Durante meses el sistema ha sido incapaz de formar nuevo gobierno. En cambio, ha seguido aplicando recortes y reduciendo los derechos sociales y laborales sin parar ni un solo día, ha sido reprimiendo a los movimientos sociales y en particular al movimiento obrero que tiene más de 300 sindicalistas procesados, nos ha implicado más en […]
Durante meses el sistema ha sido incapaz de formar nuevo gobierno. En cambio, ha seguido aplicando recortes y reduciendo los derechos sociales y laborales sin parar ni un solo día, ha sido reprimiendo a los movimientos sociales y en particular al movimiento obrero que tiene más de 300 sindicalistas procesados, nos ha implicado más en operaciones militares de la OTAN en el este de Europa, Oriente Medio y África.
Mientras la Comisión Europea, cada vez más un instrumento de los poderes económicos fuera de cualquier control democrático, exige nuevas reformas laborales, nuevos aumentos de impuestos sobre el consumo, bajadas de salarios y un recorte adicional de 8 mil millones de euros en prestaciones sociales. Todo esto mientras desde el Banco Central Europeo se financian las grandes empresas privadas, una ayuda que se niega a las clases populares y a las instituciones democráticas elegidas por la ciudadanía (estados, ayuntamientos, etc.).
Si hasta ahora el poder económico no ha sido capaz de dar salida al entramado que los resultados electorales de diciembre del pasado año, es en parte por el creciente movimiento social. Un movimiento que crece desde el 15M, que late a veces con fuerza y otros con menos a la expectativa de procesos electorales, pero que sigue vivo, lo que ha dado miedo a formar gobiernos que intentaran un cambio estético y no real. Es cada vez más evidente que la fuerza de la presión social crece y que ya no se podrá gobernar con impunidad como hasta ahora.
Es necesario que las clases populares, los expoliados en el curso de la crisis, damos un paso adelante en las próximas elecciones. A pesar de la demagogia de los medios del sistema, que daban ganador con 7,2 millones de votos al PP en las elecciones de diciembre, en realidad el «partido» que ganó fue la abstención con 9,7 millones de personas que se abstuvieron, votarón en blanco o nulo. Pero la abstención no muestra con claridad una opción frontal al sistema, es interpretable por los medios de comunicación y es desdeñable (en EEUU hace mucho tiempo que el sistema se sostiene con partidos que no les vota ni el 20% de la ciudadanía). Es necesario que esta vez expresemos nuestro rechazo de forma clara y contundente.
Desde hace años estamos luchando por una confluencia política y social de las fuerzas que reclaman un cambio real. Hoy en Cataluña se presenta de nuevo la candidatura unitaria «En Común Podemos» formada por Barcelona en Comú, ICV, Podem, EUiA y Equo. En Galicia y Valencia se han reforzado las confluencias. En el resto del Estado Español se ha dado un paso adelante unitario con la constitución de Unidos Podemos. Este conjunto de confluencias constituye una esperanza para el cambio social y político. Más allá de sus limitaciones programáticas y estratégicas, es una muy buena noticia, a la que contribuimos dentro de nuestras posibilidades y con la aportación de crítica constructiva.
A pesar de lo positivo que ha sido el establecimiento de estas coaliciones, por sí mismas son insuficientes para producir los cambios que necesitamos. Creemos que sin recuperar la soberanía económica, liberarnos de la deuda ilegítima y odiosa, y romper con las oligarquías y poderes no democráticos de la UE que imponen las políticas fracasadas de ajuste y austeridad no será posible el cambio social y político transformador. Para que esto sea posible es necesario hacer una mayor pedagogía en las propuestas y el programa que se pone a debate en la lucha electoral. Hay que desplegar un discurso alternativo que haga comprensible el reto ante el que nos encontramos y los caminos de emancipación que habrá que emprender. Además nosotros hemos reclamado que esta unidad viniera acompañada de la construcción de un poder ciudadano, que permitiese controlar y apoyar a los diputados electos. Creemos que el sistema no ha podido esta vez romper la unidad del cambio, pero seguirá ensayando de amedrentar, corromper, perseguir a nuestros representantes si persisten en un camino de transformaciones favorables a la mayoría como hecho en Grecia. Por tanto, entendemos que debemos construir un gran tejido social que apoye, cree espacio de comunicación, solidaridad y fuerza de movilización más allá de los grupos parlamentarios, municipales o de fuerzas de políticos profesionales.
Por ello, además de convocaros ahora a votar En Comú Podem el 26 de junio, os convocamos a organizar os en plataformas sociales como las Asociaciones de Vecinos o PAH, Marea Blanca de la Sanidad, Marea Pensionista, la Asamblea Groga de la Educación, las Asambleas de Parados, a implicaros en organizaciones sindicales que defiendan efectivamente los trabajadores en cada centro de trabajo. Finalmente os convocamos a profundizar los objetivos por el cambio emancipatorio en el debate electoral y en la vida social. Hay una defensa continuada y argumentada de los valores, programa y discurso que reclaman rupturas conceptuales con el actual estado de cosas. Propuestas que en gran parte están siendo construidas desde los movimientos sociales y que aún no están presentes con la suficiente claridad en los compromisos programáticos que se nos ofrecen. Si no queremos que nos lo arrebaten todo no basta con votar, hay que luchar de forma capilar, constante, solidaria, palmo a palmo y cada día, para recuperar la dignidad y los derechos.
Finalmente llamamos a los y las activistas de los movimientos y de las luchas a incorporarse al trabajo de nuestra organización, para impulsar la construcción de una estructura orgánica que haga posible el cambio social, más allá de cualquier coyuntura o táctica, que ayude a construir una opción estratégica de superación de este sistema que quiere llevarnos a la destrucción, la miseria y la guerra. Sin organización no hay revolución. Para superar esta sociedad necesitamos crear un sujeto que en las condiciones del siglo 21, sea capaz de articular intelectual y orgánicamente una propuesta de superación del capitalismo senil en el que estamos inmersos.
Xarxa Socialista Unificada de Catalunya – Socialismo 21
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