El domingo 7 de octubre, el partido ultra VOX reunió a 10.000 personas en Vistalegre. Ya es hora -de hecho, ya era hora hace tiempo- de romper con varios tópicos sobre este tema y ponernos manos a la obra en la lucha contra la extrema derecha. Este artículo resumirá algunas de las propuestas de VOX; […]
El domingo 7 de octubre, el partido ultra VOX reunió a 10.000 personas en Vistalegre. Ya es hora -de hecho, ya era hora hace tiempo- de romper con varios tópicos sobre este tema y ponernos manos a la obra en la lucha contra la extrema derecha.
Este artículo resumirá algunas de las propuestas de VOX; ubicará este partido dentro del espectro de la extrema derecha; y propondrá estrategias para combatirlo basadas en las experiencias de UCFR, el movimiento unitario contra la extrema derecha en Catalunya.
¿Qué dice VOX?
El motivo oficial del acto en Vistalegre era presentar las «100 medidas urgentes de VOX para la España viva». Un repaso a algunas de sus propuestas nos dará una idea de lo que dicen (teniendo claro que lo que harían en realidad es otra cosa).
Españolismo y franquismo
Empiezan, como no podía ser de otra forma, atacando a Catalunya:
«1. Suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de responsabilidades civiles y penales. 2. Ilegalización de los partidos, asociaciones o [sic] ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía.»
(Todo el mundo comete errores ortográficos y gramaticales, pero se habría pensado que un partido que da tanta importancia a «defender la lengua» tendría más cuidado con sus textos. Sus «medidas» contienen errores ortográficos, frases mal construidas… Nota: necesita mejorar.)
Total, como punto principal atacan los derechos de Catalunya y proponen ilegalizar las opciones políticas de al menos la mitad de su población. Esto sin hablar del resto del Estado; a destacar que las ilegalizaciones se podrían aplicar no sólo a partidos independentistas, sino también a los que defienden el derecho a decidir.
En el mismo sentido proponen: «10. Supresión del Concierto Económico Vasco y el Convenio Navarro…»
Luego tenemos «11. Reforma del sistema electoral para que valga lo mismo el voto de todos los españoles…» Este punto busca minimizar la influencia de los partidos nacionalistas. Pero si ya los habían ilegalizado, ¿qué sentido tiene? Es una de las bastantes incongruencias que se encuentran en sus medidas.
Más adelante dice «62. …El español debe ser legua [sic] vehicular obligatoria y las lenguas cooficiales como opcionales. Los padres deben tener derecho a elegir la lengua de escolarización de sus hijos.» ¿En qué quedamos? Si «El español debe ser ‘legua’ vehicular obligatoria», ¿dónde queda el «derecho a elegir la lengua» de los padres (y madres, se supone… o quizá no)?
«9. Derogación inmediata de la Ley de Memoria Histórica.» VOX no está formado sólo por franquistas, pero es evidente que apuestan por ganarse a los nostálgicos de la dictadura.
Machismo
La extrema derecha es por naturaleza machista, como demuestran varios de sus puntos. Aquí van algunos ejemplos:
«12. Supresión de las cuotas (por sexo o por cualquier otra causa) en las listas electorales… 56. Suprimir en la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas ajenas a la salud (cambio de género, aborto…)… 70. Derogación ley de violencia de género… Supresión de organismos feministas radicales subvencionados… 72. Apoyo decidido a las familias numerosas y a la natalidad en general… 75. Defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.»
Es decir, se proponen: quitar medidas para que las mujeres obtengan plena presencia en la sociedad; ilegalizar los abortos y promover la natalidad para que las mujeres tengan más hijos, lo quieran o no; aumentar la impunidad de la violencia de género; atacar a las organizaciones feministas…
También se proponen reducir los derechos de las personas trans. Su LGTBIfobia queda patente en su web (donde declaran que «Los actos del ‘orgullo gay’ son una imposición ideológica» y donde hay una sección entera dedicada a atacar la «Ideología de género») pero no aparece explícitamente en sus 100 medidas.
Racismo, especialmente islamofobia
Aquí se explayan, con propuestas como: «14. Deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen… 15. Deportación de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio español pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave…» etc. Lo triste es que no son el único partido que defiende propuestas de este tipo.
