Su primer panfleto (suponiendo que lo que nombramos como Comité Invisible existe), se llamó La insurrección que viene y emergió rompiendo las muecas y los esquemas de la izquierda europea en el momento de bonanza económica posterior al movimiento altergobalización. De eso hace ya ocho años. Aquel libro se convirtió también en un rotundo éxito […]
El nuevo texto anuncia el inicio de un plan con más apariciones públicas así como la realización de una gira por el Estado español en un momento crucial de nuestra historia electoral. Uno, dos, varios días después: 26, 27 y 28 de mayo. Madrid, València y Barcelona se encuentran con lo que el Comité Invisible ha venido a compartir. A nuestros amigos, decidieron ponerle como título a este libro que sigue sonando a manifiesto rabioso, con un pensamiento más sedimentado sobre los fangos de la Europa neoliberal. Publicado en España por la riojana Pepitas de Calabaza, difundido antes en ediciones pirata en ocho lenguas de cuatro continentes.
Ha habido un tiempo de silencio, tras desertar guardando las armas, para recomenzar. Ahora, las insurrecciones han llegado: Libia, Egipto, Grecia, Turquía, Nueva York y los cientos de asambleas en las plazas. Y el Comité Invisible vuelve a hacer un llamamiento con una fuerte crítica a la democracia, a la idea de sociedad y el paradigma del gobierno (al menos, dicen, pongámoslo en grado de hipótesis). El libro tensa los límites de la democracia, esa forma de gobierno puro en la que gobernante y gobernado parecen identificarse. Donde nos hemos instalado. Insisten en su idea del poder como algo logístico que reside en las infraestructuras y en la apropiación de las técnicas, que son puestas al servicio de la ideología capitalista (la tecno-logía) por los ingenieros (verdaderos ejecutores de la contrainsurgencia).
A nuestros amigos recupera la crítica a la vida cotidiana de los situacionistas, que antes se viera en Tiqqun o en la revista francesa de los ochenta Os Cangaceiros. Una mezcla de teoría política europea, filosofía metafísica y fanzine anarquista insurreccional. Un libro que parece una mezcla molotov tan acostumbrados a la discusión tranquila de las ideas que parece dejar paso a dos líneas de fuga antagónicas en el panorama intelectual francés: la Sumisión (último libro de M.Houellebecq, enemigo acérrimo de Tiqqun ya desde la primera revista) y los amigos del Comité sometidos a la técnica de gobierno anti-terrorista global practicada por el ministro del interior del país vecino, Manuel Valls.
Un libro potente que ha sido capaz de generar un interés y un apasionamiento que parece reservado a explosiones de horizontalidad vinculadas más al movimiento que al mundo de las ideas. El pasado 14 de enero, en la École Normale Supérieure de París empezó un debate que acabó en ocupación de una de las salas de la institución. El libro, decían, les llevó a querer hacer cosas juntos, a debatirlas, a ponerse a pensar también en las bases organizativas mínimas para mantener lo que parecía una «discusión perpetua» mantenida con cierto ritmo durante unas dos semanas. Si la opresión es asfixiante y global, fruto de un poder medioambiental; la potencia puede organizarse con un ritmo. En cada momento se (puede) lucha(r). No hay «crisis» alguna de la que haría falta salir, hay una guerra que nos hace falta ganar.
Este texto son notas en marcha de la discusión colectiva del grupo de lectura del libro A nuestros amigos, de València.