Mi compañera anda muy inquieta, incluso desasosegada que diría Pessoa, y me ha hecho algunas preguntas sobre la carta-respuesta-hablo-de-lo-que-quiero del president de la Generalitat de Catalunya, la de 16 de octubre. 1. ¿Se puede escribir esto? «Cuando el pasado día 10, atendiendo a la petición de numerosas personalidades e instituciones internacionales, española y catalanas, le […]
Mi compañera anda muy inquieta, incluso desasosegada que diría Pessoa, y me ha hecho algunas preguntas sobre la carta-respuesta-hablo-de-lo-que-quiero del president de la Generalitat de Catalunya, la de 16 de octubre.
1. ¿Se puede escribir esto? «Cuando el pasado día 10, atendiendo a la petición de numerosas personalidades e instituciones internacionales, española y catalanas, le planteé una oferta sincera de diálogo, no lo hice como una demostración de debilidad sino como una propuesta honesta para encontrar una solución a la relación entre el Estado español y Catalunya que lleva bloqueada desde hace muchos años». Se puede, a pesar de mil demostraciones de lo contrario, hablar de propuesta honesta e incluso de «oferta sincera de diálogo».
2. ¿Y se puede afirmar una cosa así? «El domingo 1 de octubre, en medio de una violenta actuación policial denunciada por los más prestigiosos organismos internacionales, más de dos millones de catalanes encomendaron la Parlament el mandato democrático de declarar la independencia». Sin olvidar ni justificar la desmedida intervención policial en determinados momentos, un inmenso error, ¿se puede hablar de mandando democrático a favor de la declaración de independencia? No se puede, claro que no se puede, claro que no hay ningún mandato democrático… pero se puede. Quien miente mil veces, dice al final (trans)verdad.
3. ¿Se puede volver la vista atrás sobre los resultados del 27S en estos términos? «A los resultados de este referéndum hay que añadir los de las últimas elecciones al Parlament de Catalunya donde una clara mayoría, un 47,7%, votó fuerzas independentistas, y donde las fuerzas explícitamente contrarias a ella obtuvieron un 39,1%». ¿No recuerdan las palabras de uno de los suyos, de Antonio Baños? Las recuerdan, por supuesto que las recuerdan, pero los hechos no quedan registrados en algunas palabras. Hechos para confirmar siempre teorías dijo el epistemólogo.
4. ¿Cabe citar de nuevo el mantra (nunca justificado) del 80% en toda una «carta presidencial»? «También es necesario recordar que un 80% de los ciudadanos vienen manifestando reiteradamente la voluntad de decidir su futuro político votando en un referéndum acordado «. La consideración del punto 2 vale para el punto 4.
5. ¿Alguien del mundo secesionista puede escribir esta frase sin inmutarse? «Aceptar la realidad es el camino para resolver los problemas». ¿Aceptar la realidad? ¿Quiénes aceptan la realidad? ¿Querrá decir probablemente «aceptar la realidad inventada», un mundo alternativo como se suele afirmar ahora?
6. ¿Se puede hacer esta referencia? «La prioridad de mi gobierno es buscar con toda intensidad la vía del diálogo. Queremos hablar, como lo hacen las democracias consolidadas, sobre el problema que le plantea la mayoría del pueblo catalán que quiere emprender su camino como país independiente en el marco europeo». ¿Mayoría del pueblo catalán? ¿Prioridad de su gobierno? ¿De dónde sale esa mayoría? ¿Dialogan Francia, Alemania o Italia con sus movimientos secesionistas?
7. Tras lo sucedido los días 6 y 7 de septiembre en el Parlamento catalán, ¿alguien puede escribir esto? «Nuestra intención es recorrer el camino de forma acordada tanto en el tiempo como en las formas. Nuestra propuesta de diálogo es sincera y honesta». ¿Cómo en las formas? Parece imposible una formulación así pero… ahí queda. Disfraz, de nuevo, hecho a medida.
8. Visto lo visto, ¿alguien puede expresarse en estos términos? «La segunda petición es que concretemos, lo antes posible, una reunión que nos permita explorar los primeros acuerdos. No dejemos que se deteriore más la situación. Con buena voluntad, reconociendo el problema y mirándolo de cara, estoy seguro que podemos encontrar el camino de la solución». ¡Reunión, acuerdos, deteriore más la situación, buena voluntad, mirándolo de cara, camino de la solución,…! ¿Qué solución? ¿Independencia o independencia?
En síntesis, ¿todo vale me pregunta mi compañera? Pues sí, visto lo visto, todo sigue valiendo le respondo… aunque no todo debería valer. ¿Quién puede pensar que tanta deformación de los hechos, que tanta interpretación interesada de los hechos, que tantas palabras vacías, pueden surgir de un movimiento y de un proyecto que sea verdaderamente de emancipación y avance social?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.