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22M: un nuevo comienzo

Fuentes: Editorial Periódico En lucha / En lluita

Más de dos millones de personas en las calles de Madrid culminaron el pasado 22 de marzo la Marcha de la Dignidad. Una manifestación masiva como esta, con unas demandas tan claras como el no al pago de la deuda ilegítima, reparto del trabajo y la riqueza, ningún recorte más, la dimisión de los gobiernos […]

Más de dos millones de personas en las calles de Madrid culminaron el pasado 22 de marzo la Marcha de la Dignidad. Una manifestación masiva como esta, con unas demandas tan claras como el no al pago de la deuda ilegítima, reparto del trabajo y la riqueza, ningún recorte más, la dimisión de los gobiernos de la troika y pan, trabajo y casa, sólo se puede calificar como histórica y sin precedentes. Aspecto que toma un significado político aún más importante si tenemos en cuenta que se ha hecho con el silencio de las empresas de comunicación que controlan los medios y la pasividad de las burocracias de CCOO y UGT. De hecho, en una imagen muy significativa, días antes Toxo y Méndez se reunían con Rajoy buscando un nuevo pacto social.

Pero la Marcha en general y el 22M en concreto ya no entienden de pactos sociales, sino de lucha, lucha radical, lucha desde la base. Esta movilización debe ser un punto de inflexión que ha de marcar un nuevo comienzo para los movimientos sociales, sindicales y políticos. Un comienzo que como tal debe tener continuidad.

La convocatoria muestra que había, y de hecho hay, posibilidades de movilizar, y de hacerlo de forma masiva si se organiza bien y buscando la máxima unidad posible. La marcha, no hay que olvidarlo, ha tenido un fuerte componente de clase: activistas feministas, personas paradas, organizaciones del sindicalismo alternativo o las asambleas locales de la PAH han formado parte de su columna vertebral.

Pero ¿qué hacer a partir de ahora? Hemos sido capaces de convocar una de las manifestaciones más masivas de la historia a través de las redes de base locales y lo hemos hecho de abajo a arriba. Hay que seguir siendo valientes en las propuestas, que sean lo más radicales posible, a la vez que incluyan el máximo de gente posible. En este sentido repetir las Marchas a nivel territorial sería una buena manera de sumar aún más gente a la dignidad colectiva. Asimismo la construcción de una huelga general desde la base no se puede descartar. Las condiciones están ahí. Pero no se ha de convocar, sino que, como la Marcha, se debe construir. Pueblo a pueblo, barrio a barrio, lugar de trabajo a lugar de trabajo. Para eso no hay atajos que valgan. Habrá que remangarse.

Fuente: http://enlucha.org/diari/22m-un-nuevo-comienzo/#.UzqA-qIprw8