Más allá de las propuestas de los partidos de la derecha, a las que no merece la pena dedicar tiempo, sí es importante saber que proponen los partidos de ámbito estatal que se definen de izquierdas. El PSOE no dedica ni un solo párrafo a la privatización de la sanidad o a las listas de […]
Más allá de las propuestas de los partidos de la derecha, a las que no merece la pena dedicar tiempo, sí es importante saber que proponen los partidos de ámbito estatal que se definen de izquierdas. El PSOE no dedica ni un solo párrafo a la privatización de la sanidad o a las listas de espera. Y sin embargo nos promete una «Renovación del Sistema Nacional de Salud», que a la vista de lo realizado donde han gobernado durante décadas, no nos merece ninguna confianza.
Podemos, recoge algo relacionado con la privatización de la sanidad: «Adoptaremos medidas urgentes para proteger este patrimonio común frente a su privatización, como es, por ejemplo, la sustitución de la normativa vigente -que favorece la expansión de la gestión privada de la sanidad- por una que se base en la gestión pública directa».
Respecto a listas de espera, afirma que «en una legislatura ninguna cita con el especialista u operación quirúrgica que tenga que ver con una patología grave se retrase más de un mes».
Ambas propuestas son impolutas, pero si Podemos quiere frenar la privatización, debería defender públicamente la derogación de la Ley 15/97, más cuando sus líderes conocen de sobra su importancia. Es más, alguno de sus máximxs representantes estatales, participó durante varios años con nosotrxs en la Plataforma Matusalén, donde defendía con vehemencia la derogación de la citada Ley. Hoy, una década después, parecen haberse olvidado de dicha derogación, quizás porque pesen más los intereses de una posible futura alianza con el PSOE, para lo cual saben que la derogación es un obstáculo.
En el caso de IU, ha retirado de su programa la derogación de la Ley 15/97, aunque a cambio promete la «eliminación de los conciertos en el ámbito sanitario». Pero curiosamente se cuida muy mucho de comprometerse con la derogación del artículo 90 de la Ley General de Sanidad que es quien posibilita los conciertos privados.
Llama la atención la calculada falta de concreción de todos los partidos y la ocultación de los mecanismos legales que vienen permitiendo la privatización de la sanidad desde hace tres décadas.
Sanidad y pensiones son, con seguridad, dos de los problemas más importantes de esta sociedad, pero no parecen preocupar realmente a nuestros políticos. La épica de las emociones, ya sea atizando el miedo ante la irrupción parlamentaria de la extrema derecha (que siempre estuvo aquí), o la inseguridad ciudadana, permite pasar de puntillas y no concretar absolutamente nada respecto a la privatización y el deterioro sanitario, que sufren fundamentalmente trabajadores, excluidos y pensionistas. No hay propuestas concretas, o sea, se trata de dejar hacer. O lo que es lo mismo, garantizar que el proceso de privatización, deterioro e incremento de las listas de espera (y de los seguros privados, lógicamente) sigan avanzando.
En definitiva, sean las pensiones, sea la asistencia sanitaria, no las podemos dejar en manos de los políticos. Si queremos defenderlas, deberemos seguir en la calle.
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