A estas alturas ya nadie duda de que la nueva política exterior de la Administración Bush está fundamentada en el intervencionismo militar sin respeto alguno ni a las instituciones internacionales ni a la opinión pública mundial. La excusa de la lucha contra el terrorismo se ha demostrada la coartada perfecta para sustituir a la anterior […]
A estas alturas ya nadie duda de que la nueva política exterior de la Administración Bush está fundamentada en el intervencionismo militar sin respeto alguno ni a las instituciones internacionales ni a la opinión pública mundial. La excusa de la lucha contra el terrorismo se ha demostrada la coartada perfecta para sustituir a la anterior de la amenaza del comunismo durante la guerra fría. Atrás quedan otras que no se demostraron tan eficaces como la lucha contra el narcotráfico. El silencio de las Naciones Unidas tras la invasión de Iraq, el seguidismo de la Unión Europea y el férreo control que mantiene en la gran mayoría de los países árabes mediante dictaduras títeres le está garantizando la impunidad al gobierno norteamericano.
EEUU no deja de enviar globos sonda sobre sus próximos objetivos militares. Fundamentalmente Siria, Corea, Irán y Cuba. Tal y como hizo con Iraq, la estrategia es comenzar a sembrar en las instituciones internacionales, gobiernos amigos y opinión pública internacional la semilla de la complicidad con el terrorismo internacional de los países objetivo de intervención, su calificación de dictadura y la acusación de violación de derechos humanos.
Sin ninguna duda, esa campaña está teniendo un desarrollo acelerado sobre Cuba. Veamos como.
El pasado 30 de abril, el gobierno de Estados Unidos incluye a Cuba una vez más en el listado de países que auspician el terrorismo a nivel internacional en el informe anual «Patrones del Terrorismo Mundial» (1) , junto con Iraq, Irán, Siria, Sudán, Libia y Corea del Norte. El informe llega a decir textualmente que «aunque Cuba es signataria de todas las 12 convenciones y protocolos internacionales contra el terrorismo, y Sudán lo es de 11 de ellos, ambos países continúan suministrando apoyo a organizaciones internacionales designadas como terroristas». Gran paradoja si se recuerda que en cuatro ocasiones Cuba ha propuesto oficialmente a Estados Unidos suscribir un Programa Bilateral de Lucha contra el Terrorismo lo que ha sido siempre rechazado por el vecino del norte.
Tampoco olvidemos las declaraciones del vicepresidente Dick Cheeney el día de la ocupación de Bagdad afirmando que lo ocurrido es un «mensaje claro a todos los países que practican el terrorismo»(2). Por su parte en mayo del 2002 el subsecretario de Estado, John Bolton, acusaba a Cuba de tener un programa de armas biológicas.
Son destacables muchas de las declaraciones de cargos de la Administración Bush, como su propio hermano Jeff Bush, gobernador de Florida, quien afirmó que tras el «éxito en Iraq, Washington debe terminar con el régimen cubano» o el embajador norteamericano en República Dominicana Hans Hertell, quien aseguró que la agresión a Iraq «va a mandar una señal muy positiva y es muy bueno el ejemplo para Cuba». Añadió que la invasión del país árabe era solamente el comienzo de una «cruzada libertadora que abarcaría a todos los países del mundo, incluido Cuba» (3).
Las intenciones militares de EEUU en Cuba se evidencian en publicaciones militares como Military Review, una revista de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército de EE.UU, donde un artículo del teniente coronel Geoff Demarest en la edición de septiembre-octubre del 2002 (4) aborda sin tapujos el papel del ejército norteamericano en una supuesta transición en Cuba. Si bien ya en el segundo párrafo afirma que «el rol del Ejército estadounidense podría centrarse en operaciones de estabilidad y de apoyo en nombre de la aplicación de la ley y/o en apoyo a agencias de socorro», más adelante ya dedica toda un epígrafe bajo el elocuente título: «¿Un Rol para el Ejército de los EE.UU.?».
