Entre el 6 de marzo y el 11 de abril de 2017, caminé 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona y logré por primera vez la plusmarca mundial de las 1.000 millas de Speed Walking (Caminata Rápida).
Para completar esas 1.000 millas, recorrí quince veces y media un circuito de 104 km que incluía dos tramos. El primer tramo transcurría de Barcelona a La Sentiu (Garraf) en ida y vuelta y el segundo de Barcelona a Castellbisbal en ida y vuelta. Desde Barcelona a Sant Boi de Llobregat, ambos tramos eran idénticos. Después, el primero iba a La Sentiu y el segundo a Castellbisbal, desde donde regresaban al inicio.
Esos dos tramos de ida del circuito, me sirven para recordar la caminata de 1.000 millas de 2017 y los lugares y obras que conocí, entre agotadores esfuerzos.
Barcelona
Los dos tramos del circuito de la caminata tenían su punto de inicio en la Escuela Industrial de Barcelona. De entrada, ambos tramos recorrían los barrios barceloneses de la Nova Esquerra de l’Eixample y Les Corts.
En esa zona, el circuito pasaba por la citada Escuela Industrial y la Casa Can Deu, entre otros lugares y obras. La Escuela Industrial, ubicada en la Nova Esquerra de l’Eixample y construida entre los siglos XIX y XX, se compone de una serie de edificios de estilo principalmente noucentista como el Central, el del Reloj o el de la Escola d’Arts i Oficis. La Casa Can Deu, situada en la plaza de la Concòrdia de Les Corts y datada en 1897, es un edificio modernista. Al pasar caminando por la Escuela Industrial y la Casa Can Deu durante la caminata, me sentí cautivado en todo momento por la enorme categoría de esas obras. Aunque yo ya las conocía, no dejaron de impresionarme. Al anochecer, las vidrieras del jardín de la Casa Can Deu alcanzaban una gran belleza.
Una vez el circuito dejaba atrás el barrio de Les Corts por la calle Mejía Lequerica, sus dos tramos recorrían los barrios barceloneses de la Maternitat i Sant Ramon y Badal. En la entrada del barrio de la Maternitat i Sant Ramon, justo en el cruce de la calle Mejía Lequerica con la gran vía de Carles III, el circuito pasaba a pocos metros de los Edificios Trade (1965-1971), edificios acristalados de estilo racionalista. Al pasar caminando ante ellos en el transcurso de la caminata, me impresionó observarlos. Sus fachadas acristaladas con formas cilíndricas alcanzaban al anochecer una belleza similar a la de las vidrieras de la Casa Can Deu de Les Corts.
A pocos metros de los Edificios Trade, el circuito entraba en los jardines de la Maternitat y los recorría dando una vuelta por ellos. Los jardines de la Maternitat, antiguo recinto hospitalario de la Casa de la Maternitat i Expòsits (1883-1957), tienen edificios de estilo modernista (Xaloc, Central, Ave Maria, Mestral, Olímpia y Prat de la Riba) y noucentista (Rosa y Blau). Al caminar por esos jardines, me llamaba la atención el gran número de obras excelentes agrupadas en su espacio. Todo el conjunto era un museo al aire libre.
Antes de abandonar Barcelona y entrar en L’Hospitalet de Llobregat, el circuito también pasaba por el Camp Nou (1954-1957), el campo del FC Barcelona, uno de los templos del fútbol mundial. En la Travessera de Les Corts, en todo momento de la caminata, me encontré un sinfín de turistas fotografiando el estadio.
L’Hospitalet y Cornellà
Tras dejar atrás el barrio barcelonés de Badal y entrar en L’Hospitalet de Llobregat, los dos tramos del circuito de la caminata recorrían esta ciudad por las calles Riera Blanca, Santa Eulàlia, Enric Prat de la Riba y Major, para después proseguir por la carretera de L’Hospitalet hasta Cornellà de Llobregat.
En esa zona obrera, el circuito pasaba por delante de la Fábrica Trinxet (L’Hospitalet de Llobregat) y del Palau Mercader (Cornellà de Llobregat), entre otras obras. La Fábrica Trinxet (1905-1916), situada en la calle de Santa Eulàlia de L’Hospitalet de Llobregat, es una obra modernista de los arquitectos Joan Alsina y Modest Feu. Dedicada al textil, fue la fábrica más importante de L’Hospitalet en los inicios del siglo XX. El edificio de la fábrica, del cual solo se mantiene en pie una parte, está en la línea de la arquitectura obrera de ladrillo visto. El Palau Mercader (1864-1869), ubicado en el parque de Can Mercader junto a la carretera de L’Hospitalet, es una obra ecléctica del arquitecto Josep Domínguez. El palacio fue la residencia de la familia aristócrata Mercader Belloch. Bien conservado, es una construcción de planta cuadrangular.
