1936, ese gran río de sangre La historia sobre el 18 de Julio, es una historia de dolor de panza ancha su bigote crecido largo de humillación que envuelve nuestros días; hoy ha salido el sol por ahí. Se ha hablado, narrado, exclamado, denunciado, de todo. A la altura del tapón de su barriga y, […]
1936, ese gran río de sangre
La historia sobre el 18 de Julio, es una historia de dolor de panza ancha su bigote crecido largo de humillación que envuelve nuestros días; hoy ha salido el sol por ahí. Se ha hablado, narrado, exclamado, denunciado, de todo. A la altura del tapón de su barriga y, tocando madera de roble, decir que ni la peluca de Carrillo ha pasado a la historia realmente como camuflaje más bien carnaval, ni siquiera como reivindicativa de los Beatles y, tampoco la idea de revolución continúa de casa en casa, guardilla, pieza, entreventanas o escondite. Evidentemente que para nadie fue fácil, «ni cambiando de sexo»!, sirvió para salvar como se suele decir el pellejo ante leyes tan «apasionadamente democráticas», de corte represivas; su poder en toda Europa, no dejó callejón sin salida desde aquel golpe militar, un día como hoy 18 de Julio, de 1936 hace 75 años. La crudeza de los acontecimientos, la posterior represión extrema, dio más muertos, heridos, presos, violaciones, enfermedades, éxodo… que durante el golpe en sí, con una guerra declarada de exterminio «a los rojos» durante más de tres años; caracterizada por el pueblo como guerra nacional revolucionaria y de independencia antifascista contra un golpe de estado internacional; una guerra acordada, de alianza europea nazifascista.
Dicen que su crudeza se suavizó a partir de los 80, «permitiendo la libre asociación y libertad de prensa» pero en miles de casos siguen en pie de guerra y con monarquía como humillación . Un feroz desempleo con todos sus «adornos humanos y estéticos» y colas, que recuerdan bienios negros y cartillas de racionamiento por comida, como toda la vida, en manos de la iglesia. Cuenta el pueblo afectado que hubo más muertos en la posguerra que durante, y que en muchas casas hoy, la escasez empieza a ser el pan de cada día.
El crimen abrió infinidad de espacios para su ejecución: calles de la ciudad, sobre asfalto, sobre muros de cárceles, sobre zanjas, tapias de cementerios, casas, aldeas rurales, campas, montes, mugas, fronteras oficiales aliadas al régimen golpista, colegios, puestos de trabajo; por donde aún, después de 72 años de aquél falso final de guerra, siguen colgadas cientos de interrogaciones exigiendo castigo a los culpables, rehabilitación de los ejecutados, anulación de «los juicios» farsa. Cualquier espacio fue ideal, para aplicar el «orden, la ley y el crimen», llevando a la agonía a cientos de miles de humanos de una Península fundamentalmente rural, más que humilde, miserable, aunque de un nivel humano y cultural incalculable; ampliándoles abismos y fronteras de exterminio hacia los campos de concentración nazis en Francia y Alemania eje de alianza fascista. Ante los ojos del mundo, miles de niños hambrientos medio moribundos con sus madres violadas, rapadas, diezmadas hasta el exterminio. Un ramo fresco de naturaleza, una imagen del más puro amor, candor humano, se dispuso a cabalgar hacia ellos avivando la esperanza de salvación en los ojos del guerrillero desviado en la frontera «a su paso a la vida», secuestrándolos en barracones de muerte; impunemente humillados, impunemente ultrajados, impunemente.
Frente a la mirada triste, vejada, encallecida (siempre fresca como laurel de historia), que fue marcando la impotencia en los «campos» infectos de enfermedades y hambruna, llega hacia los pequeñuelos/menudos/
1939, ese gran río de huesos
En las Cortes españolas ronda el feudalismo de uña, manos pulidas y cuello duro; nos encontramos en el siglo XXI. Señoritos de la banca y siervos hacen al señor, junto a nobles, es el resultado de grandes extensiones en propiedad dentro y fuera del FME y el FMI: tierras, palacios, palacetes, mansiones, chales, empresas de alterne como nueva industria del tráfico a la carta, negro, blanco, duro, blando, transparente. Espíritu cacique impera, la corrupción rebosa hacia fuera y la mendicidad más allá de la propia frontera, van de la mano como hermanas siamesas. Ellos son, los verdaderos terroristas; ellos son, lo más oscuro y asesino de esta sociedad y de la que vivieron nuestros padres, abuelos, tatarabuelos; ellos son capitalismo, seudónimo de autoritarismo, se mantiene, fortalece, impone y esclaviza gracias a la humillación que transmite su generosidad. Los demócratas profesionales, clase política, viven gracias a él. El autoritarismo del gran capital se descompone a su vez en lingotes y monedas de oro y plata, con los que les pagan y prometen eternidad bajo visto bueno de Tío Sam padre de todas las cosas, dios del cielo y de la tierra. Nada para nosotros, todo para ellos y su séquito ideológico de funcionarios funcionales. Nadan entre ellos en manantial de abundancia y derroche caminando por el mundo como pez en agua; triunfantes y felices desgañitan a todo el que se les antoja de cualquier frontera, han aprendido del gran jefe norteamericano, abolición del aborigen es la consigna. Jubilosos eternos de imposiciones destinan naciones a campos de batalla; vencedores de revueltas, disposición agreste eterna. S iempre disponible el sable del español a favor de infracciones, inflaciones, difamaciones y otras pocilgas difamatorias; transforman en sus manos, boca, pies, la realidad, lo falso impera sobre todas las cosas. La mentira es ley, por ello los diferentes pueblos y culturas sometidas han tenido que «peliar», de qué manera!, ya que «donde no hay justicia es peligroso tener razón», esto ya siglos que lo acuñó el célebre Quevedo que tantas calamidades y hambre pasara. Caciques y feudales de viejo y nuevo cuño unidos a sus mascotas, clase política «profesional» (entiéndase mercenaria), se han proclamado una y un millón de veces mas, dueños nuestros, del sol, agua y tierra. Somos viento que ellos predicen como propiedad, una propiedad de manga ancha para ellos y bolsillo roto para el populacho, para las legiones enteras desposeídas ni dueños de ellos mismos. Funcionarios de la oligarquía a su servicio y de los imperios todo color y tesura, hacen cumplir leyes que se improvisan masticables por dentro y fuera de burdeles de todo tipo de encaje, nos someten y condicionan, aplastando el ser de existencia; grave peligro para la humanidad. Se expande a golpes de leyes y golpes de estado, ejecuciones, extorsiones, ocupaciones, aboliciones, un modelo social «Germano-Gabacho-anglosajón made in USA», exige a los países del continente europeo un modelo político de guerras imperiales que se impone al mundo.
2011, ese gran río…
A N T I I M P E R I A L I S M O, nuestra forma de vida vinculada a la lucha por una existencia en verdad humana; digna, que nos haga florecer como gente sin grilletes ni mordazas capaz de abolir el mazo acusatorio de los tribunales, siempre sobre los más débiles de la economía capitalista y contra lo más culto e inteligente de ella.
Maité Campillo es actriz
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