Traducido por Eva Calleja
Los científicos alertan a los políticos para que no ignoren las conexiones, y destacan que «cada acción cuenta»
Los políticos han desestimado gravemente los riesgos de los puntos de inflexión ecológicos, según muestra un estudio, un 45% de todos los colapsos medioambientales potenciales están interrelacionados y podrían amplificarse los unos a los otros.
Los autores dicen que su estudio, publicado en la revista Science, subraya como los sistemas naturales híper estresados y solapados se están combinando para provocar un número creciente de sorpresas indeseadas.
«Los riesgos son mayores de lo que se creía porque las interacciones son más dinámicas,» dice Juan Rocha del Centro para la Adaptación de Estocolmo. «El mensaje más importante es reconocer la maldad del problema al que se enfrenta la humanidad.»
El estudio cotejó investigaciones anteriores sobre las transiciones en ecosistemas que pueden cambiar irreversiblemente a otro estado, como los arrecifes de coral blanqueándose y siendo infestados de algas, los bosques convirtiéndose en sabanas y las capas de hielo deshelándose en los océanos. Luego hizo referencias cruzadas de 30 tipos de cambios para examinar los impactos que pueden tener el uno con el otro y con la sociedad humana.
Solamente un 19% estaban completamente aislados. Otro 36% compartían una causa común, pero era probable que no interactuasen. El 45% restante tenían el potencial de crear o un efecto dominó de un solo sentido o retroalimentaciones que se refuerzan mutuamente.
Entre estas últimas correspondencias estaban las capas de hielo ártico y los bosques boreales. Cuando los primeros de deshielan, hay menos hielo que refleja el calor del sol elevando así la temperatura del planeta. Esto incrementa el riesgo de incendios forestales, lo que despide carbono a la atmosfera que aumenta el efecto invernadero y que a su vez, derrite más hielo. Aunque estén lejos geográficamente, uno amplifica al otro.
Por otro lado, un tipo de impacto de efecto dominó de un solo sentido es el existente entre los arrecifes de coral y los manglares. Cuando el primero se destruye, se debilitan las defensas costeras y los manglares quedan expuestos a tormentas y al oleaje del mar.
La deforestación del Amazonas es responsable de numerosos «efectos cascada» -del debilitamiento de las precipitaciones, de que los bosques se convierten en sabanas, de que se reduzcan los suministros de agua de ciudades como Sao Paulo y las cosechas en las laderas de los Andes. Esto, a su vez, aumenta la presión para la tala de bosques.
Hasta hace poco, el estudio de los puntos de inflexión era controvertido, pero cada vez es más aceptado como explicación para los cambios que están sucediendo en el clima con mayor velocidad y ferocidad de lo que los modelos de simulación por ordenador predecían. La pérdida de arrecifes de coral y de la capas de hielo árticas puede que ya hayan alcanzado el punto de no retorno. Hay signos de que la Antártica está siguiendo el mismo camino con más rapidez de lo que se creía.
El coautor Garry Peterson dijo que hace 10 años el desprendimiento de la barrera oeste de hielo de la Antártica no estaba en la mente de muchos científicos, pero que ahora había pruebas abrumadoras de los riesgos -incluida la perdida de masas de hielo del tamaño de Nueva York – y que algunos estudios sugieren que el punto de inflexión puede ya haber pasado a la capa de hielo meridional, que puede estar ahora emitiendo carbono a la atmosfera.
«Estamos sorprendidos del ritmo de cambio en el sistema de la Tierra. Están pasando muchas cosas al mismo tiempo y mucho más rápido de lo que podríamos haber pensado hace 20 años. Esa es la verdadera preocupación,» dijo Peterson. «Estamos dirigiéndonos cada vez más rápidamente hacia el borde del precipicio.»
La cuarta investigación académica más descargada en 2018 fue la Tierra Invernadero (Hothouse Earth) que consideraba que los puntos de inflexión pueden combinarse para empujar al clima mundial hacia un estado inhabitable.
Los autores del nuevo estudio dicen que su trabajo va más allá del estudio del clima ya que cartografía un rango de puntos de estrés ecológico más amplio, tales como la pérdida de biodiversidad, la expansión de la agricultura, la urbanización y la erosión del suelo. También se centra más en lo que está pasando en la actualidad a nivel local, que en proyectar tendencias geoplanetarias en el futuro.
«Estamos mirando a cosas que afectan la vida diaria de las personas. Son cosas que están pasando hoy,» dice Peterson. «Hay un mensaje positivo ya que aumenta el rango de opciones para la acción. No solo a nivel internacional. Los alcaldes también pueden hacer algo abordando la erosión, implementando políticas sociales que tengan menos impacto en el medioambiente, o construyendo defensas naturales en las costas».
Rocha ha pasado 10 años construyendo una base de datos sobre puntos de inflexión, o «cambios de régimen» como él los llama. Insta a los políticos a que adopten acercamientos interdisciplinares parecidos, para que puedan entender mejor lo que está pasando.
«Estamos intentando conectar los puntos entre las diferentes comunidades de investigación», dijo Rocha. «Los gobiernos también necesitan poner más atención a estas interacciones. Deberían dejar de compartimentar ministerios como el de agricultura, pesca y relaciones internacionales e intentar gestionar los problemas medioambientales teniendo en cuenta la diversidad de causas y mecanismos que hay debajo. Las políticas necesitan igualar la escala del problema.
«Es un poco deprimente saber que no estamos en camino de mantener a nuestro ecosistema en un estado de funcionalidad, aunque estas conexiones también sean una razón para la esperanza; una buena gestión en un lugar puede prevenir una degradación medioambiental grave en otro. Cada acción cuenta».