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27 de Septiembre de 1975: ¡Justicia!

Fuentes: loquesomos.org

(Nota de Rebelión: Pedimos disculpas por el retraso involuntario que ha sufrido la publicación de este artículo, que debía haber visto la luz -obviamente- el pasado lunes 27 de septiembre) Ahora que se empieza a tener en cuenta a las victimas del franquismo, comienzan a salir fechas y lugares por doquier, sencillamente porque la dictadura […]

(Nota de Rebelión: Pedimos disculpas por el retraso involuntario que ha sufrido la publicación de este artículo, que debía haber visto la luz -obviamente- el pasado lunes 27 de septiembre)

Ahora que se empieza a tener en cuenta a las victimas del franquismo, comienzan a salir fechas y lugares por doquier, sencillamente porque la dictadura franquista fue un reguero de asesinatos y sangre.

El 27 de Septiembre de 1975, cuando el régimen fascista agonizaba (agotado en imagen, pero preparando ya la transición aperturista hacia la falacia monárquica de hoy en día) en una nueva demostración de sin razón y fascismo, asesinó ante pelotones de fusilamiento a: Juan Paredes Manot «Txiki», José Luis Sánchez-Bravo Solla, Ramón García Sanz, Ángel Otaegui y José Humberto Baena.

Detenidos y torturados salvajemente, juzgados en juicios farsa ante tribunales militares (con expulsión de abogados defensores incluida), fueron la última cabeza de turco de un régimen, que se preparaba para lavar su imagen. Hoy campean a sus anchas, como auténticos demócratas (de los de toda la vida) políticos que entonces hacían las «loas» al régimen fascista.

Con la llegada a España de la crisis económica mundial de 1974 y el dictador enfermo, la supuesta «paz social» del franquismo (a base de muerte y represión) se desmorona. Las reivindicaciones laborales del Otoño del 74 movilizan a casi un millón de trabajadores (algunos sectores por primera vez desde el 36: actores, funcionarios, pequeño comercio…), las manifestaciones contra el sistema se multiplican por toda España, las universidades están en pie…. La lucha avanza desde el corazón del país. El régimen en solo cuatro meses, desde Octubre del 74 a Febrero del 75 presenta este balance: 6 asesinados por la policía, 100 heridos en las movilizaciones (17 de ellos de bala), 3.500 detenidos (muchos de ellos torturados salvajemente), 300 condenados por los tribunales, decenas de trabajadores despedidos y sancionados, cierre de todas las universidades, multitud de actos culturales prohibidos (detención de 25 artistas)… La ola de represión en todo el país, es brutal, pero se encuentran de frente un movimiento que se les escapa a su control.

En una nueva demostración de fuerza (bruta, como siempre), tras un chorreo de detenciones y torturas salvajes de las que se aplicaban en la DGS, por los posteriores «policías democráticos». El gobierno de la sublevación militar firmaría el 26 de Septiembre las penas de muerte para cinco hijos del pueblo, que no tuvieron acceso ni siquiera a un juicio bajo los más mínimos derechos de legalidad, de la poca que había en España por entonces.

El mundo entero se lanzo a la calle, en protesta por esta nueva barbaridad (incluyendo presidentes y primeros ministros) desde la joven revolución Portuguesa hasta Australia, desde Francia hasta EEUU, el mundo entero se lleno de manifestaciones, de actos de protesta que no pararían hasta la muerte del dictador. En España las movilizaciones, se hacían imparables y por primera vez en muchos años, numerosas y multitudinarias como las de Cataluña, Euzkadi…..

Ahora que se quiere empezar a reparar la memoria histórica, no se puede ni se debe olvidar a los que mucho después del golpe militar fascista, siguieron luchando por el país que nos robaron y que después fueron asesinados criminalmente en ese río de sangre y muerte que fue la dictadura (¿la transición era ya democrática?). Muchos de los que contribuyeron con el fascismo desde su poder de aquellos años, hoy siguen en el poder hablando de «libertad y constitución».

– REHABILITACIÓN INMEDIATA DE TODAS LAS VICTIMAS DEL FRANQUISMO.
– REVISION DE LOS INOCUOS PROCESOS JUICIOS-FARSA.

Mañana, cuando yo muera
no me vengáis a llorar
yo nunca estaré bajo tierra,
soy viento de libertad.
«Txiki»