Choca que la sección dedicada a «Defensa, seguridad y fronteras» empiece con estos puntos: «23. Cierre de mezquitas fundamentalistas. Expulsión de los imanes que propaguen el integrismo, el menosprecio a la mujer, o la yihad… 24. Prohibición de erigir mezquitas promovidas por el wahabismo, el salafismo, o cualquier interpretación fundamentalista del Islam.»
¿Realmente piensan que unos imanes son la mayor amenaza existente para la seguridad de las personas que viven en el Estado español? La violencia de género causa muchas más muertes que el «terrorismo yihadista», y si comparamos con accidentes laborales, accidentes de tráfico, muertes por tabaco… la diferencia es abismal. Sólo destacan este tema porque saben que la islamofobia vende; incluso hay sectores de la izquierda que la comparten.
Finalmente, es increíble la hipocresía de VOX al acusar al islam de «menosprecio a la mujer»: quizá el redactor de esta sección no ha leído el resto de sus medidas… También choca el hecho de que VOX se crea capaz de interpretar correctamente el islam.
Cajón de sastre
En cuestiones económicas, parecen defender una visión más bien neoliberal, con propuestas como éstas: «35. Drástica reducción del gasto político… 40. Reducir el tipo general del Impuesto sobre Sociedades…» A este aspecto volveremos.
Su amor por España no incluye la defensa de su medio ambiente. Por ejemplo se proponen «34. Diseñar y aplicar un nuevo Plan Hidrológico Nacional».
Finalmente destaquemos este punto: «96. Impulsar en Bruselas un nuevo tratado europeo, en la línea que defienden los países del grupo de Visegrado en cuanto a fronteras, soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea». Puede sorprender la alabanza al grupo de Visegrado, una alianza de cuatro países del antiguo bloque soviético: Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia. El entusiasmo por el Este de Europa, y aún más por la Rusia de Putin, se ha convertido en una característica de la extrema derecha europea. Ya veremos cómo se desarrolla este aspecto en VOX.
¿Qué tipo de extrema derecha es VOX?
VOX es obviamente de extrema derecha, pero ¿de qué tipo? La cuestión es importante, porque aunque todas las derechas extremas y xenófobas son un peligro, lo son de maneras diferentes. La forma de combatirlas debe variar en función de la amenaza específica.
Aquí no cabe todo el análisis de las diferentes corrientes de derecha y extrema derecha; ya existe un texto largo que trata el tema.
En términos breves, podemos distinguir entre tres corrientes.
La derecha constitucional, como el PP y sus equivalentes, quiere gestionar el sistema actual en interés del conjunto de su burguesía nacional. Pueden utilizar el racismo y otros discursos excluyentes, pero lo hacen con el objetivo de ganar votos y gestionar un estatus quo que les conviene.
Por otro lado está el fascismo, que busca acabar totalmente con la democracia burguesa existente. Por este motivo, aunque se presenten a elecciones, sus fines van más allá de lo que es posible dentro del sistema actual. Su fascismo puede ser más descarado, como con Amanecer Dorado en Grecia, o más disfrazado, como con el Front National de Le Pen, pero en ambos casos su objetivo de fondo no es electoral, sino que es construir un movimiento para llevar a cabo una especie de «(contra)revolución de extrema derecha». Utilizan discursos (y elecciones) de manera pragmática, para ganar y consolidar adeptos, y así construir este movimiento en la calle. Por ejemplo, cuando en 2015 Plataforma per Catalunya quedó fuera de la mayoría de los ayuntamientos, intentó reponerse mediante la acción en la calle, poniendo mesas para recoger comida «sólo para autóctonos», o participando en campañas contra mezquitas. Aunque algunos empresarios ultras a veces dan dinero a los fascistas, si no se siente muy amenazada, la burguesía en general prefiere respaldar a un partido conservador tradicional. Por tanto, en épocas normales, no hay peligro de la toma del poder por parte del fascismo. Pero los fascistas no dejan de ser un problema: llevan a cabo agresiones; hacen girar el espectro político hacia la derecha; y preparan un movimiento que pueden poner al servicio de la burguesía si ésta siente la necesidad. Y recordemos que, con los tiempos que corren, fácilmente podemos entrar en épocas anormales.
