El 12 de octubre de este año no es una fecha más de la celebración del genocidio sobre la población americana original y sobre los millones de africanos que murieron para beneficio de la corona española. Tras cuatro años de crisis el españolismo y el fascismo ganan terreno en todo el Estado español. Como ejemplos […]
El 12 de octubre de este año no es una fecha más de la celebración del genocidio sobre la población americana original y sobre los millones de africanos que murieron para beneficio de la corona española. Tras cuatro años de crisis el españolismo y el fascismo ganan terreno en todo el Estado español. Como ejemplos del primer caso, tenemos la nueva ofensiva españolista del gobierno de Rajoy, avanzando planes para «españolizar a los niños catalanes» ante el aumento del apoyo a la independencia en Catalunya.
Asimismo, es en Catalunya donde PxC de Anglada ha obtenido resultados significativos a nivel electoral en algunas localidades, aumentando en consecuencia el acoso y la violencia contra las comunidades extranjeras y los activistas de izquierdas. En otras localidades como Sevilla, plataformas como Foro Sevilla Nuestra (un chiringuito de Democracia Nacional y otros fascistas) obtienen la autorización del ayuntamiento para realizar un acto que con juegos de niños, convivencia y recogida de alimentos para familias sevillanas necesitadas (las familias extranjeras que necesiten alimentos no los recibiran) esconde una exaltación de nacionalismo español y exclusión hacia todo aquel que no se identifique con su fanatismo patrio. Ante tales fenómenos neofascistas, en Sevilla, Catalunya y otras ciudades y territorios del estado sería una irresponsabilidad dejar la calle y la opinión pública al servicio de los fascistas. La consecuencia puede acabar siendo que una fuerza abiertamente neonazi, como el caso de Alba Dorada en Grecia, gane apoyo electoral y en los medios de comunicación, aumentando el acoso y violencia contra los inmigrantes y todo aquel que no piensa y actúa como ellos.
Es nuestra responsabilidad impulsar espacios amplios como Sevilla Plural o Unitat contra el Feixisme y el Racisme (UCFR) en Catalunya para acabar con el apoyo popular a los ultraderechistas y no dejarlos ni que ocupen la calle ni que cuelguen y difundan su propaganda llena de odio. Por tanto, no tenemos nada que celebrar y tenemos que aislar y derrotar a los fascistas y los mensajes excluyentes que desde los gobiernos alimentan a estas ratas.
El 12 de Octubre, nada que celebrar
Como cada 12 de octubre se celebrará en el Estado español la denominada Fiesta Nacional de España o Día de la Hispanidad, en conmemoración del «descubrimiento» de América. Ni que decir tiene que intencionadamente y como muestra de una preponderancia colonial y opresora se omite que ni siquiera los procedentes de la Península Ibérica fueron los primeros seres humanos que pusieron un pie en América, ya que los primeros habitantes del continente llegaron a él a través del Estrecho de Bering procedentes de Siberia hace como mínimo unos 14.000 años y que ni siquiera fueron Colón y su tripulación los primeros hombres blancos que llegaron a esta tierra, pues alrededor del siglo X gentes procedentes del norte de Europa realizaron incursiones en este territorio.
Pero de nuevo lo anterior se omitirá y se rendirá pleitesía por numerosas calles del estado al ejército español, al Rey y a las altas autoridades del Estado, y los medios de comunicación harán su papel de hacer creer a la clase trabajadora que tenemos todos y todas los mismos intereses independientemente de la clase social a la pertenezcamos.
Basta mirar los orígenes de esta «fiesta» para percatarnos de su verdadero carácter. Cierto es que desde el año 1918 alcanzó el rango de fiesta «nacional», pero el auténtico ideólogo de la misma fue Ramiro de Maeztu, cuyas obras fueron fuente de inspiración para los falangistas, en la idea de su «España» únicamente católica y que había civilizado a los que ellos consideraban como salvajes indígenas americanos. Durante el régimen fascista de Franco se siguió celebrando con entusiasmo esta fiesta chovinista y militarista. Después de la muerte del dictador y de la Transición, como tantas cosas del régimen anterior, su celebración se ha estado manteniendo hasta nuestros días.