Allí comienza detallando todas las excusas previas que servirían de justificación para la intervención militar: «La migración a la isla y de la misma, los arsenales de armas (incluyendo miles de pequeñas armas con municiones), el enorme sitio de recolección de inteligencia electrónica en Lourdes, alegaciones de tráfico de drogas por parte de miembros del régimen de Castro y un supuesto programa de investigación y desarrollo de guerra biológica son sólo unos cuantos de los asuntos a considerar que posiblemente complicarán la transición.». El texto del teniente coronel termina diciendo que «para el Ejército de los EE.UU. el mensaje es claro (…) el Ejército de los EE.UU. podría ser tan útil por su potencial de interactuar con los militares cubanos, como por su habilidad de amenazar a los mismos».
Si se observan las notas a pie de página referentes al párrafo que enumera los elementos que justificarían una intervención del ejército norteamericano, se observa que todas estas afirmaciones se fundamentan en trabajos periodísticos realizados por agencias y personas financiadas por el gobierno de Estados Unidos (El Nuevo Herald, Miami Herald, Hermanos al Rescate, Miami Herald, Cubanet/Cubanews, Washington Times Insight Magazine).
Como veremos más adelante, cuando EEUU habla de libertad de expresión y de «periodistas disidentes» se refiere a agencias de prensa y redactores dirigidos y financiados por el gobierno Bush con el único objetivo de sembrar argumentos que, posteriormente, como hemos comprobado en el texto de este militar, se utilizarán para justificar una intervención militar.
Financiación de la disidencia
¿Cuáles son los mecanismos de financiación de esos supuestos periodistas y agencias «independientes»?.
Desde la Oficina de Intereses de Estados Unidos se entregaba sistemáticamente ayuda material y financiera. Desde radios y medios técnicos de todo tipo a nóminas de 100 dólares mensuales para todos los que visitan al jefe de la misión norteamericana James Cason (3).
En el año 2000, la Agencia Internacional para el Desarrollo de EEUU (USAID) donó 670.000 dólares a tres organizaciones cubanas para ayudar en la «publicación en el extranjero de la obra de periodistas independientes de la isla… y distribuir sus escritos dentro de Cuba» (5).
Los fondos que destina la USAID para financiar la disidencia cubana son excepcionales. Para ayudar a crear ONG independientes en Cuba, 1.602.000 dólares; para planificar la transición en Cuba, 2.132.000 dólares; para evaluar el programa, cómo marcha, 335.000 dólares. Todo ese dinero es recaudado por grupos de Estados Unidos. Veamos quienes son algunos. Centro para una Cuba Libre, con la función de recabar información de los grupos de derechos humanos para diseminarla y distribuirla, recibió en 2002, 2.300.000 dólares. Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, 250.00 dólares; Freedom House, encargados de la cuestión estratégica para el Programa para la Transición de Cuba, 1.325.000 dólares; Grupo de Apoyo a la Disidencia, 1.200.000. También otros como el Instituto para la Democracia en Cuba o el Instituto Republicano Internacional. La agencia Cubanet recibió en 2001, 343.000 dólares y en 2002, otros 800.000; el Centro Americano para la Labor Internacional de Solidaridad, que tiene como objetivo social declarado «persuadir a los inversionistas extranjeros para que no inviertan en Cuba», 168.575 dólares. Acción Democrática Cubana recibió 400.000 dólares en el 2002. (6)
Entre 1997 y 2002, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional destinó a esos fines 22 millones de dólares. El 2 de marzo, el secretario de Estado asistente para Asuntos del Hemisferio Occidental, Curtis Struble, señaló que la USAID invertirá este año otros siete millones de dólares como «apoyo económico» en Cuba, y el 26 de ese mes Colin Powell anunció ante el Senado un presupuesto de 26.900.000 dólares para las transmisiones de Radio y Televisión Martí. (7)
Radio Martí transmite desde Estados Unidos 1.200 horas semanales contraviniendo las reglamentaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y violando el espacio radioeléctrico cubano con llamados a la subversión interna, a cometer sabotajes y a la deserción y emigración ilegal.