Al pasar por la Fábrica Trinxet durante la caminata, prestaba atención a sus gastados ladrillos y su mal estado. En varias ocasiones, también repuse fuerzas en un establecimiento situado junto al palacio y observé con calma su buen estado. El diferente estado de ambos edificios invitaba a la reflexión. El edificio de los obreros pobres apenas se aguantaba de pie, mientras que el edificio de los aristócratas ricos se encontraba perfectamente conservado. Parecía evidente que esos dos estados de conservación distintos reflejaban las diferencias entre las clases sociales. Ambos edificios se encontraban cercanos en la distancia, pero muy alejados en todo lo demás.
Dentro de Cornellà de Llobregat, los dos tramos del circuito de la caminata transcurrían por la avenida de la Fama, el paseo dels Ferrocarrils Catalans, la carretera del Prat, la avenida del Baix Llobregat y el puente de entrada al parque Riu Llobregat. Por una pista de tierra del parque, ambos tramos llegaban a Sant Boi de Llobregat. El parque Riu Llobregat, en esa zona de Cornellà, estaba bien cuidado, tenía un aire limpio y carecía de bullicio y ruido urbano. Era frío por la mañana y caluroso al mediodía. El calor, por cierto, fue una constante a lo largo de la caminata. Para soportarlo, tuve que tomar medidas: hidratarme bien, eliminar ropa, recortarme la barba, evitar caminar en las horas del mediodía.
Camino de La Sentiu y Castellbisbal
Arribados los dos tramos del circuito de la caminata a Sant Boi de Llobregat por una pista del parque Riu Llogregat, el primer tramo continuaba por la carretera C-245 y recorría Viladecans, Gavà, el parque del Calamot y una pista de tierra hasta La Sentiu.
En ese primer tramo del circuito que concluía en la ida en La Sentiu, el circuito pasaba por la ecléctica Torre de l’American Lake (1888-1910) de Gavà, el parque del Calamot, la masía de Can Llong (siglo XV) de La Sentiu, entre otros lugares y obras.
De esa parte final del primer tramo del circuito en la ida, recuerdo la presencia de numerosas empresas y tráfico en la carretera C-245; la citada Torre de l’American Lake; el restaurante Siltonet, situado al lado del parque del Calamot, en el que reponía fuerzas; y la masía de Can Llong, típica de la Cataluña de otro tiempo. El Parc del Calamot era un punto de paz después de recorrer la transitada carretera C-245.
Desde Sant Boi de Llobregat, el segundo tramo del circuito permanecía dentro del parque Riu Llobregat y recorría por una pista de tierra los territorios de Santa Coloma de Cervelló, Sant Vicenç dels Horts, Pallejà, Sant Andreu de la Barca y Castellbisbal.
En ese segundo tramo del circuito que concluía en el polígono industrial de Can Pelegrí de Castellbisbal, el circuito pasaba cerca de la modernista Colonia Güell (1890) de Santa Coloma de Cervelló, de las casas noucentistas de obreros de Sant Vicenç dels Horts… Obras de pura arquitectura obrera.
La familia Güell encargó al arquitecto Antoni Gaudí la construcción de la Colonia Güell y trasladó su industria Vapor Vell de Sants (Barcelona) al Llobregat. La colonia tuvo viviendas, escuela, cooperativa, capilla… Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939), la Colonia Güell fue colectivizada. Pero, al finalizar la guerra, la dictadura franquista se la devolvió a los Güell. Cerrada la fábrica en 1973, la colonia y sus habitantes se incorporaron a Santa Coloma de Cervelló. Las colonias de obreros nacidas del paternalismo social de los propietarios capitalistas tuvieron una gran presencia alrededor del río Llobregat y en la Cataluña central, una presencia única en el mundo.
De esa parte final del segundo tramo del circuito, recuerdo las poblaciones del extrarradio de Barcelona en la lejanía, las obras vinculadas al mundo obrero, un par de puentes que atravesaban el parque Riu Llobregat con intenso tráfico y las pistas de tierra del parque, infinitas para mí en aquellos días de la caminata por el cansancio acumulado. También recuerdo el aire limpio, la ausencia de ruido y bullicio…
Las 1.000 millas por el Área Metropolitana de Barcelona de 2017 permanecen en mi memoria con cientos de imágenes de Barcelona y sus alrededores. No las olvido, como tampoco olvido las posteriores 1.000 millas por Aragón de 2018. Todo lo que conocí en ambas caminatas y los esfuerzos que me supusieron son un recuerdo permanente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.