La mayoría de los actuales estudiantes universitarios serán mañana «proletarios con título o con micro-empresa», o sea, Precariado [1]. Serán trabajadores calificados y explotados por el gran capital. Sólo aquellos que hacen parte del círculo exclusivo de la burguesía o que por condiciones particulares obtienen grados de excelencia (apoyo y sacrificio de sus padres, cualidades […]
La mayoría de los actuales estudiantes universitarios serán mañana «proletarios con título o con micro-empresa», o sea, Precariado [1].
Serán trabajadores calificados y explotados por el gran capital. Sólo aquellos que hacen parte del círculo exclusivo de la burguesía o que por condiciones particulares obtienen grados de excelencia (apoyo y sacrificio de sus padres, cualidades excepcionales para el estudio u otras), podrán acceder a niveles de dirección de empresas en Colombia o en el exterior o trabajarán en áreas de investigación científica y tecnológica.
Serán uno entre mil. El resto de profesionales, tecnólogos y técnicos se convertirán -como ya lo son- en trabajadores asalariados, emprendedores subordinados, trabajadores informales o desempleados.
La minoría encontrará empleo en entidades del Estado o en empresas (empleo formal real) pero la gran mayoría serán «empleados por cuenta propia» (empleo informalizado).
Es importante resaltar que en el sistema productivo internacional las cientos de millones de Pymes existentes, que en más del 95% son micro-empresas con menos de tres (3) empleos y que tienen una vida «competitiva» inferior a dos años, cumplen un papel absolutamente subordinado a los intereses de los grandes consorcios transnacionales. Es trabajo asalariado camuflado.
Esa es la causa principal que ha llevado a millones de jóvenes profesionales del mundo entero a iniciar y encabezar un movimiento planetario contra el poder financiero mundial y contra la institucionalidad política tradicional que está al servicio de los exclusivos multi-millonarios.
Son los mismos jóvenes que han liderado e inspirado las «primaveras» árabes, el movimiento de los «indignados» en España y los «ocupas» en EE.UU., y últimamente, impulsan las protestas de Francia, Hong Kong, Líbano, Irak, Chile, Colombia y otros países.
Esos jóvenes no ven futuro o lo ven muy negro. Todos los puntos y aspectos que han planteado los dirigentes estudiantiles en Colombia, relacionados con la calidad de la educación y con la autonomía universitaria apuntan a responder a la siguiente pregunta:
«¿Qué tipo de profesional requieren las empresas que actualmente dominan la economía colombiana y las compañías transnacionales que ya tienen planes a 50 años para invertir en Colombia?»
La respuesta es una sola: El gran capital requiere un trabajador calificado para aplicar paquetes tecnológicos diseñados en las metrópolis híper-desarrolladas. Y lo que es más grave, el sistema económico colombiano (y mundial) no está en capacidad de absorber esa mano de obra. Serán cada vez más «precariados», en todo el sentido de la palabra: precarios niveles de formación, ingresos bajos, inestabilidad laboral, competencia infernal, obligados a emigrar, subvalorados y discriminados. Sin futuro.
Los estudiantes colombianos han tenido el valor de adelantarse a mirar y a cuestionar las condiciones de vida que el sistema capitalista les ofrece en el mundo laboral y productivo. Por ello en el año 2018 fueron cuestionados por el gobierno sobre su «arrogancia y triunfalismo».
Les decían: ¿Cómo se les ocurre cuestionar temas más allá de lo académico y estrictamente educativo? ¿Quién les dio permiso para hacerlo? ¿Quién los está manipulando? Y con intención mordaz los periodistas los cuestionaban afirmando: «¡No se dejen utilizar!»
Pero no se dejaron amedrentar ni asustar. Hoy encabezan una especie de «paro posmoderno» y han logrado entusiasmar a sectores del Precariado que ya está vinculado al sistema productivo. Ellos se han movido en esta ocasión porque saben en carne propia lo que les espera a los estudiantes que recién se gradúan. El precariado colombiano se está moviendo.
Por ello es muy cierto lo escrito por Daniel Mendoza Leal en un artículo titulado «La élite caníbal y la lucha existencial«, en donde con gran contundencia y gracia literaria nos dice que la actual protesta de los jóvenes «no es tanto una simple lucha política sino una lucha existencial».
Nota: Los cambios realizados en el pliego de exigencias por el Comité Nacional de Paro, así se hayan ampliado a 13 puntos, se mantienen en la misma dinámica reivindicativa y estrecha. Para poder jalonar a los sectores que no se han movido (más del 50% de los trabajadores son informales), hay que plantear reformas progresivas en todos los temas, pero ante todo, cambios estructurales en el aparato productivo. De todas formas, muy bien por los jóvenes que son los que han puesto el pecho y la creatividad y solo quieren hacerse escuchar tanto del gobierno como de los organizadores del paro.
Nota
[1] Término o concepto creado por Guy Standing. Ver: http://www.sinpermiso.info/
Blog: https://cutt.ly/qe31mkH
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