Pescadores y bomberos de Mauritania han recuperado los cadáveres de los sin papeles
Salieron de Senegal para llegar a «Europa», pero naufragaron cerca de la costa mauritana. Los pescadores y los bomberos de este país han recogido los cadáveres de 84 subsaharianos hallados en alta mar y en playas. Se estima que iban en la frágil embarcación cerca de 150 personas.
84 inmigrantes procedentes de países del Africa subsahariana murieron el pasado fin de semana al naufragar el cayuco con el que intentaban llegar a las islas Canarias desde algún punto de Senegal.
Los cuerpos de los inmigrantes han sido recuperados por pescadores mauritanos en alta mar y por los bomberos de este país, que han recogido los cadáveres arrojados por el mar a las playas, según informaba en la tarde de ayer la cadena Ser.
El pasado fin de semana aparecieron en las playas de Nuakchott (Mauritania) 17 cadáveres. Ayer, la fatal cifra ya había aumentado a 84, según los cálculos de dicha radio española. Según informaron las autoridades mauritanas, también hay 18 supervivientes. En el cayuco podrían haber viajado en torno a 150 personas, la mayoría de origen senegalés.
Otros migrantes tuvieron mejor suerte. Una patera con 27 inmigrantes, entre ellos tres menores, llegaba ayer por la tarde a Fuerteventura, según informaron fuentes de los servicios de emergencias. El desembarco de los inmigrantes, todos de origen subsahariano, se ha produjo pasadas las cuatro de la tarde, en el municipio de La Oliva. Dos de ellos fueron hospitalizados.
Además, las autoridades españolas recogieron, en la madrugada del miércoles, a 33 inmigrantes de origen magrebí, entre ellos un menor de edad y una mujer, que viajaban en una patera en aguas de punta Sabinal, entre El Ejido y Roquetas de Mar (Almería).
Madrid reclama «más barcos, más aviones, más personal»
La Comisión Europea se comprometió ayer a pedir más medios a los estados de la UE para reforzar el dispositivo de la Agencia Europea de Fronteras (FRONTEX), tras la reunión mantenida en Bruselas con la vicepresidenta española María Teresa Fernández de la Vega, quien solicitó una «mayor implicación europea en el control de la inmigración».
Fernández de la Vega concluyó el viaje que el martes la llevó a Finlandia que preside este semestre la UE y ayer a Bruselas, con el objetivo de lograr más apoyo para frenar la oleada de inmigrantes que llegan a Canarias y que sólo en agosto ha superado las cifras de todo 2005. Sólo cuatro estados de la UE participan en el despliegue de Frontex en torno a las Canarias.
La CE también pedirá que la misión se extienda hasta finales de año, como planteó De la Vega, dijo el vicepresidente de la CE, Franco Frattini, quien compareció junto a ella ante los periodistas. «Necesitamos más medios, porque tenemos muy poquitos», afirmó De la Vega, quien reclamó «más barcos, más aviones, más personal, más tripulaciones; ahora sí que no hay excusas».
El delegado del Gobierno español en Canarias, José Segura, propuso ayer acercar las patrullas que vigilan las costas españolas a los países africanos, para rescatar allí a los inmigrantes y devolverlos de inmediato, en lugar de llevarlos a las islas.
Una patrullera de la Guardia Civil partió ayer, con ocho efectivos, desde Cádiz con destino a Senegal, en virtud de los acuerdos firmados entre Madrid y el país africano.
Frontex, o cómo no abordar los retos de la inmigración
Editorial Gara
La vicepresidenta del Gobierno español, Maria Teresa Fernández de la Vega, regresa de Bruselas con la palmada en la espalda del vicepresidente de la CE, Franco Frattini, y un compromiso global de la UEpara ampliar sus esfuerzos en contra de la «inmigración ilegal». El Gobierno español pide patrulleras y le darán patrulleras. Así de escasa es la gestión política que el Ejecutivo español y sus socios europeos hacen de la cuestión de la inmigración. Europa, protagonista de todas las «conquistas» y los saqueos imaginables, trata de presentarse hoy como una fortaleza sitiada. El lenguaje se militariza para ocultar un problema político con un coste humano insoportable, mientras que las palabras se hacen de terciopelo cuando se trata de describir otra llegada de personas mucho más masiva y mucho más condensada en unas épocas del año, como es la de los turistas, cuyas cifras desbordan con creces a las de los inmigrantes en Canarias… sin que nadie hable de asalto, invasión, y menos aún de colapso de infraestructuras. Europa propugna la libre circulación de capitales, pero responde con planes Frontex a la llegada de gentes a las que la colonización primero y la globalización después han privado de una vida digna en sus países de origen.