Nueve son las provincias cubanas con un saldo migratorio negativo como consecuencia del desplazamiento de su población hacia otros territorios del país.
La oriental provincia de Guantánamo figura entre las mayores emisoras de migrantes internos del país, de acuerdo a datos del anuario estadístico de Cuba correspondiente al año 2016, publicado recientemente por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
Si bien no es Guantánamo la de mayor saldo negativo, el efecto de la emigración sobre una población como la suya, con un total de 512 964 habitantes, hace que sea el territorio con mayor carácter emisor del país, lo cual expresa su alta tasa de saldo negativo (-9,1).
El saldo migratorio, por su parte, que establece la diferencia entre las personas que entran a un espacio geográfico y las que salen en un período de tiempo que regularmente es un año, muestra valores negativos y elevados para Guantánamo, Santiago de Cuba y Granma.
Las mismas tres provincias que mostraron los saldos más negativos desde el censo de 1981.
Para 2016 resultan nueve las provincias con un saldo migratorio total negativo, lo cual resalta su carácter de emisoras. Además del municipio especial Isla de la Juventud, en esta condición están: Pinar del Río, Villa Clara, Guantánamo, Granma, Santiago de Cuba, Holguín, Las Tunas, Camagüey y Villa Clara.
En cambio, con un saldo migratorio positivo, como receptoras de población figuran: La Habana, Matanzas, Artermisa, Ciego de Ávila, Mayabeque, Cienfuegos y Sancti Spíritus.
Este proceso, sin embargo, no es reciente, pues ya en 2002, el Censo de Población y Viviendas mostró que el número mayor de inmigrantes interprovinciales del país iba a parar a la capital (64 132 inmigrantes), absorbiendo esta el 29 por ciento del total de ellos.
De acuerdo con un análisis del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM) de los resultados del Censo de 2002, el municipio especial Isla de la Juventud y las provincias de La Habana, Ciego de Ávila, Artemisa y Mayabeque tenían los valores de porcentajes más bajos de residentes nativos, por debajo de 80 por ciento en todos los casos, lo que explica la condición de estos lugares como territorios receptores de migrantes.
De igual modo, el estudio revela las más altas proporciones de población nativa residiendo en su provincia de nacimiento: Pinar del Río, Guantánamo, Granma y Villa Clara, generalmente emisores de migrantes internos.
Las migraciones internas, en las cuatro primeras décadas del proceso revolucionario, iniciado en 1959, estuvieron asociadas a la intención gubernamental de proporcionar el desarrollo equitativamente, lo cual respondía a la voluntad política de disminuir disparidades territoriales y sostenía una localización territorial de las inversiones.
La década de los noventa, con la caída del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo económico de los Estados Unidos hacia Cuba, cambió esta situación inversionista y aumentó paulatinamente la desigualdad en los territorios.
Ocurrió entonces que las migraciones internas en el país se ligaron más a la desigual ubicación geográfica, comprendida en la disponibilidad de los distintos servicios, la actividad productiva, así como las condiciones de vida y de trabajo de la población.
Las investigaciones realizadas en el CEDEM señalan un esquema para interpretar las migraciones internas en los niveles actuales de desarrollo.
Este ejercicio destaca que los elementos comprendidos en un nivel macro, como el desarrollo relativo a las fuerzas productivas, por ejemplo, está ligado al nivel micro, donde cada quien expresa un motivo de satisfacción diferente con respecto a las condiciones del ambiente.