Previo al referéndum de independencia catalán, la prensa convencional española -El Confindencial, El Mundo, El País, entre otros-, hacían eco de la alerta que el gobierno español había trasladado a la UE, solicitando frenar la llegada de movimientos radicales «antisistema, anarquistas y de extrema izquierda» que podrían ocasionar actos violentos. Una preocupación que también compartían […]
Previo al referéndum de independencia catalán, la prensa convencional española -El Confindencial, El Mundo, El País, entre otros-, hacían eco de la alerta que el gobierno español había trasladado a la UE, solicitando frenar la llegada de movimientos radicales «antisistema, anarquistas y de extrema izquierda» que podrían ocasionar actos violentos. Una preocupación que también compartían el Partido Popular, PSOE y Ciudadanos. En las informaciones se detalla que ya se tenían identificados a estos grupos gracias a las excelentes relaciones con otros gobiernos europeos en materia de terrorismo y crimen organizado (goo.gl/hVFuH3).
Tras las lamentables cargas policiales del pasado 1 de octubre, autorizadas por el gobierno de Mariano Rajoy, al puro estilo franquista, dos cuestiones quedan bien claras: Primero, que de la propaganda contra los movimientos autónomos de izquierda nadie exigirá responsabilidades a los medios masivos de des-información. Segundo, que como señala Suso de Toro, literato gallego, «Rajoy pudo hacer lo que hizo estos años, meses, semanas y estas horas porque el PSOE, el rey y las instancias del estado lo acompañaron en una respuesta de estado conjunta a un problema político. Y no se trata sólo del estado, se trata de una sociedad atrasada cívica y políticamente que vive encerrada en una burbuja ideológica y mediática.» (goo.gl/j6pZ76). Una de las excusas principales que se esgrimieron contra el referéndum es su carácter ilegal y anticonstitucional, aunque este mismo gobierno cambia unilateralmente la ley y sin referéndum cuando le conviene, por ejemplo, si de recortar el gasto social se trata (goo.gl/B7KURH).
Volviendo a nuestro relato, no hubo grupos radicales de izquierda generando disturbios, fue el Estado Español. Lo que sí hubo fue un pueblo en movimiento. Una importante parte de la sociedad catalana ha tenido el valor de arrancarse, como diría su cantautor Lluís Llach, la estaca del franquismo. Y es que el problema no es España, es el fascismo que renace, que se reforma y que el pueblo catalán, valiente y digno no quiere más.
Los echan en realidad. El movimiento independentista ha crecido debido al rechazo explícito del Estado Central en prohibir el derecho a decidir. Y es que, históricamente el pueblo catalán cuenta con la experiencia acumulada de un pueblo organizado, de su tejido social y cuenta además con un movimiento anarquista o libertario muy potente, que es referencia a nivel mundial. Un movimiento, que como hemos señalado, es atacado sistemáticamente por el Estado Español, pero también por el gobierno catalán. Y es aquí, donde hemos de poner el foco.
El movimiento anarquista tiene mala prensa por la violencia ejercida en las últimas décadas del siglo XIX y durante la Semana Trágica barcelonesa. Sin embargo, no considera la violencia como un principio básico, sino más bien como una táctica. Por otro lado, se les ha querido involucrar en multitud de eventos en los que no tuvieron absolutamente nada que ver. Pero, al margen de todo esto, existen multitud de anarquistas que repudian la violencia y que son pacifistas. Basta revisar su comunicado de Huelga General convocada para el 3 de octubre, respecto a los últimos acontecimientos del «procés».
Una parte representativa de este movimiento anarquista catalán explica en su comunicado su posición: Primero, se define como parte de una tradición sindical y política que históricamente ha defendido los derechos y las libertades de las clases oprimidas, por encima de cualquier nacionalismo. Segundo, denuncian la militarización y represión que están sufriendo por parte del Estado Español, haciendo suyo el principio de la autodeterminación de los pueblos, es decir, del derecho a decidir. Y tercero, y muy importante, no se olvida de señalar también la naturaleza de la Generalitat de Catalunya: «la que, en los últimos años, ha perseguido, golpeado, detenido y encarcelado a todas aquellas que no han querido mirar hacia otro lado cada vez que los derechos civiles y humanos del pueblo eran pisados. No olvidemos la forma en que los mozos de escuadra nos desalojaban de Plaza Catalunya, encarcelaban y denunciaban a sindicalistas, nos perseguían para participar en la movilización que rodeaba el parlamento los días en que se recortaban nuestros derechos sociales, o en que a través de macro operativos policiales, nos detenían y encarcelaban en las recientes Operaciones Pandora, o muertes y mutilaciones entre otros. Así pues, no permitiremos que nadie tome lo que es nuestro, lleve la bandera que lleve» (goo.gl/ujmJLP).
Es importante señalar que el proceso está liderado por un partido, el PdCAT que forma parte de los Liberales Europeos. En la nueva Catalunya independiente habrá un Estado con todos sus resortes tributarios, judiciales, policiales y militares. Puigdemont ya ha dicho que es «indispensable» que una Catalunya independiente tenga ejército (goo.gl/v8E7pj). No sabemos si finalmente la Independencia de Catalunya se consume. De hecho, aunque más del 90% de los votos en el referéndum fueron para el SÍ, la cantidad de votantes no llegó a la mitad del censo. Además, han existido otro tipo de irregularidades, el cierre e intervención de 400 colegios electorales, votos repetidos o de ciudadanos extranjeros, que dificultan la toma de posiciones precipitadas y unilaterales (goo.gl/xtXdm5).
Desde el punto de vista de los abajo y concretamente de los que venimos acompañando al movimiento de sin papeles, vemos con preocupación que la Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República Catalana, ha incorporado, el mismo sistema racista de Extranjería que el Estado Español, para tener encaje en el derecho europeo e internacional. Y esta ley ha sido aprobada por todo el arco parlamentario, incluido los anticapitalistas de las CUP, Candidatura d’Unió Popular. Así ocurre, cuando se colocan las banderas por encima de todas las personas. Y es por esta misma razón, en este contexto, en el que nos posicionamos a favor del derecho a decidir del pueblo catalán, que también apelamos a esa parte de la sociedad en movimiento y libertaria que colocan a las personas primero. Todo indica que una vez más, las y los migrantes somos descartables y que la estaca se sacaría para volverla a enterrar sobre los colectivos más débiles.
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