Es evidente que detrás de los denominados disidentes y periodistas y agencias «independientes» no hay otra cosa que dinero del gobierno de Estados Unidos con un propósito claro y concreto.
Los luchadores por la libertad
También es importante que se sepa el perfil de «luchadores por la libertad» de los denominados líderes e intelectuales de la disidencia. De los condenados recientemente, el más significado es el «poeta» Raúl Rivero. Antiguo miembro de las asociaciones de periodistas y escritores de Cuba, sufrió una conversión vertiginosa: fue contratado por el poderoso Herald de Miami, el diario más conservador del sur de Florida, y catapultado a la vicepresidencia para el Caribe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que agrupa a los dueños de principales medios de Estados Unidos y América Latina. Vieja cueva de conspiradores de la época de la guerra fría al servicio de Washington.
Una de las figuras más conocidas es Carlos Alberto Montaner, condenado en Cuba en 1961 por participar en una organización terrorista que camuflaba explosivos en paquetes de tabaco. Fugado del país durante la crisis de los misiles se alistó en las fuerzas especiales cubanas del ejército estadounidense. Fichado por la CIA en los años sesenta, recaló en España en 1970 fundando la Editorial Playor y la agencia de prensa Firmas Press. Montaner fue el encargado de facilitar el ingreso en Francia al terrorista Juan Felipe de la Cruz quien murió al estallarle la bomba que transportaba. Montaner es uno de los abanderados explícitos de la anexión de Cuba a los EE.UU. En 1990 constituyó la Plataforma Democrática Cubana y al año siguiente la Concertación Democrática Cubana (CDC), organización disidente en el interior de la isla. Entre los miembros de esta organización se encuentran Mª Cruz Varela, Hubert Matos, Jose Ignacio Rasco y Juan Suarez Rivas. Carlos Alberto Montaner fue, además, miembro fundador de la Fundación Hispano Cubana (FHC) (8).
Otro disidente de proyección internacional, sobre todo tras recibir el premio de Sajarov por el Parlamento Europeo, ha sido Oswaldo Payá, de quien se dice ha logrado un masivo apoyo popular en Cuba a su Proyecto Varela porque lo han suscrito 11.000 cubanos en un país con once millones de habitantes, y cinco mil europeos de entre los ciudadanos de los quince países. Un proyecto que, según consta en documentos firmados por el también disidente Carlos Alberto Montaner, se gesta por iniciativa de gobiernos extranjeros. El propio responsable de la Sección de Intereses de EEUU en La Habana James Cason admitió que el plan para «la transición democrática» es consultado en Miami con la Fundación Nacional Cubano-Americana y el Consejo para la Libertad de Cuba, responsables de varios atentados con muertes de civiles en Cuba y de intentos de asesinato al presidente cubano (7)
Entre las genialidades de Payá está la de acusar a Fidel Castro de complacencia con la violación de los derechos humanos en Guantánamo (9) y declarar en una entrevista en El País Semanal del 9 de marzo que en la Cuba bajo la dictadura de Batista había «una prensa increíblemente libre». Ese «brillante intelectual», sin recursos económicos conocidos, ha estado de gira durante meses por todo el mundo. Carlos Fazio lo expresa muy claro: «La estrategia para la construcción de líderes es sencilla y el ejemplo de Oswaldo Payá elocuente: se crea un membrete, una organización de fachada o una ONG ad hoc (en su caso el Proyecto Varela); se le organizan giras bien publicitadas y programadas para que lo reciban grandes personalidades (el papa Juan Pablo II; el jefe del gobierno español, José María Aznar; el presidente Vicente Fox, el secretario de Estado Colin Powell), y se le conceden premios que van haciendo visible al personaje (Payá recibió el premio Sajarov de derechos humanos del Parlamento Europeo y ha sido propuesto como candidato al Premio Nobel). Así se va construyendo cierto perfil de credibilidad sobre la figura a potenciar, tarea que es amplificada después por propagandistas y «grandes plumas democráticas» distribuidos en los medios masivos de América y Europa» (7).
