La marea revolucionaria de la Plataforma ¡En Pie! no ha conseguido, como pretendía, que el gobierno haya dimitido y que se hayan disuelto las Cortes y la Jefatura del Estado este 25 de abril. Apenas dos o tres millares de personas rodearon el Congreso de los Diputados ayer para intentarlo. Enfrente, 1.400 agentes de las […]
La marea revolucionaria de la Plataforma ¡En Pie! no ha conseguido, como pretendía, que el gobierno haya dimitido y que se hayan disuelto las Cortes y la Jefatura del Estado este 25 de abril. Apenas dos o tres millares de personas rodearon el Congreso de los Diputados ayer para intentarlo. Enfrente, 1.400 agentes de las Unidades de Intervención Policial, cuerpo de elite muy preparado y que ha ido a Madrid desde muchos puntos de España costando un dinero al contribuyente y a 6.202.700 parados. Un agente de élite por cada dos manifestantes. Ridículo espantoso por parte de convocantes y Ministerio de Interior.
Eso sí, los convocantes de ¡En Pie! y los adheridos de la Coordinadora 25-S reconocieron, antes del canto del gallo, a la hora de la cena, que hubo «insuficiente apoyo social» al asedio y que se disuelve la revolución. Quizá tampoco estaría de más que los responsables del Ministerio de Interior reconocieran que no tienen mejor ojo que los revolucionarios a la hora de calibrar el peso de las revoluciones, y que se excedieron con un dispositivo que sale muy caro y algebraicamente se demuestra represivo. La revolución española del 25-A tuvo poco peso. Los 3.000 manifestantes pesaban menos kilos que los 1.400 musculados policías de elite. Pocos servicios de inteligencia del mundo hacen previsiones tan excesivas como para que al final haya un policía para vigilar a cada dos manifestantes. Hay que hacérselo espiar. Quizá puedan seguir llamándose servicos, pero no de inteligencia. El cálculo es tonto de hacer: poner a un policía para cada dos personas es como poner a un maestro para cada dos alumnos. Excesivo.
Ya por la mañana, la jornada empezó a calentarse. En la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense, la policía detuvo a once personas que participaban en una huelga estudiantil contra los recortes en educación. Fueron acusados como agitadores del 25-A. Sin embargo, todos pertenecen al grupo «Toma la Facultad», vinculado al 15-M, que no estaba adherido ni simpatizaba con la manifestación de ayer y negó que los detenidos tuvieran nada que ver con el Asedia el Congreso, a través de un comunicado difundido desde su página web. Un profesor de Ciencias Económicas de dicho centro, Jorge Fonseca, declaró ayer en El País que los detenidos solo «estaban difundiendo información sobre la huelga de estudiantes que lucha contra los recortes». Nada que ver con el 25-A.
La marcha convocada para este 25-A por la Plataforma ¡En Pie! nacía a las 17 horas de ayer desde la Puerta del Sol, Atocha y Alcalá. Su pretensión era asediar el Congreso hasta derrocar al gobierno y a la jefatura de Estado, que es el rey. Antes de las cinco, perros policías habían rastreado la zona minuciosamente en busca de artefactos explosivos y de bombas. Los agentes registraban mochilas de adolescentes. Muchos periodistas empezaban a tomar notas por allí. Y a las cinco y media, había en Neptuno más reporteros que manifestantes. Y una sola bandera republicana ondeaba al viento del mal tiempo. Hacía frío.
Imagen de la concentración convocada ayer junto al Congreso de los Diputados. / Juanjo Martín (Efe)
A las ocho apenas había 3.000 personas «asediando» el Congreso. A las ocho y media, en punto, seis u ocho hombres fuertes se acercaron hacia la primera de las seis vallas que protegen el Congreso y la derribaron. Empezaron las cargas policiales. Rápidas y contundentes. La gente corría Castellana arriba y Prado abajo. Muy dispersos. Alguna escena de violencia. Algún adoquín arrancado y lanzado contra la policía. Pero después empezaron a lanzarse petardos, y el sonido de un petardo es inquietante cuando estás ante un policía armado, o cuando eres un policía que está ante un pueblo solo presuntamente desarmado. Suena parecido a una pistola. Todo el mundo se puso nervioso. Más carreras. Más golpes.
Los últimos datos de la policía señalan que ha habido 15 detenidos, 14 agentes heridos y 29 personas atendidas por el Samur, que había desplegado un amplio dispositivo, con tiendas de campaña, en la aledaña calle Montalbán.
Entre los detenidos, un joven al que se presta especial atención. Se trata del quinto detenido del día. Son las nueve de la noche. La Policía Nacional anuncia vía tuit que ha detenido a un chaval con antecedentes. Del resto de detenidos no se sabe nada. De este se especifica que tiene antecedentes por estupefacientes. Pero no se añade cuántos estupefacientes. Si gramos, toneladas o kilos.
Pocas horas antes, en la madrugada del 25-A y con gran difusión mediática, se había detenido a varios miembros del grupo anarquista Bloque Negro con un pasamontañas, un par de garrafas mediadas de gasolina, guantes de látex, cuatro petardos y una bolsa de bengalas All Stars, que en algunos quioscos te regalan si compras muchas golosinas. Interior apuntó que estaban preparando alguna quema de bancos para animar el 25-A. El Bloque Negro es una organización tan bien organizada que apenas se encuentra su rastro en internet. Bloque Negro es una estrategia anarquista o antisistema. Si existía antes ese peligroso grupo organizado, la primera noticia de dicha existencia la ha tenido la opinión pública prácticamente ayer.
De todos los grupos ciudadanos, indignados, mareas profesionales y estudiantiles, solo la Coordinadora 25-S había secundado el asedio al Congreso de ayer. El 25 de septiembre del 2012 quizá se alcanzó el millón de personas rodeando el Congreso. Ayer fueron apenas 3.000 los que lo asediaron. Rodear o asediar. El número de policías, sin embargo, fue exactamente el mismo.