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Los partidos políticos dicen una cosa en el Congreso de los Diputados y otra en el Concello de Vigo

Es urgente sustituir 350 kilómetros de tuberías en Vigo

Fuentes: La Voz de Galicia

Decíamos hace unos días que los niveles de hierro en el agua de Vigo deberían preocuparnos (por sus bacterias asociadas) pero no alarmarnos. Hoy tenemos que invertir los términos y algo que empieza a preocupar debería alarmarnos. Nuestro protagonista es el fibrocemento, mucho tiempo conocido como Uralita. Era un material maleable, resistente y barato ¿qué […]

Decíamos hace unos días que los niveles de hierro en el agua de Vigo deberían preocuparnos (por sus bacterias asociadas) pero no alarmarnos. Hoy tenemos que invertir los términos y algo que empieza a preocupar debería alarmarnos. Nuestro protagonista es el fibrocemento, mucho tiempo conocido como Uralita. Era un material maleable, resistente y barato ¿qué podía salir mal? Pues que las fibras que se utilizaron para aportar refuerzo a las estructuras de cemento eran de amianto, y ese añadido, fundamentalmente de crisólito, era un poderoso agente cancerígeno por inhalación. Sus consecuencias ya eran conocidas hace un siglo pero como es habitual gracias a la presión de la industria se aplicó el principio de precaución al revés: ante la duda sigamos utilizando el amianto mientras seguimos estudiando.

Y así, entre los años cuarenta y setenta del siglo pasado incluyendo la explosión urbanística de Vigo el fibrocemento fue el material más utilizado en los tejados y en la red de abastecimiento de aguas.

La evidencia científica era irrefutable cien años antes, pero aquí y allá seguimos dispersando el veneno. Por fin, a finales de siglo, no quedaba duda alguna ni razonable ni irracional sobre el letal efecto cancerígeno del amianto pero todavía esperamos unos años antes de tomar medidas.

El primer paso fue su prohibición total, en el 2005, para evitar nuevas incorporaciones y la sustitución del amianto por fibras de vidrio en el fibrocemento, pero nos quedaba una hipoteca, el amianto que ya estaba aquí. Una institución tan poco proclive al alarmismo como la Unión Europea lo expreso contundentemente hace una década: El amianto es mortal. Su eliminación (que seguirá durante años) empezó por lo más visible, en cubiertas, pero se nos pasó por alto un detallito invisible, las tuberías. Demostrando empíricamente que la historia no nos enseña mucho se repitió la discusión sobre su toxicidad (sabíamos que respirarlo era cancerígeno pero seguramente no pasaría nada por beberlo) y nuevamente volvimos a perder un tiempo vital mientras nos seguíamos exponiendo al riesgo hasta que llegamos a la actualidad en la que otra vez la ciencia va acumulando pruebas. En nuestra red de abastecimiento más antigua coexisten las tuberías de fibrocemento con las de hierro, y aquí tenemos un problema añadido. El hierro que se desprende de las tuberías, sumado al aporte que nos llega desde el río, provoca un efecto erosivo que aumenta el desprendimiento de las microfibras de amianto. Ya se imaginan donde terminan nuestras amigas. Una vez que sabemos a que nos estamos enfrentando nos falta conocer la magnitud del problema. La red de abastecimiento del agua en Vigo tiene unos 1.025 kilómetros, de ellos una estimación razonable indica que un 35% es todavía de fibrocemento.

La conclusión es que resulta urgente sustituir 350 kilómetros de tuberías solamente en dirección de entrada sin olvidar su equivalente en dirección de salida pues una cantidad similar de fibrocemento la encontraremos en la red de saneamiento y no hay depuradora que contenga su salida a la ría. Hacerlo no es sencillo ni barato, pero es urgente. Como es una obviedad conviene recordar que dichas tuberías retiradas deben ser gestionadas como residuos tóxicos. Alguien tenía que dar la mala noticia y reconozcamos al grupo municipal de Marea haber sido los primeros en dar la alerta.

Ahora que no podemos alegar ignorancia es una irresponsabilidad no destinar a ese fin la totalidad de la inversión prevista para la renovación de la red. Dejemos de derivar fondos que deberían ser para esa tarea a financiar ornamentos. En estos casos, cuando se trata de garantizar la salud pública, sería saludable, valga la redundancia, dejar a un lado rivalidades políticas, pero visto lo complicado de llegar al consenso entre organizaciones diferentes parecería más sencillo que al menos se pusieran de acuerdo en el mismo partido. Cuando esta semana escuchábamos las denuncias de la portavoz municipal del PP instando el cambio urgente de las tuberías de fibrocemento no pudimos evitar recordar lo sucedido el pasado 8 de marzo en la comisión de medio ambiente del Congreso. Se aprobó allí una moción urgente instando al gobierno que ordenase la sustitución inmediata de las tuberías de fibrocemento en los ayuntamientos. Todos los grupos políticos votaron a favor, excepto precisamente el PP. ¿El argumento para rechazar la iniciativa?: Eso sería muy caro. Allí el grupo socialista argumentaba que el coste es lo de menos, aquí para el Concello es muy caro. Allí el precio era el motivo del rechazo del PP que aquí exige que se cambien de inmediato las tuberías de fibrocemento cueste lo que cueste. Efectivamente, como tantas veces hemos escuchado estos días, deberíamos dejar de jugar con la salud.

Antón Lois. Amigos da Terra Vigo.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2018/02/11/urgente-sustituir-350-kilometros-tuberias/0003_201802V11C6991.htm