Otra persona significada es Hubert Matos. Pasó dos décadas en la cárcel por sublevarse, junto a sus hombres (era jefe del regimiento del Ejército Rebelde en Camagüey), a los diez meses del triunfo de la Revolución en Cuba. Al salir de la cárcel (y de Cuba) en 1979, formó el grupo Cuba Independiente y Democrática (CID). El periodista ex-batistiano, Luis Manuel Martínez, dijo de Matos que desde que salió de la isla «estuvo en manos de la CIA». Fue director de La Voz del CID, una emisora de onda corta que emitía hacia Cuba y que estaba financiada parcialmente por la CIA, como reconoció Jeff Whitte propietario de Radio Miami Internacional (8). Una prueba de su espíritu libertador es la respuesta que le dio al periodista Hernando Calvo Ospina cuando le preguntó por las relaciones de la disidencia con directivos de empresas que quieren invertir en Cuba, respondió: «no damos seguridad a esas inversiones cuando el régimen caiga; que no se van a respetar porque han sido cómplices del régimen; que van a se motivo de fricciones. Ahora, si nos proponen dar una buena ayuda económica, se puede negociar (10).
Tienen gran proyección el clan Estefan (Gloria y Emilio). Accionistas de Bacardí y por ello financiadores de actos terroristas en Nicaragua, Angola y Cuba y cómplices en el robo de patentes cubanas. Gloria y Emilio Estefan patrocinan otras organizaciones paraterroristas como «Hermanos al Rescate», quienes durante años han violado el espacio aéreo cubano con sus aeronaves.
La ex-embajadora de Cuba ante la UNESCO en París Martha Frayde fue reclutada por la CIA mientras desempeñaba este cargo. Junto a Elizardo Sánchez, Gustavo Arcos y Ricardo Bofill, organizó un grupúsculo contrarrevolucionario que hacía llegar información a la delegación estadounidense en la ONU, sobre presuntas violaciones a los derechos humanos en Cuba. Representó a Gustavo Arcos en la inauguración de la Fundación Hispano Cubana (FHC) en Madrid. (8)
Últimamente está muy de moda la escritora Zoe Valdes, absolutamente desconocida hasta que recibió el premio Planeta. Poco antes del comienzo de la guerra de Iraq escribió un texto en el diario El Mundo en el que afirmaba «me dan ganas de que acabe de estallar la guerra de una vez para que me dejen tranquila con las dichosas firmas». El periodista español Javier Ortiz califica las opiniones de Zoe Valdés durante una conversación en 1985 cuando era una desconocida escritora, esposa de un alto cargo de la Embajada de La Habana en París y dirigente del Partido Comunista de Cuba de «castrismo verdaderamente empalagoso» (11).
Por último, dos figuras importantes de origen no cubano que no podemos olvidar, el francés Robert Menard y el mexicano Jorge Castañeda. Menard es el secretario general de la ONG Reporteros sin Fronteras, una organización que al día siguiente de la muerte de dos periodistas por el cañonazo de un tanque norteamericano en Bagdad dedicaba la práctica totalidad de la portada de su página web a la falta de libertad de expresión en Cuba (12). Preguntado por el periodista Hernando Calvo Ospina sobre la prioridad que le daba su organización a Cuba, éste respondió: «es peligroso ser periodista en Colombia o Perú, pero hay libertad de prensa. En estos países existen periodistas asesinados y en la cárcel, pero los familiares y colegas se pueden contentar con hacer denuncias» (10). El pasado 20 de mayo, el Comité de Naciones Unidas encargado de las Organizaciones No Gubernamentales sancionó a Reporteros sin Fronteras recomendando la suspensión por un año de su estatuto consultivo por «actos incompatibles con los principios y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas» (13).
