Para celebrar el día del trabajador proponemos una serie de buenos títulos sobre el mundo laboral con los que pensar y también entretenerse
Chaplin apretando las tuercas a la industria en Tiempos modernos
El primer día de mayo es el Día Internacional del Trabajo y, precisamente, no se trabaja. Es en honor a los sindicalistas estadounidenses que perdieron la vida en 1886 en la Revuelta de Haymarket. Aquellos obreros pedían que la patronal respetase la jornada laboral de ocho horas ya aprobada por ley y que -por ahora- es la habitual si se tiene un contrato a jornada completa.
Ese espíritu reivindicativo se ha ido evaporando con el tiempo y actualmente casi es un día festivo más dentro del calendario laboral. Hay quien sigue asistiendo a las manifestaciones convocadas por los sindicatos y quien decide gastar su tiempo libre en otras actividades. Una buena puede ser leer algún libro relacionado con el tema y reflexionar sobre él. Para bien y para mal, el trabajo es uno de los aspectos más importantes de la vida de todos y todas. El paro es la principal preocupación de los y las españolas actualmente y los derechos que se consiguieron durante tantos años de lucha obrera se tambalean. Esta es una lista de títulos para pensar, aprender, emocionarse, entretenerse e incluso reírse.
No tengo tiempo, de Jorge Moruno (Editorial Akal)
Una reflexión sobre cómo la relación de las personas y el entorno laboral están cambiando gracias a la capacidad del neoliberalismo para jugar con los términos y convencer de que lo que hasta hace poco se veía como un retroceso es lo contrario.
La mal llamada ‘economía colaborativa’ ha convertido a los repartidores en ‘riders’ que disfrutan pedaleando por la ciudad y los arrendadores ahora son anfitriones. No existen las jornadas, sino que las horas son bajo demanda y el trabajador no puede conciliar, sino esperar a que le caiga un encargo.
Jorge Moruno es sociólogo y escritor. Sabe bien de lo que habla porque, entre otras cosas, «ha sido teleoperador, informador turístico, reponedor, administrativo o parado» y, además, investiga sobre las transformaciones del trabajo.
Los obreros contra el trabajo, de Michael Seidman (Pepitas de calabaza)
Este ensayo se publicó por primera vez en 1991 y le costó al autor su puesto de trabajo en Rutgers, la universidad de Nueva Jersey. Pepitas de calabaza lo publicó en España en 2014 traducido por Federico Corriente y obtuvo una repercusión considerable. Seidman desarrolla en el libro una tesis sobre la relación que los obreros con su trabajo en Francia y España durante el periodo comprendido entre 1936 a 1939 (gobierno del Frente Popular y Guerra Civil respectivamente).
La conclusión a la que llega el autor es que las personas, de alguna manera, se resisten a trabajar. Como explicó en esta entrevista concedida a eldiario.es: «Toda la historia laboral analizada desde 1960 está basada en la teoría de que a los obreros les gusta trabajar. Tanto para los comunistas como para los socialistas, los capitalistas… el trabajo define a la clase obrera. Y mi punto de vista define a la clase obrera como la clase que se resiste al trabajo». En el libro se refiere al trabajo asalariado en ciudades industriales durante ese periodo de tiempo concreto, aunque en la época actual sigue existiendo esa reticencia.
La oficina en The New Yorker, (Libros del Asteroide)
El lugar de trabajo como espacio alienante, las relaciones con los compañeros de trabajo, el hastío de la rutina o las jerarquías dentro de la empresa. Los autores de esta compilación de viñetas publicadas en el medio norteamericano desde 1920 ironizan con pluma fina sobre todos esos aspectos del día a día de una oficina de una manera en la que cualquier persona que haya pasado por esos trances se ve identificada. Y provocan sonrisas cuando no carcajadas en cada una de ellas.
El volumen recopila los trabajos de algunos de los viñetistas más importantes de la revista como Robert Mankoff, Leo Cullum, Tom Cheney, Peter C. Vey o Lee Lorenz traducidos al castellano por Miguel Aguayo y con prólogo de Jean-Loup Chiflet. Como explican desde la editorial, el libro podría llevar como subtítulo la frase «Todo lo que me hubiera gustado decir o hacer en el transcurso de mi vida laboral si no hubiera tenido miedo a ser despedido». Garantizado.
Estupor y temblores, de Amélie Nothomb (Anagrama)
Con motivo del quincuagésimo aniversario de su colección ‘Compactos’, la editorial ha reeditado 50 de sus títulos esenciales seleccionados por editores y libreros. Entre ellos se encuentra este libro en el que la autora, nacida en Japón pero criada en Bélgica, regresa a su país natal para trabajar. Allí se encuentra con la realidad del mundo laboral de los japoneses, con una ética del trabajo en la que prima la sumisión y el convencionalismo.
El humor y la manera de escribir de Nothomb son especiales -es decir, no del gusto de todos- pero su novela es un buen reflejo de las diferentes maneras que existen de entender el trabajo. Y la de los japoneses, que no contemplan el escaqueo como una opción, es bastante opuesta a la de los españoles. O al menos por el momento y mientras se pueda. La traducción es de Sergi Pàmies.
Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos, de Barbara Ehrenreich (Capitán Swing)
La autora del libro, traducido por Carmen Aguilar, decide investigar sobre las condiciones laborales en Estados Unidos haciéndose pasar por una trabajadora no cualificada. Así, va apuntando sus experiencias en empleos mal remunerados para explicar las condiciones de vida de las clases pobres del país. Lo que descubre -¡sorpresa!- es que, pese a tener un trabajo a tiempo completo, una persona que gana seis dólares por hora no llega a fin de mes. Ehrenreich podría haber hecho su experimento en España y habría llegado a la misma conclusión.
Alguno de los trabajos que desempeñó fueron de reponedora de un supermercado, limpiadora y camarera de hotel . Doctora en biología en la Universidad Rockefeller de Nueva York, hasta ese momento no había experimentado la dureza de esas labores. Actualmente forma parte del Partido Socialdemócrata de Estados Unidos, escribe en el periódico The Progressive y es una reconocida activista política.
Asamblea Ordinaria, de Julio Fajardo Herrero (Libros del Asteroide)
El autor se sirve de sus personajes para describir el impacto que la crisis tuvo en la sociedad española. La pareja que se resiente por la precariedad, el joven sin trabajo que se va a vivir con su tía anciana o el empleado que no quiere ver cómo sus condiciones laborales se van al traste son algunos de ellos.
Todos experimentan cambios vitales que no se hubiesen imaginado si el rumbo de la economía no hubiese dado un giro tan demoledor. Julio Fajardo, editor y traductor, publicó este libro hace tres años, pero podría haberlo hecho hoy.
Vida de zarigüeyas. Cómo vivir bien sin empleo y (casi) sin dinero, de Dolly Freed (Alpha Decay)
Dolly Freed publicó esta especie de manual para sobrevivir tranquilamente sin tener que trabajar y sin caer en la indigencia. Ella y su padre vivieron durante cinco años a las afueras de Filadelfia cultivando y cazando lo que podían en su casa que, pequeño detalle, tenía un terreno de dos mil metros cuadrados. Catalogaba las necesidades como básicas -una casa- y como prescindibles -médicos, seguros- y así gestionaba los 700 dólares que se gastaban al año.
Aunque sus consejos son difíciles de seguir hoy en día, el libro sirve como reflexión acerca de cómo nos afecta la economía y muestra que existen opciones para vivir sin estar supeditados al trabajo (o no tanto). Esta edición está traducida por Rubén Martín Giráldez e incluye un prólogo de David Gates.
Tea Rooms. Mujeres obreras, de Luisa Carnés (Hoja de Lata)
Matilde trabaja en un salón de té cercano a la Plaza del Sol en Madrid. Corren los años 30 del siglo pasado y tanto ella como sus compañeras Antonia, Paca y Marta, trabajan por sueldos irrisorios atendiendo a clientes de postín. Matilde va adquiriendo cada vez más conciencia de su situación y, por lo tanto, rebelándose ante un destino desierto de expectativas.
Las condiciones laborales y los problemas a los que se enfrentan sus personajes -insalubridad, aborto, prostitución, derechos laborales- siguen tan presentes que la obra no ha perdido ni ápice de vigencia. Carnés, otra de las autoras de la Generación del 27 que no obtuvieron reconocimiento hasta décadas después, se sirvió de sus propias experiencias para elaborar este título y Natacha, su otra novela.
Andando, de Albert Carreres, Alejandro Torres y Daniel Riego (Norma Editorial)
Claudia tiene una carrera exitosa hasta que se queda embarazada y su situación en el trabajo cambia. Sergi tiene una pequeña empresa de servicios eléctricos y mantenimiento que iba bien hasta que llegó la crisis y con ella los problemas para sacarla adelante. Andrés se queda sin empleo después de estar toda la vida en la misma empresa que le despide con una indemnización más que cuestionable cuando aún le quedan años para jubilarse.
Esas son las realidades de los protagonistas de este cómic que radiografía la situación del país cuando la economía se desmorona. El retrato de los autores es el de unas vidas que se quiebran pero que no pierden del todo el humor y que mantienen la esperanza pese a la adversidad.
El pueblo. Auge y declive de la clase obrera, (1910-2010) de Selina Todd (Akal)
El recorrido de la clase obrera británica desde su ascenso en la I Guerra Mundial, pasando por su resistencia a la dura época de Margaret Thatcher y su declive hasta la época actual. Una historia de lucha obrera y de orgullo de clase que hoy en día parece haber desaparecido aunque no lo haya hecho del todo.
Todd, escritora y profesora de Historia contemporánea en la Universidad de Oxford, estuvo diez años documentándose para escribir este libro, que ha traducido al castellano Antonio José Antón Fernández. En palabras de Owen Jones: «Todd aborda la misión de pintar la clase obrera de nuevo contra el lienzo de la historia».
Esclavos del trabajo, de Daria Bogdanska (Astiberri)
Daria Bogdanska llegó a Suecia con la esperanza de una vida mejor. Después de dejar su casa en Polonia, viajó por Europa hasta que, cansada de trabajos precarios, decidió que ya era hora de conseguir un buen empleo. Malmö parecía un buen lugar para ello, al fin y al cabo está en el Estado del Bienestar con mayúsculas. Pero nada que ver.
Viñeta a viñeta desgrana cómo, poco a poco, va experimentando la realidad de una extranjera en el país. Los problemas delirantes para conseguir un permiso de trabajo, la precariedad y las injusticias se sucedían hasta que un día, harta, decide rebelarse y se pone en contacto con un sindicato. El cómic perfecto para el 1 de mayo.