Entre la derecha tradicional y el fascismo se encuentra una tercera corriente: la extrema derecha populista. Ejemplos de ella son UKIP en Gran Bretaña; el partido de Geert Wilders en Países Bajos; Lega Nord en sus inicios… Estos partidos surgen a menudo como escisiones hacia la derecha de los partidos conservadores, impulsadas por figuras impacientes con los límites impuestos por el hecho de intentar representar al conjunto de la burguesía. También pueden reflejar un rechazo hacia los impuestos y el estado del bienestar por parte de sectores de la clase media; por eso defienden un neoliberalismo a ultranza. Hoy en día, igual que la mayoría de partidos fascistas, utilizan el racismo, y sobre todo la islamofobia, como aglutinador. Pero difieren del fascismo en que no buscan derribar todo el sistema actual, «sólo» quieren hacerlo girar más hacia la derecha. Por tanto, no buscan crear un movimiento en la calle; no reclutan matones que lleven a cabo agresiones racistas, homófobas o contra activistas de izquierdas. Su entorno favorito es más bien un plató de la televisión.
Habiendo distinguido entre estas corrientes, también es esencial ver que se refuerzan mutuamente. A menudo, dirigentes del PP dan impunidad a grupos fascistas. Los partidos de la extrema derecha populista representan un caldo de cultivo perfecto para que auténticos fascistas ganen adeptos. Finalmente, es posible que algunas organizaciones cambien de una cosa a otra. Por ejemplo, Lega Nord empezó como un partido populista, pero luego adquirió características del fascismo: establecieron bandos de matones y su política económica pasó del neoliberalismo a un proteccionismo más cercano al nacional socialismo.
Siguiendo este análisis, los indicios son que actualmente VOX forma parte del populismo de extrema derecha. Surgió de militantes descontentos del PP; defienden el neoliberalismo; parecen tener una estrategia puramente electoral; no hay indicios de que tengan grupos de matones. Es cierto que hacen gestos hacia el franquismo y critican la memoria histórica… pero en diferentes ocasiones también lo hacen el PP y Ciudadanos. Por otro lado, es cierto que han presentado en sus listas a figuras con un perfil más claramente fascista. También han colaborado con organizaciones fascistas en diferentes momentos; Santiago Abascal se ha reunido con Marine Le Pen, y cargos de Vox colaboraron con grupos e individuos fascistas en la organización de la manifestación en Barcelona del 9 de septiembre.
En resumen, si por ahora definimos a VOX de partido de la derecha populista y xenófoba, debemos entender que es una evaluación provisional y que tendremos que hacer seguimiento de su posible evolución/regresión, en una dirección u otra.
Podría volverse más claramente fascista: no en su retórica, que es lo de menos, sino si adopta una estrategia de construcción de movimiento en la calle y de captación de cuadros/matones. Por otro lado, podría convertirse en un partido más del establishment, como una cara nueva (eso sí, aún más desagradable) en el negocio de gestionar lo existente sin sobresaltos.
En todo caso, el objetivo de definir bien que es VOX es para poder mejor combatir a este partido ultra. Pasemos entonces a este punto clave.
Unidad contra la extrema derecha
En Catalunya, Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR) existe desde el otoño de 2010. Cuando se formó, el partido fascista disfrazado, Plataforma per Catalunya (PxC), llevaba 8 años de crecimiento continuo. La estrategia de UCFR frente a PxC fue y es sencilla; explicamos a la gente qué significa realmente este partido. Mostramos imágenes y descripciones de lo que hacen sus dirigentes más allá de los disfraces: celebrando a Franco, haciendo saludos nazis, agitando banderas fascistas o abrazando a conocidos neonazis griegos. El mensaje es «no votes a un partido fascista».
Desde las municipales de mayo de 2011, cuando PxC subió de 17 a 67 concejales en Catalunya, sólo ha conocido derrotas electorales. Entró en crisis interna, con diversas escisiones, y en mayo de 2015 fue eliminado totalmente de los ayuntamientos en las comarcas donde había un grupo sólido de UCFR. En total, PxC cayó de 67 a 8 concejales, y éstos los logró en las comarcas donde no se aplicó la estrategia unitaria.