Respecto a Jorge Castañeda, ex ministro mexicano, tiene como mérito haber conseguido terminar la histórica trayectoria de buenas relaciones de México con Cuba. Su cese como ministro a finales del pasado año fue confirmado antes por el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, que por el presidente Fox (14).
Emigración y desestabillización
Uno de los mecanismos utilizados por EEUU para provocar al gobierno cubano y desestabilizar a la sociedad de la isla es la emigración. La política norteamericana se fundamenta en incentivar y propiciar actos de emigración violentos y espectaculares que proyecten una imagen al exterior de desesperación. El objetivo no es tener una política migratoria normalizada, ni siquiera ofrecer posibilidades en suelo norteamericano a los cubanos disidentes, es sólo desestabilizar. Una de las leyes al servicio de ese proyecto es la Ley de Ajuste Cubano procedente de 1966, duramente criticada por el gobierno de la isla, y que evidencia, una vez más, el doble rasero de los gobiernos de EEUU. A diferencia con cualquier emigrante latinoamericano, en virtud de la citada Ley de Ajuste cualquier cubano que llegue a las costas norteamericanas tiene garantizado el visado. Si el basero fuese haitiano sería inmediatamente devuelto a su país, no así si es cubano. Tras la crisis de los balseros de 1994, cuando se produjo una oleada de cubanos que salieron de La Habana en dirección a EEUU sin que el gobierno cubano aplicase ninguna restricción, ambos países firmaron un acuerdo para regular la emigración y establecieron que EEUU concedería a los cubanos que lo solicitasen 20.000 visas anuales. Sin embargo, en el 2002 EE.UU. dejó de otorgar 200 de las 20.000 visas previstas. Y en los primeros 5 meses del año en curso solo ha otorgado 505 una cantidad decreciente con relación a igual período en años anteriores. A este ritmo incumplirán con los acuerdos migratorios, lo que crea un ambiente de tensión entre las personas que desean emigrar y que son incentivadas a emigrar por vías ilegales. Se da la circunstancia de que algunos cubanos a los que las autoridades norteamericanas no le han concedido la visa para entrar de un modo legal, sí se la dan en virtud de la Ley de Ajuste Cubano cuando sale en balsa o secuestrando algún vehículo. Si se observa, es justo la política contraria que aplica Europa para disuadir la emigración irregular africana y latinoamericana. Europa «premia» a los que utilizan las vías regulares de las embajadas y «castiga» con la repatriación y no admisión durante varios años a los que vienen en pateras o por vías ilegales.
El objetivo de EEUU con su política de incumplimiento de los acuerdos migratorios es aumentar la presión interna e incentivar los secuestros de naves y aeronaves. Con toda seguridad si de nuevo el gobierno cubano aplicase la política de 1994 dejando vía libre a la emigración descontrolada, EEUU tendría una nueva excusa de intervención alegando la amenaza para su seguridad nacional que supondría la llegada masiva de cubanos ilegales.
Cuba está sufriendo así el mayor estímulo para la emigración ilegal. En los siete meses anteriores a los juicios hubo siete secuestros de naves aéreas y embarcaciones cubanas. Estos secuestros, algunos con uso de armas y rehenes, están considerados por la legislación internacional como actos de terrorismo y penados por las convenciones internacionales. Sin embargo, en cuatro de estos casos EEUU no ha abierto ningún proceso penal contra los secuestradores quienes permanecen libres en suelo norteamericano.
