«… el contingente de los parados creciendo; los monopolios dictatoriales, vivos y fuertes, el régimen crediticio sin intervenir, y, por consecuencia, el pequeño comercio y la industria asfixiándose; los valores públicos y de empresas, en trance de estancamiento, iniciada la paralización de cotizaciones; la divisa, derrumbada… Y España, preñada de una nueva vida. Y en […]
«… el contingente de los parados creciendo; los monopolios dictatoriales, vivos y fuertes, el régimen crediticio sin intervenir, y, por consecuencia, el pequeño comercio y la industria asfixiándose; los valores públicos y de empresas, en trance de estancamiento, iniciada la paralización de cotizaciones; la divisa, derrumbada… Y España, preñada de una nueva vida. Y en vez de parteros, modistos…»
Blas Infante, 1931.
Al escribir La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía, unos pocos años antes de su asesinato por las fuerzas golpistas de Franco, nos puede parecer que Blas Infante estaba describiendo una situación política similar a la actual.
El crack de la Bolsa de Nueva York estaba en pleno desarrollo arrastrando a la crisis a toda Europa. Alemania se preparaba para una nueva guerra que implicará a Estados de todos los continentes. El fascismo italiano, desde los años 20, consiguió doblegar a los trabajadores y dirigentes obreros que en el norte tomaban fábricas y en el sur tierras.
En el Estado español la II República representaba las esperanzas de democracia y libertad de sus pueblos y naciones y de toda la clase obrera tras la caída de la dictadura Primo de Rivera.
Y aunque esa república significó para Blas Infante el acto de quitar el puntal dictatorial al edificio, al mismo tiempo lamentaba el que los hombres del Gobierno Provisional perdieran el tiempo intentando sustituir con el arrimo de sus hombros, los puntales que la República vino a quitar.
Por eso lo de modistos. Gente a las que se les iba la vida cambiando el nombre de calles y colores de banderas desde las tribunas públicas pero que al mismo tiempo mandaban las fuerzas del orden a aplastar cualquier intento de lucha por salir del sufrimiento y del hambre de jornaleros y trabajadores.
De todas formas debemos mantener las esperanzas en que los acontecimientos políticos de hoy, a pesar de la similitud con los descritos por Infante, no deriven en dictaduras fascistas, aunque gobiernos y partidos (gobernantes y alternantes) apunten maneras.
¿Serán los nuevos representantes públicos, aupados por el «no nos representan», los verdaderos parteros y parteras de la libertad, la democracia y la independencia económica del pueblo, sirviendo de verdaderos liberadores de los pueblos y naciones ahora sometidas?, o caerán en la tentación de la traición al pueblo.
Estos nuevos representantes, desde sus programas electorales y discursos reivindican, junto a una buena capa de pintura para el «edificio», la vuelta al crecimiento económico. Esto es un gran error. Esto les llevará a convertirse o servir de modistos.
Porque los trabajadores y trabajadoras andaluces sabemos mu bien, y en nuestras propias carnes, lo que significa crecimiento económico. En Andalucía ha habido crecimiento económico continuado desde los años 80 hasta el inicio de la crisis del 2007. Y como nos recuerda M. Delgado Cabeza1, ese crecimiento significó el crecimiento del paro, de la desindustrialización y de la precarización.
El crecimiento económico ha sido siempre el crecimiento económico del IBEX 35, ese club cuasi monopolista que financió a Franco2, que se nutrió de la sangre de miles de inocentes y del trabajo esclavo de quienes permitieron vivir para morir trabajando durante la dictadura. Se salvaron de la revolución de los pueblos, naciones y trabajadores del Estado español con el triunfo franquista, se enriquecieron con el terror, apoyaron la Transición… y no han parado de crecer.
Para nosotros y nosotras volver al crecimiento económico es continuar obstaculizando la liberación de los trabajadores y trabajadoras de la explotación capitalista y obstaculizar la consecución de la Andalucía soberana y libre soñada por Blas Infante, «…conforme a nuestro genio verdadero: Variedad: libertad para la variedad; de municipios, de enseñanza y de aprendizaje; de Religiones; de Justicia, de cultivos y de industrias, de inmigración y de emigración. Andalucía volvería a ser la gran maestra de síntesis, científicas, religiosas, étnicas. Una isla de Humanidad, en la Europa condenada; entre dos mares y dos continentes, residencia del Espíritu, que a la Coordinación fecunda de las variedades llama. Dios volvería a tener en ella su jardín. Y el efluvio de este jardín vendría a condensarse en una mágica palabra, mensaje de Andalucía, para el Mundo: es Salam. La Paz».3
No nos despistemos, continúa siendo imperante la construcción de las organizaciones políticas, sociales y económicas que enarbolen la defensa de los intereses y derechos de los pueblos y de la clase obrera. En ello estamos compartiendo ilusiones y esperanzas de libertad y democracia.
79 años después del asesinato de Blas Infante sigue vivo en nuestros corazones. Viva Andalucía Libre. Viva la República Andaluza de Trabajadores.
Notas:
1 Manuel Delgado Cabeza, Catedrático de Economía aplicada de la Universidad de Sevilla.
2 Todas las empresas del Ibex 35 excepto dos de ellas se enriquecieron desde la dictadura y algunas utilizaron a presos políticos como mano de obra esclava. Ver http://www.publico.es/espana/del-valle-caidos-al-ibex.html
3 De la verdad sobre el complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía.
Miguel Cano Cruz. Secretario de representación del Sindicato Unitario de Andalucía.
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