Hoy puede confirmarse cuanta razón tenían estas ideas y muchas otras contenidas en aquel discurso de Fidel en la clausura del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes hace 59 años. Como antecedente debe señalarse que la Federación Mundial de Juventudes Democráticas había decidido, en el congreso que realizó en Kiev en 1958, hacer un Congreso Latinoamericano […]
Hoy puede confirmarse cuanta razón tenían estas ideas y muchas otras contenidas en aquel discurso de Fidel en la clausura del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes hace 59 años.
Como antecedente debe señalarse que la Federación Mundial de Juventudes Democráticas había decidido, en el congreso que realizó en Kiev en 1958, hacer un Congreso Latinoamericano de Juventudes. En marzo de 1959 se convocó a una reunión preparatoria en Chile y allí se decidió realizar el Congreso en Cuba. Representantes de la Asociación de Jóvenes Rebeldes formaron parte del Comité Nacional Preparatorio del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, que sesionó en La Habana del 28 de julio al 6 de agosto de 1960, e integraron la delegación cubana al evento, junto con otras organizaciones juveniles de aquellos años.
Como delegado al Congreso por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio de Baracoa por la función que desempeñaba como Responsable Estudiantil de su dirección, aún no tengo la noción certera qué misteriosa y acertada organización, permitió salir de Las Mercedes, en las estribaciones de la Sierra Maestra, después de terminado el acto del 26 de julio en aquel lugar, llegar a Bayamo y luego ser transportado en un avión militar, con un grupo de milicianos y milicianas de Boyeros, rumbo a la ciudad de La Habana. Y una vez allí, sin complicación alguna, ser alojado en el Hotel Victoria, muy cercano a la sede del Congreso.
En lo que se refiere a la preparación del Congreso, se celebró una reunión previa presidida por el entonces Comandante Raúl Castro, quien en la clausura señaló: «Cuba abre las puertas a sus hermanos de toda América para que se expresen abiertamente, en tribuna libre, y expongan sus ideas acerca de cómo enfrentar los problemas comunes»… «En Cuba no importamos revoluciones, pero en Cuba ha brotado un manantial y aquí vienen a beber las juventudes latinoamericanas».
INAUGURACION Y DESARROROLLO DEL CONGRESO
El 28 de julio fue inaugurado el I Congreso Latinoamericano de Juventudes en el entonces teatro Blanquita (hoy Kart Marx). El acto fue presidido por el Comandante Ernesto Che Guevara, quien pronunció el discurso, con palabras como las siguientes:
«Compañeros de América y del mundo entero: Sería largo enumerar ahora el saludo individual que nuestra patria da a cada uno de ustedes, y a cada uno de los países que representan. Queremos, sin embargo, hacer un distingo con algunas personas representantes de países castigados por catástrofes de la naturaleza o por catástrofes del imperialismo»
A continuación se refirió al representante de Chile «que ha sido castigado por uno de los más terribles terremotos de la historia; a «Jacobo Árbenz, Presidente de la primera nación latinoamericana que levantó su voz, sin miedo, contra el colonialismo, y que expresó, en una reforma agraria profunda y valiente»; a la representación de Puerto Rico que «sigue luchando por dar el primer paso, el más difícil quizás, el de lograr, al menos formalmente, un gobierno libre. Y quisiera que los delegados de Puerto Rico llevaran mi saludo y el de Cuba entera, a Pedro Albizu Campos»; a la delegación norteamericana «que representa lo más puro del pueblo norteamericano. Y quisiera saludarla, porque no solamente el pueblo norteamericano no es culpable de la barbarie y de la injusticia de sus gobernantes, sino que también es víctima inocente de la ira de todos los pueblos del mundo, que se confunden a veces un sistema social con un pueblo». Y concluyó para todos los delegados: «aunque mis brazos y los brazos de toda Cuba están abiertos para recibir a ustedes, y para mostrarles aquí lo que hay de bueno y lo que hay de malo, lo que se ha logrado y lo que está por lograrse, el camino recorrido y lo que falta por recorrer. Porque aun cuando todos ustedes vengan a deliberar, en nombre de sus respectivos países, en este Congreso de la Juventud Latinoamericana, cada uno de ustedes -y de eso estoy seguro- vino acicateado por la curiosidad de conocer exactamente qué cosa era este fenómeno nacido en una isla del Caribe, que se llama hoy Revolución cubana».
El resto del discurso estuvo dedicado a explicar la historia de la Revolución Cubana, los aprendizajes, las enseñanzas y las realidades buenas y malas aun en la etapa triunfante. Así como la certeza de su rumbo: «Y todos los cubanos, de las ciudades y del campo, hermanados en un solo sentimiento, van siempre hacia el futuro, pensando con una unidad absoluta, dirigidos por un líder en el que tienen la más absoluta confianza, porque ha demostrado en mil batallas y en mil ocasiones diferentes, su capacidad de sacrificio, y la potencia y la clarividencia de su pensamiento«.
