El mal uso del agua, la ausencia de leyes para distribuirla y el interés de las multinacionales por comercializarla son algunos de las alertas señaladas en el diálogo «Agua, ¿fuente de conflicto?», celebrado en el Fórum de Barcelona.
«Mientras millones de personas mueren de sed en el mundo, en España gastamos 280 litros por persona y día y, en Estados Unidos, casi 4.000». Con estas cifras, Ricardo Petrella, presidente de la Universidad del Medio Ambiente (UMA), ejemplificó el uso poco inteligente y la desastrosa distribución del agua en el mundo. Petrella, junto al profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona Ferran Izquierdo, desmintió que una futura guerra del agua fuera inevitable y destacó la necesidad de considerar este recurso natural como un bien común de la humanidad para evitar posibles conflictos.
Para Petrella, es «desalentador» que mientras el agua es «oro azul» para pueblos originarios, los países industrializados la hayan desacralizado y hagan un uso «destructivo» e «injusto» de este recurso imprescindible. Según el presidente de la UMA, Europa consume el 70% del agua del mundo y desaprovecha casi la mitad por sistemas «estúpidos» de irrigación, el pésimo estado de las canalizaciones o los malos hábitos de la población. Según Petrella, la técnica de irrigación, utilizada ampliamente en la agricultura, supone que el 40% del agua se evapore antes de llegar al suelo. Pese a ello, el 80% de los agricultores españoles utilizan este sistema para regar sus cultivos.
Además critica que los países desarrollados no solucionen el deterioro de las canalizaciones y estima que, debido a su mal estado, de un 30 a un 35% del agua transportada se pierde por evaporación.
Agua: un lujo para los ricos
Además del mal uso que los países ricos hacen de un recurso indispensable para la humanidad, Petrella mostró su preocupación porque un elemento que es «la esencia de la vida» se haya convertido en un «producto de merchandising». Para el profesor italiano, las grandes compañías han visto en el agua potable un mercado en expansión y se han lanzado a su comercialización. Todo ello, afirma, se refleja en los anuncios de televisión donde «se intenta convencer a la sociedad de que el agua embotellada es símbolo de salud y calidad de vida, un camino para llegar a la felicidad».
Por su parte, Izquierdo alertó que la privatización del agua se hace «en contra de los pobres, que no la pueden pagar». Este hecho, según el profesor de la UAB, hace aún más vulnerables a los sectores de población con pocos recursos.
¿Guerra del agua inevitable?
Por último, ambos conferenciantes desmintieron la tesis que augura una inevitable guerra del agua en las próximas décadas. Para Izquierdo «sólo hay guerras por el agua cuando ésta se convierte en un elemento indispensable para la construcción de un proyecto político». Es el caso de Palestina, donde Israel ha invadido las Cuencas del río Jordán como un paso adelante en su proyecto colonialista.
Por su parte, Petrella señaló a la humanidad como culpable de la escasez de agua. «Hay agua suficiente para todos, pero sólo si el mundo cambia su forma de utilizarla y deja de malgastarla», sentencia. El problema radica, según el presidente de la UMA, en que los estados creen que el agua de su territorio les pertenece y la utilizan egoístamente sin tener en cuenta que los ríos «van más allá de su fronteras» y sus actuaciones afectan a otros países.
Por este motivo, ambos destacaron la necesidad de dar al agua la consideración de bien común de la humanidad y construir un marco global de distribución para evitar conflictos.