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El profesor de Ciencias Políticas se presta a servir de altavoz al Majzen y enmienda a la ONU sobre el Sáhara Occidental y el Pueblo Saharaui

Y Verstrynge cogió su fusil…

Fuentes: Rebelión

«Tristes tiempos estos en los que hay que luchar por lo evidente» (Friedrich Dürrenmatt) «Res ipsa loquitur» / «Los hechos hablan por sí mismos» (Frank Ruddy) «Mala gente que camina y va apestando la tierra» (Antonio Machado) Jorge Verstrynge, profesor titular en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, […]

«Tristes tiempos estos en los que hay que luchar por lo evidente» (Friedrich Dürrenmatt)

«Res ipsa loquitur» / «Los hechos hablan por sí mismos» (Frank Ruddy)

«Mala gente que camina y va apestando la tierra» (Antonio Machado)

Jorge Verstrynge, profesor titular en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, se descolgó a mediados de marzo con unas excéntricas manifestaciones negacionistas después de haber asistido a un evento propagandístico del Majzen marroquí en Dajla, ciudad saharaui ilegalmente ocupada, una operación «cosmética y de propaganda del Gobierno de Marruecos para dar a entender que existe una situación de normalidad en el Sáhara Occidental» y blanquear e intentar legitimar la ocupación manu militari.

¿Cómo habían rastreado el campus universitario madrileño los servicios de inteligencia marroquíes para hacerse con este estridente académico y llevarlo en volandas a la ciudad ocupada de Dajla para que hiciera de altavoz del Majzen? He ahí una cuestión interesante. Algún tufillo desprendería Verstrynge después de haber pasado de un partido político a otro –cual avezado saltimbanqui– como si tal cosa. El espionaje marroquí siguió ese tufillo y se dijo: «aquí tenemos carnaza». Y se puso a ello.

Verstrynge se prestó gustoso, pues, habiendo nacido en Marruecos y teniendo también nacionalidad francesa, además de la española, hacía tiempo que había manifestado su inclinación por las tesis irrendentistas del partido Istiqlal -la teoría del «Gran Marruecos»-, asumidas como propias por la monarquía alauita para consolidarse en el poder en sus momentos más bajos. Según las palabras de Verstrynge, «el Sáhara siempre ha sido marroquí» .

Tras mi sorpresa inicial -el Majzen no deja de sorprendernos con sus constantes operaciones de intoxicación y propaganda-, consideré que la opinión del excéntrico profesor Verstrynge, en el marco de su participación en el Foro Crans Montana en la ciudad saharaui ocupada de Dajla, no merecía mi tiempo ni mi esfuerzo. Sin embargo, al constatar la burda utilización hecha por el Majzen y su prensa de la presencia de Verstrynge en Dajla ocupada, y de sus manifestaciones anti-saharauis -era la finalidad para la que nuestro profesor y otros personajes fueron trasladados gratis a esa ciudad ocupada-, comprendí que esas manifestaciones, además de ser fake news y un impúdico ataque al pueblo saharaui y a sus derechos inalienables, constituían también un insulto a la inteligencia, a la Universidad y, muy particularmente, a sus colegas de la Facultad de Políticas y Sociología de la Complutense de Madrid; y que ese ataque y esas falacias no debían quedar sin respuesta.

A subrayar, además, la obsesión con que los gobernantes marroquíes se esfuerzan en llevar gratis y agasajados al Sáhara ocupado («las provincias del Sur«) -como también a las sesiones de la Comisión de Descolonización de la ONU, para que testifiquen a favor de la «marroquinidad» del territorio saharaui- a magnates, fantoches y funcionarios profanos o corruptos pero de relumbrón, al mismo tiempo que imponen el cerrojazo y expulsan sistemáticamente a multitud de políticos, periodistas, abogados, defensores de DDHH, o simples estudiantes o turistas que pretenden acceder a las zonas ocupadas del Sáhara Occidental para constatar la realidad sobre el terreno. Expulsiones que apenas aparecen en la prensa española, pero que la web Contramutis Contra el silencio«) se ha ocupado de divulgar, al igual que ha hecho con la lucha de los saharauis encarcelados por el ocupante marroquí, o con la carta al Papa Francisco ante su visita a Marruecos.

El negacionismo de Verstrynge: el Pueblo Saharaui y el Sáhara Occidental

La noticia podría resumirse así: Después de 43 años de ocupación militar marroquí de la mayor parte del Sáhara Occidental, el profesor Verstrynge se desplaza a Dajla -la antigua Villa Cisneros, hoy ciudad saharaui ocupada- para participar en el propagandístico Foro Crans Montana y allí, clamar a los cuatro vientos los titulares del Majzen: «el pueblo saharaui no existe; es una invención de Argelia / España y de la izquierda española»; «el Sáhara es marroquí y siempre lo ha sido». Las manifestaciones de Verstrynge no tienen desperdicio.

Esas afirmaciones (más bien, negaciones) de Verstrynge tienen toda la pinta de ser una provocación, una más de sus consabidas provocaciones para figurar en los titulares. Y el Majzen, encantado, claro, con titulares vociferantes en la prensa marroquí. No deberíamos entrar al trapo de tales provocaciones; y si lo hago con estas líneas es para dejar cuatro cosas claras y seguir avanzando, que es lo que precisa el sufrido y ninguneado pueblo saharaui.