Las sesiones del Congreso tuvieron su sede en el Hotel Habana Libre (antes Habana Hilton), que poco antes había sido intervenido por el Gobierno Revolucionario.
En la noche se celebró una actividad festiva bailable en uno de los amplios salones del hotel. Las sesiones se caracterizaron por las intervenciones revolucionarias de los delegados de todas las organizaciones juveniles y estudiantiles. En los recesos las habitaciones del hotel eran un enjambre de número variable de compañeros que confraternizaban, intercambiaban y discutían de los más variados tópicos en un clima de camaradería.
En momentos específicos, en el lobby del hotel, se formaba un corro de delegados y otras personas alrededor del delegado colombiano, músico y compositor, Alejandro Gómez Roa, creador de la legendaria canción Cuba sí, yanquis no. Los asistentes a aquella improvisada actuación entonaban y coreaban con palmadas las estrofas de la canción, que entre otras expresaban:
A Cuba quieren los yanquis invadirla por las malas pero aquí no se podrá porque Cuba no es Guatemala Cuba si, Cuba si, Cuba si, yanquis no
Dicen los americanos Que Fidel es comunista Y no dicen que Batista Mató a 20 mil cubanos Cuba si, Cuba si, Cuba si yanquis no….
El día 6 de agosto por petición expresa de Fidel, Alejandro cantó su canción estelar ante miles de asistentes en el estadio Latinoamericano del Cerro, en La Habana, en el acto de clausura del Congreso, esta vez con las palabras de Fidel. Esta canción luego conmovería a millares de personas del mundo en esa década y Fidel en el año 2001 le diría a su autor: «Alejandro, tu eres un profeta»
EL DISCURSO DE FIDEL Y LA CLAUSURA DEL CONGRESO
Fidel empezó sus palabras dirigiéndose a los compañeros delegados de las Juventudes de América Latina y de todos los países del mundo que nos visitan; a los dirigentes obreros de América; y al Pueblo de Cuba:
Fue en el discurso pronunciado por Fidel, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, que éste anunció la nacionalización de empresas estadounidenses, con lujos de detalles. Fidel sufrió una afonía que le impidió continuar y fue entonces que Raúl intervino para calmar la preocupación reinante, y expresó: «Se ha ido una voz por un momento, pero ahí está él y estará». Recuperado, Fidel continuó leyendo la resolución en que todo estaba explicado sobre las nacionalizaciones.
A continuación Fidel leyó las empresas nacionalizadas y al final sintetizó el asunto de esta manera: «Es decir que quedan nacionalizadas todas las empresas de la compañía eléctrica, todas las empresas de la compañía de teléfonos, todos los bienes, por supuesto, y empresas de la Texaco y de la Esso, la Sinclair y, además, los 36 centrales azucareros que tenía Estados Unidos en Cuba. «En consecuencia -bajito, bajito, como para que no oigan-, se declara al Estado cubano subrogado en lugar y grado de las personas jurídicas relacionadas en el apartado anterior, al respecto de los bienes, derechos y acciones mencionados, así como de los activos y pasivos integrantes del capital de las referentes empresas, etcétera, etcétera, etcétera.»
Sobre el Congreso de Juventudes expresó: «Para nosotros esta reunión de representativos de la juventud de los pueblos de América Latina, de América entera, por cuanto lo malo de América no es ningún pueblo, sino que lo malo de América es el sistema implantado al pueblo norteamericano y al pueblo latinoamericano por el imperialismo yanki (APLAUSOS). (…) Este acto de hoy, este acto de estos días, esta reunión de representativos de la juventud de nuestro continente, tiene que ser extraordinariamente emotivo para todos nosotros.
Para nuestro pueblo y para ustedes los delegados que nos visitan, porque tanto lo que vemos nosotros, como lo que ven ustedes, es nuevo para ambos; para ustedes es nueva una revolución en este continente y para nosotros es nueva esa unión, es nueva esa solidaridad y no solo es nueva, sino que para nosotros esa unión, esa solidaridad y esa presencia es la vida misma de la Revolución que ustedes están viendo (APLAUSOS).
Después Fidel introdujo en su discurso la significación de Revolución y cómo actúa el imperio para impedirla en América Latina:
Revolución quiere decir destrucción del privilegio, desaparición de la explotación, creación de una sociedad justa donde los hombres perciban el fruto de su esfuerzo, donde las naciones perciban el fruto de sus riquezas naturales, y que los hombres vivan de su trabajo, y que sin trabajar solo vivan los que no puedan valerse por sus brazos, o los que son demasiado ancianos, o los que son demasiado jóvenes para producir.