Según ha señalado Fidel Castro «ese plan comenzó a producirse el mismo día que iniciaron la guerra, aproximadamente dos horas antes de comenzar la agresión militar en Irak, es decir, alrededor de las siete horas de la noche, con el secuestro de un avión de pasajeros que volaba entre Nueva Gerona, Isla de la Juventud, y La Habana, llevado a cabo por seis delincuentes comunes que esgrimieron cuchillos similares a los de los secuestradores de los aviones de pasajeros norteamericanos que estrellaron contra las Torres Gemelas. Al avión cubano de pasajeros desviado de su ruta con 36 personas a bordo, lo obligaron a aterrizar en Cayo Hueso. (…) A los pocos días un fiscal de Miami, decretó el derecho a la libertad provisional de los secuestradores. Tal cosa no ocurría desde hacía nueve años, cuando se firmaron los acuerdos migratorios entre Estados Unidos y Cuba, y tiene lugar repentinamente dos horas antes de la guerra» (15). Esta impunidad permitió que comenzaran a sucederse más secuestros con decenas de rehenes.
La complicidad de EEUU en el terrorismo de los secuestros es tal que el pasado 1 de junio un juez norteamericano confiscaba al gobierno cubano y subastaba tanto el DC-3 secuestrado que aterrizó en Cayo Hueso como el aparato ruso AN-24 secuestrado en abril por un hombre armado con granadas (16).
No sólo no se castigaba a los terroristas que secuestran aeronaves civiles con rehenes y armados con granadas, sino que se le confiscan al propietario -el gobierno cubano- y se sacan a subasta.
Toda esta estrategia obedece a un plan concebido de antemano que consiste en provocar con la ola de secuestros una crisis migratoria que sería utilizada como pretexto para un bloqueo naval, lo que inevitablemente conduciría a una guerra. Así, cínicamente, Kevin Whitaker, jefe del Buró Cuba del Departamento de Estado, advirtió a La Habana que los secuestros de aviones y embarcaciones cubanas constituyen «una amenaza para la seguridad de Estados Unidos».
Los comportamientos de los gobiernos cubano y norteamericano son diametralmente opuestos ante los actos de secuestro de aviones. Mientras que del total de 51 aviones cubanos secuestrados entre 1959 y 2001, muchos han sido confiscados por Estados Unidos y ni un solo secuestrador ha sido sancionado, Cuba ha condenado a 69 responsables de los 71 casos de aviones secuestrados en EEUU y desviados a Cuba, los otros dos fueron puestos a disposición de la justicia norteamericana (17).
Una historia de terrorismo
La posibilidad de una intervención norteamericana en Cuba es tan real como lo demuestra la trayectoria de acciones hostiles y terroristas, planes de atentados contra el presidente y violaciones constantes de la legislación internacional por parte de EEUU para terminar con el sistema socialista cubano.
Desde el intento de invasión de Playa Girón en 1962, las acciones armadas se cuentan por cientos. Uno de los actos más salvajes lo constituyen la voladura de un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo en 1976, en Barbados, en el que murieron 73 personas a bordo y la ola de atentados terroristas a las instalaciones turísticas que tuvo lugar en la década del los 90, organizados y financiados por la FNCA y que provocó la muerte de un turista italiano.
Según el gobierno cubano, la política terrorista norteamericana ha costado a Cuba la muerte de 3.478 de sus ciudadanos y ha dejado incapacitados o afectados a 2.099. El gobierno de Estados Unidos ha tolerado, e incluso, atentado físicamente en cientos de ocasiones contra el presidente Fidel Castro y otros dirigentes de la revolución. Es el responsable del sabotaje al buque francés La Coubre; del incendio y destrucción de la tienda El Encanto; el que organizó y apoyó con sus fuerzas armadas la fracasada invasión de Playa Girón; el responsable de numerosos ataques piratas aéreos y navales contra poblaciones cubanas indefensas e instalaciones civiles; el que ha apoyado la quema de cañaverales, el ametrallamiento sobre territorio cubano, el ataque contra humildes pescadores cubanos y el asesinato de combatientes de la Policía Nacional Revolucionaria y Tropas Guardafronteras.
El gobierno de Estados Unidos tiene responsabilidad en los actos terroristas cometidos con bombas y explosivos contra las misiones diplomáticas de Cuba en Portugal, ante la ONU y en otros países, causando la muerte y heridas graves a funcionarios diplomáticos cubanos. Es responsable de la desaparición física de diplomáticos cubanos en Argentina, y del asesinato de otro diplomático en la propia ciudad de Nueva York.