Vayamos por partes. Para empezar, y para los interesados, el Foro Crans Montana, al que asistió Verstrynge en Dajla (antigua Villa Cisneros), con patrocinio y financiación marroquí, es la misma organización con sede en Mónaco que en octubre de 2018 dio cobertura a Carles Puigdemont en Ginebra para mantener un «diálogo» con los presidentes de Armenia, Bangladesh y Lesotho. Además, conviene recordar las «excelentes» relaciones entre Jordi Pujol y Mohamed VI (entre otras actividades, en 2011, Pujol participó en Rabat en una conferencia sobre la Administración Pública Regional, donde alabó el Plan de Regionalización de Mohamed VI que contempla incorporar el Sáhara ‘marroquí’ descartando el derecho de autodeterminación de la población autóctona saharaui), las actividades de algunos «honorables infiltrados«… y el llamativo silencio que -en mi opinión- los independentistas catalanes han mantenido últimamente sobre quienes sí tienen reconocido por la ONU el derecho a la autodeterminación: los saharauis.

El mencionado evento -a cuya celebración y asistencia, en sesiones anteriores, en una ciudad militarmente ocupada, se opusieron la ONU y otras instituciones, como la Unión Africana (UA)- sirve a Marruecos de plataforma dulzona y recreativa para publicitar su plan de autonomía amañada para los territorios saharauis ocupados, única opción que deja a los saharauis, eliminando el ejercicio legítimo de su derecho a la libre determinación. Los gobernantes españoles de la época arruinaron la posibilidad de una descolonización pacífica y consensuada con la represión de la Intifada de Zemla y la ‘desaparición‘ del dirigente saharaui Bassiri.

El sentido común nos permite entender perfectamente a qué se hace referencia cuando se dice pueblo saharaui, pueblo español, catalán, madrileño, francés, americano o marroquí. «La soberanía reside en el pueblo español» , reza la Constitución Española. Nadie se cuestiona si somos «una creación» romana, fenicia, cartaginesa, castellano-leonesa o visigoda. En cualquier caso, si lo que pretende el Sr. Vestrynge, de conformidad con sus patronos alauitas, es hacer del concepto una disquisición metafísica más -a estas alturas de la película-, no seré yo quien vaya a definir el concepto, doctores tiene la Iglesia. De hecho, España realizó un censo de la población saharaui con derecho a voto para el referéndum de autodeterminación que habría de celebrarse en el primer semestre de 1975, y que Marruecos logró primero postergar y después impedir por miedo a perderlo (James Baker). Incluso la Audiencia Nacional tiene abierta una causa por intento de genocidio del pueblo saharaui, una querella criminal interpuesta en 2006 y en la que han declarado, entre otros ciudadanos saharauis, Aminatu Haidar. Verstrynge quiere ser más papista que el Papa, cuya visita a Marruecos pretende utilizar también el Majzen, ¿cómo no?, para intentar legitimar la ilegal ocupación del territorio saharaui, que dura ya más de cuatro décadas.  

Que «el Sáhara es y siempre ha sido marroquí«, es un simple exabrupto personal sin fundamento alguno. O sea, que el Tribunal o Corte Internacional de Justicia de La Haya (Dictamen de 16 de octubre de 1975), la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU estarían -según las manifestaciones de Verstrynge- rotundamente equivocados. Como es sabido, la Corte Internacional de Justicia, en 1975 y a petición de los Gobiernos marroquí y mauritano, falló que ni Marruecos ni Mauritania ostentaban soberanía sobre el territorio del Sáhara Occidental. Las manifestaciones de Verstrynge en Dajla ocupada también se ven impugnadas por las numerosas resoluciones de la ONU sobre el Sáhara Occidental, el dictamen Corell (2002), las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europeo (TJUE) de 2016 y 2018, el fallo del Tribunal Supremo de Sudáfrica sobre la propiedad de los recursos naturales del Sáhara Occidental… La soberanía del sultán jamás alcanzó más allá del Uad Dráa (actual límite norte de la provincia de Tarfaya), como consta en los documentos históricos.

«Los intereses de España», Sr. Vestrynge, no pueden confundirse con la sumisión al triple chantaje alauita: pateras , droga y terrorismo (en palabras del propio rey Hassan II: «la Marcha Verde fue un chantaje horrible«). ¿Y los intereses y derechos del pueblo saharaui? He aquí las palabras que, el 2 de noviembre de 1975, sólo tres días antes del inicio de la ‘Marcha Verde’, pronunció el entonces Jefe de Estado en funciones, el príncipe Juan Carlos, en El Aaiún (capital del Sáhara Occidental): «España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz… Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen«. Días más tarde, el 14 de noviembre, se firmaban los Acuerdos Tripartitos de Madrid, ilegales, ilegítimos y jamás denunciados, y que abrirían la puerta a la guerra y al largo ‘conflicto‘ del Sáhara, que arrastra ya cuarenta y tres años.