Ustedes que quieren revoluciones, que quieren que sus patrias dejen de ser juguetes del imperio, que quieren que sus gobiernos dejen de ser títeres del imperio, que quieren justicia en América, que quieren libertad en América, que quieren dignidad en América; ustedes han de saber que las revoluciones están prohibidas en América, porque para prohibir revoluciones el imperio tiene los ejércitos mercenarios, las misiones militares, los gobiernos títeres, la prensa vendida, la UPI, la AP, los convenios colectivos suscritos a la cañona, y los pactos bilaterales suscritos a la fuerza, con gobiernos que no representaban el sentir de los pueblos. Para combatir revoluciones tienen la OEA, para combatir revoluciones tienen a los títeres, tienen a los dictadores, tienen las cancillerías vendidas, para prohibir revoluciones; y en cuanto en cualquier país de América tenga lugar una revolución que se decida a arrebatarles de una vez la tierra a los grandes latifundistas, a las grandes compañías extranjeras; a ponerles impuestos a las minas, o a recuperar el subsuelo del país, el petróleo, o el estaño, o el cobre, o cualquier mineral; en cuanto quieran tener una economía propia, en cuanto quieran liberarse, en cuanto quieran desarrollarse económicamente, en cuanto quieran convertir los cuarteles en escuelas; en cuanto expulsen una misión militar norteamericana, que son misiones de espías que están allí cumpliendo órdenes del Pentágono (APLAUSOS); en cuanto proclamen los derechos soberanos de la nación, comenzarán las presiones. Primero son las presiones, después las amenazas, después las agresiones, y después la OEA. ¡Para eso tienen la OEA!
A continuación denunció las maniobras de los Estados Unidos y sus títeres latinoamericanos para continuar las agresiones contra Cuba, utilizando en aquellos momentos de una convocatoria del Perú para una reunión de la OEA contra Cuba. ¡Hoy, 59 años después, cualquier semejanza con el papel del Perú y el grupúsculo de Lima contra la Revolución de Venezuela, no es pura coincidencia, sino el papel aún vigente de los títeres traidores y de la OEA!
Y Fidel afirma su visión cardinal del asunto y su vaticinio en torno a la revolución cubana y latinoamericana:
«Después que adopten acuerdos contra Cuba, ¿qué? La vida de la Revolución Cubana no es vida prestada, es vida que nació de la entraña de nuestro pueblo, vida que se alimenta de esa entraña de pueblo, vida vigorosa, vida indestructible; porque por encima de todos esos quehaceres yankis, por encima de todas esas maniobras, por encima de esos planes, hay una realidad viviente aquí, en nuestra isla, que para destruirla, ¡tienen que destruir la isla! (APLAUSOS.)
Y no solo vivirá, sino que la Revolución será realidad en América, no porque lo queramos nosotros; sino porque las realidades de América engendran la Revolución de América, como las realidades de Cuba engendraron la Revolución de Cuba, ¡a pesar de los yankis!
No podrán destruir la revolución en América, como no podrán destruir la revolución del mundo… La revolución del mundo, ¿cómo van a impedirla? ¿Es que acaso están tan miopes y tan ciegos que no ven el grito de libertad que surge de los pechos de Africa, de los pueblos arábigos? ¿Es que no han visto el grito que surge de los pechos de América? ¿Es que no han visto esa solidaridad superior a todo el poder de sus agencias, a todo el poder de sus mentiras en la América nuestra? ¿Es que están tan ciegos que no comprenden que la revolución es una realidad que no hay fuerza humana capaz de impedirla, y que la liberación de los pueblos es una verdad en todos los continentes de la Tierra?
Y finalmente Fidel advierte, alerta y estimula a los delegados ante la persecución posible en sus países por la solidaridad con Cuba:
«Los esbirros del imperialismo no les perdonarán que hayan venido a Cuba, no les permitirán que hayan cruzado la «cortina de luz» para descubrir la verdad, por sobre la cortina de infamia y de calumnia que alrededor de nuestra isla quisieron sembrar. Y los perseguirán, tratarán de tomar venganza, y tendrán ustedes que conocer lo que son las garras crueles, sangrientas y despiadadas del imperialismo. Pero no importa, el imperialismo está en su ocaso, el imperialismo está en su senectud, el imperialismo está tocando a su juicio final (APLAUSOS).
Ustedes han de saber, cuando se vean perseguidos, que aquí en Cuba, aquí hay millones de brazos hermanos que los esperan; han de saber que aquí en Cuba tienen también su patria, y que aquí en Cuba los hogares de los hijos de nuestro pueblo son también los hogares de ustedes (APLAUSOS). Y que cuando dentro de las fronteras de la patria los esbirros al servicio del imperio explotador los quieran privar de la patria, aquí tienen patria (APLAUSOS), aunque el deber de todos es luchar, allá o aquí. América es una sola: campo de lucha por la libertad, campo de lucha por la dignidad y por la justicia. Aquí o allá, todos tendremos que decir también «¡Patria o Muerte!» (APLAUSOS); aquí o allá todos diremos a la larga: «¡Venceremos!», ¡y venceremos!»
(OVACION)
Hoy puede confirmarse cuanta razón tenían estas ideas y muchas otras contenidas en aquel discurso de Fidel en la clausura del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes hace 59 años.
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