Lo que no hace UCFR es elaborar un discurso complejo acerca de las causas fundamentales de la crisis del capitalismo; no ofrece un programa político alternativo. Es así, por un lado, porque las más de 600 entidades que forman UCFR no se pondrían de acuerdo en qué programa ofrecer. Por otro, porque presentar programas es tarea de los partidos. UCFR es una campaña simplemente de denuncia y movilización contra el fascismo.
Y como se ha explicado, ha funcionado. La lucha unitaria también funcionó contra el centro neonazi «Tramuntana» que existió durante 2 años y medio en el distrito barcelonés de Sant Martí, que al final bajó sus propias persianas ante su incapacidad de captar a jóvenes con sus mentiras, una vez que éstas se habían destapado.
También, en los últimos meses, ha funcionado contra Democracia Nacional, que pasó de un crecimiento peligroso en el barrio popular de Nou Barris a la marginación y a la expulsión de su dirigente local, por su papel en su pérdida de apoyo.
Más allá de movilizaciones concretas, está el trabajo de combatir las ideas racistas. UCFR ha hecho mucho trabajo contra la islamofobia, y contra el racismo hacia la gente migrada y refugiada. Esto se hace con actos públicos, incluyendo el Foro Social Contra la Islamofobia y Todo Tipo de Racismo, que ya lleva tres ediciones. Se hace mediante la producción y distribución de más de 100.000 octavillas sobre estos temas.
Es esencial que las izquierdas consecuentes (y de ser posible también los movimientos antirracistas y antifascistas) denuncien cualquier concesión al discurso de la extrema derecha, por parte del PP o de cualquier sector político… ex dirigentes de izquierdas incluidos.
Unidad contra VOX, en todos los territorios del Estado español
Más allá del acto de Vistalegre, las encuestas dan a VOX escaños en el parlamento europeo, en las elecciones de la primavera de 2019, e incluso escaños en el Congreso español. Si esto ocurriese, se normalizarían aún más los discursos de la extrema derecha. Es esencial hacer lo posible para evitarlo. Y en esto, las experiencias de UCFR son muy relevantes.
VOX y PxC no son idénticos, es cierto, pero las estrategias que aplican no son tan diferentes. Utilizan mentiras y engaños para obtener los votos de personas que, en su enorme mayoría, no se beneficiarán en absoluto si este partido avanza o llega al poder.
Por tanto, nuestra estrategia fundamental es la denuncia sencilla, directa y clara.
Ante un acto público de VOX en Barcelona, UCFR primero organizó una campaña de correos al hotel para exigir que anulasen la reserva. Cuando el hotel se negó, se organizó una concentración, denunciando la naturaleza ultra del partido, sus relaciones con Marine Le Pen del Front National, etc. No fue una protesta muy grande, pero se levantó la voz y se empezó a alertar a la gente sobre lo que VOX representa. Quedó claro que a VOX no le gustó nada nuestra protesta, como se pudo ver en Twitter.
Ante una manifestación en Barcelona impulsada conjuntamente por un dirigente de VOX y elementos fascistas, volvimos a denunciar quienes eran.
Todo esto ayuda a quitar la máscara a este tipo de partido; evita que se normalicen, como si fueran un partido más.
Pero frente a estas experiencias concretas y reales, existen una serie de confusiones dentro de la izquierda y los movimientos sociales.
Se argumenta que en el Estado español la existencia del PP, que supuestamente ya representa a la extrema derecha, impide el surgimiento de una derecha más extrema. Ahora, el PP tiene el dirigente y los discursos más extremos en años y queda claro que sólo dan más credibilidad a VOX.
Se insiste -sin evidencia alguna – que para parar a VOX la solución es un programa electoral super alternativo y antineoliberal, incluso anticapitalista. Pero no se puede combatir a la extrema derecha como a un partido más, debatiendo programas en las contiendas electorales. Hace falta una lucha unitaria contra VOX, que no puede basarse en el programa de un u otro partido… (y aún menos en un programa incomprensible para la mayoría de la gente).
Esto no supone que los diferentes sectores de la izquierda no deban presentar y defender sus propias propuestas políticas; por supuesto que lo han de hacer. Es sólo que la izquierda radical tiene que trabajar a diferentes niveles. No podemos esperar la derrota definitiva del capitalismo para luchar contra la extrema derecha, y no podemos ni debemos emprender esta lucha en solitario.