De manera que no estamos ya en esa fase de retorno a los supuestos orígenes, Sr. Vestrynge, que quedó definitivamente zanjada en 1975, con el Dictamen del Tribunal Internacional de Justicia. No nos retrotraiga usted, de nuevo, al eterno bucle intoxicador del Majzen para consumo interno y propaganda barata en el exterior. La fase en que estamos ahora es la de presionar a Marruecos, incluso aplicando el Capítulo VII de la Carta de la ONU, para que deje de ser un Estado chantajista y cumpla con la legalidad internacional. No intente despistarnos usted más. ¿Por qué no se imponen a Marruecos, cuando menos, las mismas sanciones que se imponen a otros países por hechos similares? El asunto -al igual que la ilegalización de los Acuerdos Tripartitos de Madrid- merecería ser materia de reflexión en su Facultad de Ciencias Políticas, ¿no cree?

Los gobernantes marroquíes, en lugar de avanzar a partir de la verdad y la legalidad, siempre vuelven sobre alguna cuestión anterior ya resuelta y superada, para retornar de nuevo al bucle melancólico y entorpecer y paralizar todo el proceso de solución al ‘conflicto’, ocultando precisamente los hechos relevantes. A esto es a lo que se presta ahora el Sr. Verstrynge.

Adoptar medidas

Ya es hora de que los gobiernos de los países democráticos adopten las oportunas medidas de reciprocidad y retorsión frente a esa práctica vejatoria de Marruecos contra los nacionales de otros países. Por ejemplo, prohibiendo la entrada en España de determinadas personas de nacionalidad marroquí, poniéndoles diversas trabas legales o burocráticas, procediendo a similar número de expulsiones de nuestro país cada vez que Marruecos expulse a un/a ciudadano/a español/a. No como hasta ahora, poniendo cara de haba, mirando para otro lado, escondiendo los hechos a la opinión pública y cediendo a las exigencias de Palacio .

No hay que achantarse -como se viene haciendo- ante los chantajes alauitas ni conformarse sin más con las expulsiones de ciudadanos de otros países. Al contrario, hay que insistir y presionar a los responsables marroquíes para que cumplan la legalidad internacional y se comporten como una nación civilizada, no como un Estado irresponsable y gamberro. La legalidad internacional es el conjunto de normas y prácticas que los humanos nos hemos dado, con mayor o menor acierto, para vivir en paz y resolver nuestras diferencias por vía pacífica. Son, por así decir, las normas de convivencia. Si no se respeta, o se viola, esa legalidad, se pone en peligro la convivencia y la paz. Esto es lo que hay que entender y por lo que hay que trabajar continuamente, siendo beligerantes con quienes incumplen la ley, ya sea contaminando el Planeta o invadiendo territorios ajenos. El relevante papel que pretende atribuirse Marruecos -según proclaman sus dirigentes- en el desarrollo de África y como socio de Europa no exime a sus gobernantes , en modo alguno, de su obligación de cumplir con la legalidad internacional, descolonizar el Sáhara Occidental permitiendo a su población autóctona ejercer su derecho inalienable a la libre determinación y dejar de chantajear a los países vecinos y a Europa para que acepten sus ilegítimas pretensiones sobre el territorio saharaui ocupado.

Para finalizar, sólo dos breves comentarios. En primer lugar, acudir a Dajla ocupada, en la nómina del ocupante y financiador, para hacer de altavoz del Majzen, no es precisamente una heroicidad, sino pura mendacidad. Lo que, en cambio, sí hubiera sido una actuación digna de un profesor de Ciencias Políticas era decir la verdad, en el plenario, a los asistentes al evento pergeñado por el ocupante: que Marruecos invadió ilegalmente el Sáhara Occidental, que el territorio saharaui no le pertenece, que viene obstruyendo sistemáticamente el proceso de descolonización, que debe dar al pueblo saharaui la oportunidad de ejercer su derecho a la autodeterminación y que libere a los presos políticos saharauis, varios de ellos (Gdeim Izik) condenados a cadena perpetua.

Y, en segundo lugar, que, visto lo visto, los estudiantes de Ciencias Políticas deberían tener mucho cuidado al someterse a la docencia de determinados profesores de esa Facultad madrileña.

Sepa el Sr. Vestrynge que el Movimiento Internacional de Solidaridad con el Pueblo Saharaui está con la legalidad internacional y la defiende; y, precisamente por ello y como consecuencia de ello, apoya la justa causa de ese pueblo, avalada, por añadidura, por decenas de resoluciones de Naciones Unidas, torpedeadas por quien todos sabemos e incumplidas sistemáticamente. Y estamos también a favor del hermanamiento de los pueblos, de todos los pueblos, que es precisamente lo que no desea el Majzen ni sus poderosos lobbies, para así poder seguir manteniendo su poder, sus beneficios y sus privilegios. Habrá que decírselo al hermano pueblo marroquí, engañado por sus dirigentes y carente de libertades democráticas, Sr. Vestrynge.

Luis Portillo Pasqual del Riquelme. Doctor en Ciencias Económicas, exprofesor de Estructura Económica Internacional en la Universidad Autónoma de Madrid

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