Chávez sobre el secuestro de un revolucionario colombiano en territorio venezolano, llamando los militares y policías implicados de traidores a la patria, y solicitándole a Uribe que se disculpe, es importantísimo y oportuno porque aclara dos asuntos fundamentales. Por un lado, demuestra que asume como cabeza del ejecutivo venezolano la defensa la soberanía de la República Bolivariana. Constantemente asediada por una potencia que no disimula, por el contrario se lanza (Irak, Afganistán, Siria, Medio Oriente, Corea del Norte, Irán, Cuba, etc), a la conquista. Y por el otro, responde al llamado de los pueblos, del secretariado de las FARC, intelectuales antiimperialistas y movimientos populares, sobre la necesidad de esclarecer las responsabilidades y establecer la verdad detrás del secuestro de un vocero de las FARC. Con ello ha conseguido no solo fortalecer la unidad de los pueblos en su lucha por la soberanía y resistencia contra el imperialismo, sino aumentar la solidaridad y apoyo que viene dándole el movimiento antiimperialista al gobierno Bolivariano y al pueblo venezolano en la conquista de una sociedad verdaderamente digna, justa y soberana.
Esta fuera de duda que el gobierno de Colombia viola la soberanía de otros países cuando afirma que esta pagando a mercenarios y caza recompensas para que capturen colombianos en otros países vecinos. Esto se ha presentado no solo en el caso de Rodrigo Granda, Simón Trinidad y Pedro Jaime Mosquera, sino en otros casos más. Y un gobierno que practica el pillaje contra sus vecinos, de lo cual hace gala el aspirante a cola de ratón de la Casa de Nariño, no merece más que el repudio y aislamiento de los pueblos y gobiernos soberanos del mundo.
Aunque muchos habían denunciado desde el mismo día (Carlos Lozano del semanario Voz, Anncol, Pascual Serrano de Rebelión, el escritor colombiano Hernando Calvo, colectivos venezolanos y otros) que Rodrigo Granda fue sacado por la fuerza de una cafetería de Caracas el pasado 13 de Diciembre por agentes de la policía y la guardia venezolana, para ser entregado a la policía colombiana, pocos imaginamos el dramático desenlace que ha adquirido este caso. Y lo que quiere el mandatario Bolivariano, ante todo, es evitar que esto se convierta en la «ley de la selva». Y con toda razón. El mundo no necesita más guerras, le sobran.
Este secuestro, no se lo imaginaba ni el gobierno vende patria colombiano ni la oligarquía conspiradora y terrorista venezolana que se pasea por las calles de Bogotá protegida por la policía de Uribe, se ha convertido en una verdadera papa caliente. Uribe no solo se desacredita y desgasta, sino que el repudio mundial a su gobierno crece día a día. Mientras, las manifestaciones de solidaridad no solo con el gobierno Bolivariano, sino con Rodrigo Granda mismo van en aumento. Como lo demuestra la concentración que se llevó a cabo el lunes 17 de enero a las 9am en la Plaza Bolívar de Caracas para entregar una carta a la cancillería pidiéndole que Granda sea repatriado a Venezuela.
La prensa colombiana, El Tiempo (15 enero), como siempre haciendo eco de las mentiras de Uribe y transmitiendo la animadversión de la oligarquía colombiana hacia el ejecutivo venezolano, decía como titular «Presidente Uribe ofrece a su homólogo venezolano discutir crisis diplomática en cumbre presidencial». Y más abajo remata, «Propone (Uribe) que el encuentro cara a cara se amplíe al debate de temas como la lucha contra el terrorismo y el fortalecimiento del comercio bilateral». La llamada «lucha contra el terrorismo», es precisamente uno de los puntos de fuerte contradicción entre los dos gobiernos. Uribe lo concibe y aplica de acuerdo a los planes imperialistas que han sido diseñados para el continente: lucha «antiterrorista», Plan Patriota, Ejércitos continentales, entrega de la soberanía de las naciones a la tutela de Washington, TLC, ALCA, e implementación del neoliberalismo. Objetivos para los cuales requiere acabar con quienes se oponen a sus planes. De allí que siga el mismo modelo, a nivel regional, el mismo lenguaje y herramientas (encarcelamiento de la oposición, asesinatos selectivos, masacres, secuestros en países vecinos) que Estados Unidos aplica en Iraq, Guantánamo, Afganistán, etc.
No sabemos hacia dónde seguirá esta crisis. Lo que si es cierto, es que el pronunciamiento del mandatario Bolivariano Hugo Chávez, a nombre del pueblo venezolano, ha mandado un mensaje claro de que aquí no se pisotea la soberanía así no más, cual pirata Morgan asaltando y haciendo pillaje. Y tampoco va a funcionar pagarle a Judas para que sigan entregando luchadores y revolucionarios al cadalso imperial. El movimiento bolivariano continental, y los movimientos mundiales de solidaridad se han pronunciado y han empezado a cerrar filas en torno a la defensa de Venezuela, y al apoyo a los revolucionarios secuestrados y extraditados. Ninguna revolución ha estado sola jamás, lo saben bien Cuba y Venezuela.