Algunas personas argumentan que es mejor ignorar y no nombrar a los partidos ultras. Pero no hay indicios de que esto funcione. La experiencia de Francia, donde la izquierda y los movimientos han mantenido esta «estrategia» durante gran parte de los últimos 35 años, no parece haber parado al Front National.
Si hubiera suficiente con el antifascismo exclusivamente de la izquierda radical, o con las ONGs antirracistas, no estaríamos viendo el crecimiento de VOX. No sirven las excusas, hay que hacer algo nuevo. Si nadie demuestra lo contrario, ese algo nuevo es algo como Unitat Contra el Feixisme i el Racisme y Crida Contra el Racisme del País Valencià.
Como se ha explicado, la estrategia unitaria de denuncia ha funcionado (lo que no significa que no quede trabajo por hacer). Es por tanto urgente que se formen movimientos como UCFR y Crida en todos los territorios del Estado.
Postdata: antecedentes del dirigente de VOX
En la web de VOX leemos que «es un partido político creado para la renovación y el fortalecimiento de la vida democrática española». De ellos mismos dicen «Somos como tú, profesionales, autónomos, amas de casa, jubilados, emprendedores, [bla, bla, bla] que nunca hemos vivido de la política, que nos hemos sentido defraudados por los políticos actuales y que hemos dado un paso al frente para CAMBIAR esta situación.»
Pues «renovación» suena bien, ¿no? «Nunca hemos vivido de la política», también.
Resulta que el presidente de Vox es Santiago Abascal Conde. ¿Alguien nuevo que nunca ha vivido de la política? Digamos que no del todo.
Según Wikipedia, que suele acertar en estas cosas, Abascal «anteriormente militó en el Partido Popular, desde 1994 hasta 2013». El País comentó que «Abascal cuenta… con un largo currículo en el PP vasco.» ¿19 años en el PP, el partido de los sobres y la caja B? Si se sienten «defraudados por los políticos actuales», estos políticos incluyen a Abascal.
Luego leemos que fue «parlamentario vasco por esta formación entre 2004 y 2009.» Durante estos cinco años se supone que vivió. Y se supone que de la política.
Pero no termina aquí.
Explica Wikipedia que: «En 2006 [Abascal] creó la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), que presidió desde 2006 hasta 2014.» Según la página web de esta entidad rabiosamente españolista («no nacionalista»), Abascal dejó la presidencia para dedicar su tiempo a VOX pero sigue en su Patronato. El País informó en 2007 que «DENAES recibirá en 2008 una ayuda de 100.000 euros de la Comunidad de Madrid».
De nuevo según el resumen de Wikipedia: Abascal «fue director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid desde febrero de 2010 hasta diciembre de 2012.» Se entiende que este cargo fue un regalo de su amiga Esperanza Aguirre. Es decir, que en esta época vivió literalmente gracias a la política, la política que entonces mandaba en Madrid.
Seguimos: «En abril de 2013 fue nombrado director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social, fundación con un único trabajador (además del propio Santiago Abascal) y sin actividad conocida, que en 2013 recibió de la Comunidad de Madrid una subvención de 183.600 euros de los cuales destinó 82.491 al sueldo de Santiago Abascal.» (Estos hechos también salen en la prensa, por ejemplo en un reportaje de El País de 2013.)
En 2013, El País explicó que «El piso que Abascal usa de oficina es propiedad de la Consejería de Economía» (de la Comunidad de Madrid). El mismo artículo también señala las subvenciones recibidas en esa época por Denaes: 33.680 euros en 2014; en 2013, 37.422 euros; 41.580 en 2012 y 43.770 en 2011.
Con todo lo anterior podemos decir que las afirmaciones que abren la web de VOX («renovación», «no vivimos de la política» etc.) distan mucho de la verdad. En términos sencillos -en palabras de gente que realmente no vive de la política, vamos- son puramente mentiras.
Dicho esto, ¿por qué debería alguien creer nada de lo que diga este partido ultra?
Fuente: http://marx21.net/2018/10/08/que-es-vox-y-como-lo-podemos-derrotar/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.