Esas acciones continúan todavía hoy. El 26 de abril de 2002 se desarticulaba un plan para atentar contra el mítico cabaret Tropicana mediante un atentado con explosivos que ponía en peligro la vida de más de mil personas, según revela el agente cubano infiltrado en el comando Percy Francisco Alvarado (18).
El pasado 6 de abril, el periódico Sun Sentinel, de Florida, relata como la organización paramilitar Comandos F-4 «se entrena con armas pesadas para realizar acciones armadas contra Cuba y para una posible invasión armada de ese país».
La actitud de Estados Unidos respecto al terrorismo es todo lo contraria a la cubana. Cuba aprobó el 20 de diciembre de 2001 una ley contra actos de terrorismo que establece duras penas para quienes utilizaran territorio cubano, incluso, para organizar actos o financiarlos contra otros países, como Estados Unidos. En cambio, en suelo de éste siguen entrenándose grupos paramilitares para actuar contra Cuba. Otra de las pruebas del cinismo norteamericano es la detención de cinco cubanos que cumplen largas condenas en prisión, incluyendo dos cadenas perpetuas, cuando intentaban detener a grupos terroristas de ultraderecha exiliados en Miami y que iban a perpetrar actos violentos contra Cuba. Conocedores de esas intenciones los cinco cubanos informaron a las autoridades norteamericanas, como respuesta fueron encarcelados acusados de espionaje.
Medios de comunicación
Y mientras todo esto sucede, los medios de comunicación continúan con sus campañas de acusación y acoso a Cuba. Al mismo tiempo que se difunden ampliamente los manifiestos que condenan a la isla, se silencian los que muestran su apoyo como el suscrito por más de tres mil intelectuales, artistas y profesionales de 69 países, entre ellos cuatro premios Nobel, bajo el título «A la conciencia del mundo» (19).
Mientras se airean las críticas de Saramago se omiten los apoyos de Pérez Esquivel, Noam Chomsky, Ernesto Cardenal, Mario Benedetti, Augusto Roa Bastos, Gabriel García Márquez o Rigoberta Menchú. La prensa presenta como disidentes a quienes pusieron bombas en hoteles habaneros en 1998 y a quienes secuestran aviones y barcos. Se condenan sentencias judiciales cubanas a secuestradores y se silencian masacres de otros gobiernos para «resolver» secuestros similares como el del teatro de Moscú con un centenar de muertos entre rehenes y terroristas chechenos o el asesinato a sangre fría por orden de Fujimori de los secuestradores de la embajada japonesa en Lima.
Unión Europea
Por su parte, la Unión Europea, liderada en su política contra Cuba por José María Aznar, ha demostrado más que nunca su hipocresía y doble rasero con la isla. Quienes nada han dicho sobre la violación del derecho internacional en la invasión de Iraq, quienes jamás condenaron la pena de muerte contra menores de edad, enfermos mentales y extranjeros a los que no se les permite la atención consular a la que tienen derecho hasta alcanzar las 71 ejecuciones en Estados Unidos el pasado año, ahora claman contra Cuba. La UE hace «un llamamiento a las autoridades cubanas para que eviten el sufrimiento inútil de los prisioneros y no los sometan a tratos inhumanos», mientras mira para otro lado ante los más de seiscientos presos en el campo de concentración de Guantánamo, algunos con nacionalidad europea, torturados, sin derecho asistencia jurídica y sin visitas de familiares Una UE que silencia los miles de presos en cárceles de Estados Unidos tras los atentados del 11-S por el delito de ser musulmanes, sin garantías jurídicas, sin juicios y sin ni siquiera haber publicado sus nombres.