Detrás de tanto entusiasmo «nacional» se ha querido ocultar todo el genocidio étnico, cultural y lingüístico que las orgullosas clases dominantes españolas han venido realizando desde el siglo XV hasta nuestros días. Entre 10 y 15 millones de seres humanos fueron transportados desde África al continente americano, sin contar las muertes durante las «cacerías» de personas y su transporte, en un proceso que acabó con la convivencia y fue el principio del subdesarrollo del continente negro.
Asimismo, de los como poco 20 millones (estimaciones a la baja) de nativos americanos anteriores a la llegada de los españoles y demás ocupantes coloniales del continente, se estima que en pocos siglos y debido la brutalidad de los ocupantes y la trasmisión de enfermedades desconocidas para la población nativa, la misma descendió al 3 % de la original. Sólo en los últimos años, gobiernos progresistas como el de Bolivia o Venezuela han denunciado el racismo y la exclusión que sufrieron los primeros habitantes del continente y que dura hasta nuestros días y el colonialismo de la antigua metrópoli, perdurable en la actualidad a través de las actuación del grupo PRISA, Telefónica o el Banco Santander en diferentes países.
Todo lo anterior fue absolutamente necesario para la génesis del sistema capitalista. El proceso denominado por Marx como «acumulación primitiva» que en los siglos XVI, XVII y XVIII permitió a través de la «liberación» del vasallaje para los campesinos, la Ruta de las Indias o colonización asiática o el genocidio americano mencionado anteriormente, fueron los cimientos (a través de la sangre y el sufrimiento de millones de seres humanos) para la edificación del capitalismo.
Por otra parte se trata de ratificar y afirmar que existe un único país (su «España») donde no hay cabida a que las naciones que componen el Estado español puedan decidir democráticamente si quieren seguir unidas a este estado, como bien queda expuesto en la represión existente en Euskal Herria o los Països Catalans. Ante el avance y buenos resultados que se espera que obtenga EH-Bildu en las elecciones en el país vasco y el irremediable compromiso de la izquierda abertzale y ETA con mecanismos de participación política absolutamente pacíficos y democráticos, a pesar de la represión del estado contra líderes históricos de la izquierda abertzale como Otegui o Usabiaga o contra la juventud independentista vasca; de nuevo este 12 de octubre las fuerzas políticas y mediáticas españolistas tratarán a través de su discurso único y excluyente de reafirmar el carácter antidemocrático del Estado español para las distintas naciones de su seno.
Asimismo no podemos olvidar las convocatorias fascistas en diversas zonas de estado, «disfrazándose» en muchos casos (como la convocatoria en Sevilla del Foro Sevilla Nuestra) de actos de convivencia y de solidaridad con los necesitados (siempre que en tu DNI ponga que has nacido en este estado), que no ocultan otra cosa que la exaltación racista e imperialista de su nación. Y hablando de disfraces, la lucha contra el fascismo se hace más necesario que nunca en esta época de crisis, sobre todo en lugares como Catalunya, donde Plataforma per Catalunya de Anglada con su discurso anti-inmigrante ha ganado peso a nivel local, pretendiendo que el espíritu racista, militarista y excluyente del 12 de octubre (presente en el ADN de toda organización ultraderechista) llegue al parlamento del estado.
Y por si fuera poco lo expuesto, la celebración apuesta y apoya gastos parasitarios, represivos y antidemocráticos como el ejército, la monarquía (mientras miles de profesores quedan despedidos en Andalucía y en otros lugares de nuestro estado o la gente es expulsada de su casa porque no puede pagar el vampirismo de los bancos con un bien básico) y por unas élites dominantes que sostienen y apuestan por este sistema económico sometido periódicamente a crisis como la actual y una democracia incluso limitada para cualquier país capitalista. Por tanto para las clases populares del Estado español y de Latinoamérica no hay nada que celebrar y desde estas líneas animamos a todo el que pueda a sumarse a las marchas, concentraciones u actos contra este infame aniversario.
Santi Amador es militante de En lucha / En lluita
Fuente: http://enlucha.org/site/?q=
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