En el próximo año y medio, el nuevo Gobierno de Catalunya tiene previsto poner en marcha las instituciones necesarias para una declaración de independencia. La «posautonomía» y la «preindependencia» tienen un nuevo capitán. Carles Puigdemont, alcalde de Girona por CIU y Presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) fue elegido ayer por […]
En el próximo año y medio, el nuevo Gobierno de Catalunya tiene previsto poner en marcha las instituciones necesarias para una declaración de independencia.
La «posautonomía» y la «preindependencia» tienen un nuevo capitán. Carles Puigdemont, alcalde de Girona por CIU y Presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) fue elegido ayer por el Parlament de Catalunya como nuevo president tras más de tres meses de negociaciones.
A las seis de la tarde del sábado 9 de enero, el ya expresident, Artur Mas, comparecíó ante los medios de comunicación para anunciar un acuerdo definitivo entre JxS y la CUP-CC, que con 70 votos a favor -dos diputados de la CUP se abstuvieron por decisión del grupo- establecieron el domingo por la tarde el nuevo horizonte para Catalunya, el de la «preindependencia». En su discurso de investidura, Puigdemont expresó su convencimiento de que Catalunya es «una potencia a nivel internacional» y aspira a que su mandato sea el que lleve a efecto la hoja de ruta separatista, que pasa por la puesta en marcha de una nueva Constitución, un sistema judicial, un banco central e incluso un ejército propio. Pero en su discurso no hubo concrecciones sobre estos puntos y sí llamadas a la asunción de «responsabilidades» y contra la resignación.
El acuerdo visto por las CUP
Después de agotar hasta el último minuto el tiempo establecido para formar gobierno, Artur Mas renunció el sábado a la presidencia de la Generalitat de Cataluña con un acuerdo que deja a la candidatura anticapitalista con el compromiso explícito de no votar, en ningún caso, lo mismo que los grupos parlamentarios unionistas y del derecho a decidir.
Según marca el acuerdo de cinco puntos, la CUP-CC cederá dos diputados a la dinámica parlamentaria de JxSí con el objetivo de garantizar la estabilidad parlamentaria para el proceso constituyente, ruptura democrática y la construcción de la República Catalana iniciado tras el resultado del pasado 27S. Durante estos dieciocho meses en los que está previsto que dure el acuerdo, los dos diputados de la CUP-CC actuarán conjuntamente en las tomas de posición de JxSí.
Sin embargo, la CUP-CC mantendrá sus diez diputados y diputadas y no se sublevarán al grupo parlamentario de JxSí como insinuó Artur Mas en diversas declaraciones. Según Eulalia Reguant, diputada de la formación de la izquierda independentista, dos diputados «participarán en las reuniones de JxSí para mejorar la coordinación entre los dos grupos y para garantizar el cumplimiento de los acuerdos».
Además la CUP-CC se compromete a renovar su grupo parlamentario con la dimisión de dos diputados del partido que se concederán tras el debate de investidura que tuvo lugar ayer y que la candidatura tiene la obligación de investir a su nuevo presidente, en la primera votación. La CUP-CC confirmó ayer que las dos dimisiones corresponden a Josep Manuel Busqueta y Julià de Jòdar, número tres y número siete respectivamente.
En este sentido, la CUP-CC cumple con sus dos promesas manifestadas durante la campaña electoral: no investir a Artur Mas, y no volver a otras elecciones en el famoso «ni Mas ni marzo». La candidatura de Unidad Popular deja claro que no renuncia a sus compromisos electorales como la lucha contra los recortes, las privatizaciones y la corrupción, aunque dos de sus diputados se sumen a la dinámica parlamentaria de JxSí. Benet Salellas reivindió el domingo que la CUP-CC ha «enviado a Artur Mas a la papelera de la historia y que seguirán luchando contra los recortes.
Entre el acuerdo pactado entre ambas formaciones la CUP-CC asumió su parte de culpa «por haber puesto en riesgo el voto mayoritario de la población y el electorado a favor del proceso hacia la independencia» mientras que JxSí solamente sacrifica a su líder convergente. En un comunicado la formación anticapitalista pide disculpas por la lentitud de los pasos y asumió su parte de culpa en un proceso que no ha sido, según ellos, «el más ejemplar».
El futuro de Mas
Mas expresó el sábado que durante los próximos 18 meses estará a disposición de la coalición de JxSí y que dedicará toda su energía en refundar Convergència Democràtica de Catalunya para llegar a las nuevas elecciones de 2017 con garantías de éxito. También ha dejado entrever que podría presentarse para las próximas elecciones como futuro presidente de la Generalitat de Cataluña, a pesar de que había manifestado que ésta sería su última legislatura. Mas aducía que quedaba excluido de ese compromiso ahora que «decide apartarse de la presidencia».
El acuerdo final de investidura es el colofón de seis días intensos desde que el pasado 3 de enero la CUP-CC mantuviera el veto a Mas con la decisión de las asambleas territoriales y el Grupo de Acción Parlamentaria (GAP). Desde entonces, las entidades de la sociedad civil soberanista, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Ómnium Cultural, adscritas a JxSí, y Súmate, la asociación independentista de habla castellana, tomaban las riendas y presionaban a ambas formaciones a exprimir hasta el último momento el tiempo de negociación.
A partir de ayer comienza el mandato democrático independentista que consiguió mayoría parlamentaria, pero no mayoría de votos. Ahora la pregunta es saber si se conseguirá agrandar esa mayoría independentista en escaños en Cataluña con un acuerdo como el que se firmó este fin de semana, y también, si esto precipitará un pacto de gobierno en el Estado español.