Medidas de castigo diplomáticas, suspensión de acuerdos de comercio y de cooperación, cancelación de visitas gubernamentales bilaterales, reducción de la participación de los Estados europeos en acontecimientos culturales, invitación a los disidentes cubanos a las embajadas en La Habana, suspensión de programas de cooperación y solidaridad con Cuba. Esas son las respuestas de la Unión Europea contra un país que sólo exige el respeto a la Carta de las Naciones Unidas que reconoce el derecho de Cuba a escoger su propio sistema político, reconoce el respeto al principio de igualdad entre los Estados y el derecho a la libre determinación de los pueblos.
El divorcio entre la opinión pública y los gobiernos seguidistas de EEUU nunca ha quedado en evidencia como en el caso de Cuba. Mientras la gran mayoría de los presidentes aplican sobre la isla las políticas que les son dictadas por Bush, las manifestaciones de apoyo y solidaridad se suceden espontáneamente donde quiera que vayan los gobernantes cubanos. Todos esos gobiernos, y en especial el norteamericano, deben saber que sus actos de agresión y acoso a Cuba no son compartidos por sus pueblos. Unos pueblos que deben denunciar y enfrentar una campaña internacional que busca sentar las bases que justifiquen una intervención militar que, en nombre de la democracia y de los derechos humanos, sólo puede traer muerte y saqueo.
Notas:
(1) Ver web de Departamento de Estado de EEUU http://usinfo.state.gov/espanol/terror/03043001.htm
(2) Jorge Isunza. No nos dejemos manipular. www.rebelion.org/internacional/030417insunza.htm
(3) Miguel Bonasso. Topos y condenas. www.rebelion.org/internacional/030414bonasso.htm
(4) Ver http://www-cgsc.army.mil/milrev/spanish/SepOCt02/demerest.asp
(5) Informe USAID, Evaluation of the USAID Cuba Program, 2001. Citado por Alan Woods y Roberto Sartí en Cuba: ejecuciones y represión. Un punto de vista de clase. El Militante. Ver www.rebelion.org/internacional/030516woods.htm )
(6) Conferencia de Prensa del ministro Felipe Pérez Roque el 9 de abril del 2003. Ver en www.lajiribilla.cubaweb.cu y http://www.rebelion.org/internacional/030412roque.pdf
(7) Carlos Fazio. Cuba: Los beneficios de una eventual era postrevolución. La Jornada. México. Ver www.rebelion.org/internacional/030518fazio.htm
(8) José Daniel Fierro. Quieren Guerra. http://www.rebelion.org/spain/030610fierro.htm
(9) Pascual Serrano. Fidel Castro, violador de derechos humanos en Guantánamo. http://www.rebelion.org/ddhh/serrano231202.htm
(10) Hernando Calvo Ospina, Katlijn Declerq. ¿Disidentes o mercenarios?. Ediciones Vosa. Madrid 1998.
(11) Ver http://www.javierortiz.net/jortiz1/diario2003/18.2003.html
(12) Adolfo Mena. Cuba e Iraq http://www.rebelion.org/internacional/030411mena.htm
(13) Pascual Serrano. La ONU inicia el proceso de expulsión de «Reporteros sin Fronteras» como entidad consultiva por «actos incompatibles con los principios y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas». Ver http://www.rebelion.org/medios/030529rsf.htm
(14) Pascual Serrano. Antes de que el presidente mexicano aceptase la renuncia de su ministro Castañeda, Bush ya lo estaba despidiendo http://www.rebelion.org/internacional/fox150103.htm.
(15) Entrevista a Fidel Castro de Miguel Bonasso. Página 12. Argentina. Ver http://www.rebelion.org/internacional/030514fidel.htm
(16) Frank Martin. World Data Service. Ver http://www.rebelion.org/internacional/030604marin.htm
(17) Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) del 2 de mayo del 2003. Ver http://www.rebelion.org/internacional/030509cuba.htm
(18) Percy Francisco Alvarado. Objetivo: Cabaret Tropicana. www.rebelion.org/internacional/030523godoy.htm