Desde hace algún tiempo asistimos a la publicación de algunos artículos escritos desde el entorno dirigente de Izquierda Unida donde se pretende ofrecer un análisis sobre las causas del declive electoral y se apuntan vías para una hipotética revitalización de la que hasta aún no hace mucho fue una de las fuerzas políticas de la […]
Desde hace algún tiempo asistimos a la publicación de algunos artículos escritos desde el entorno dirigente de Izquierda Unida donde se pretende ofrecer un análisis sobre las causas del declive electoral y se apuntan vías para una hipotética revitalización de la que hasta aún no hace mucho fue una de las fuerzas políticas de la izquierda trasformadora con más fuerza en Europa. En principio éste es un loable proyecto ¡rescatar de su derrota a Izquierda Unida! ¡Acometer con valor los cambios necesarios para reforzar a la organización más potente de la izquierda real! ¡Consolidar la alternativa rojo-verde-violeta! Pero aquí hay algo que no funciona.
Pongamos un ejemplo: Hace muy poco Corriente Roja decidió autodisolverse como corriente dentro de Izquierda Unida y centenares de sus militantes, algunas agrupaciones enteras, abandonaron la organización. Los motivos aducidos tras intenso debate se podrían resumir en la convicción, asentada, fundada, pero sobre todo cada más difundida, de que Izquierda Unida no es ya una organización de la izquierda transformadora sino una pieza mas del «entorno» del PSOE y de la corrupta cúpula sindical. ¿Fuerte, verdad?
La salida de Corriente Roja, liberación de la Corriente Roja debieramos decir, es una noticia política de primer orden y cualquier debate sobre el futuro de Izquierda Unida debiera ofrecer respuesta a este hecho. Cualquier llamado a la recuperación de la esencia «transformadora» de Izquierda Unida debiera incluir referencias claras a una verdad contundente: miles de militantes de Izquierda Unida en posiciones de izquierda han abandonado la organización en los últimos cinco años. Sin embargo este asunto es arrinconado, no se toca, ¡como si no hubiera ocurrido! Si fuera mentira o incorrecto el juicio de Corriente Roja los responsables dirigentes de Izquierda Unida que están haciendo llamados a la recuperación de la organización como espacio de encuentro de la izquierda social, de las «corrientes plurales» de la izquierda, que claman por una Asamblea Federal con «debate sincero» que restañe las heridas… ¡¡debieran hacer una apelación no sólo a Corriente Roja, sino también a es os centenares o miles de militantes perdidos en estos años!! Ni una palabra en cambio.
Todos los análisis que se han visto, por llamarlos de alguna manera, se basan en una serie de errores de concepto muy graves. Veámolos:
1º La derrota electoral de Izquierda Unida es una mala noticia para la izquierda transformadora. Error.
¿Con qué programa, con qué política de alianzas y con qué candidatos ha acudido Izquierda Unida a las elecciones?
Respuesta: con un programa cosmético y superficial, lleno de eufemismos y lugares comunes con unos contenidos dudosos. Con una política de alianzas que se basaba en la supeditación política al PSOE y con unos candidatos mayoritariamente escogidos por cooptación entre lo más granado de la burocracia. Por tanto, que los electores hayan rechazado la oferta dudosa de Izquierda Unida es una buena noticia. Si el programa y los candidatos de Llamazares hubieran obtenido un fuerte respaldo electoral ¡¡el problema de reconstrucción de la izquierda transformadora sería el mismo!! Por el contrario, la situación actual tiene elementos muy positivos. Cuando Izquierda Unida tenía un discurso netamente izquierdista y el electorado percibía que la organización estaba en posiciones inequívocante de izquierda simbolizadas en la figura totémica de Julio Anguita, fue cuando se obtuvo el mayor resultado electoral, con un techo alcanzado de 2.900.00 votos. Desde entonces se han perdido más de dos millones de votos, mas derechización, más pérdida de votos. Es decir el electorado no avala la línea derechista: una buena noticia.
La derrota electoral ha sido cosechada por quienes están en posiciones conservadoras en Izquierda Unida, no durante el predominio del discurso de Izquierda. Digo predominio de un discurso de izquierda y solo eso, pues no hubo apenas coherencia entre práctica y discurso. La etapa de Anguita se caracterizó por un combate interno brutal, afortunadamente hubo batalla, entre los defensores de posiciones de izquierda y los liquidadores del PCE y los actuales burócratas de Izquierda Unida que veían en una actitud purista la imposibilidad de compartir espacios de poder con un PSOE que precisaba de I.U. (eso piensan todavía algunos) para reforzar su posición ante el P.P. En ese combate interno Julio Anguita nunca, lamento decirlo, nunca, se apoyó en su izquierda; en última instancia promocionó siempre a figuras y candidatos de la extrema derecha del partido, incluso a personas que abiertamente trabajaban para el PSOE. La resistencia de los núcleos de izquierda en el interior de I.U. l ogró retrasar el actual proceso de fagocitación política de Izquierda Unida unos años; finalmente la situación personal de Julio Anguita, con su abandono por cuestiones de salud, más el evidente aunque nunca explicado veto de la corrupta cúpula sindical a su continuidad, precipitó los acontecimientos hasta a llegar a la desgraciada situación actual.
En estas deplorables condiciones, que el electorado ¡¡por millones!! abandone esta reaccionaria y confusa oferta electoral de la Izquierda Unida de Llamazares y Frutos es algo que tiene una lectura positiva. Los votantes de Izquierda Unida son de fiar, Izquierda Unida ya no lo es. Al menos en su forma actual.
2º Izquierda Unida está muy burocratizada y la conexión con su base social es deficiente y habría que mejorarla. Error.
Respuesta: Izquierda Unida tiene la conexión con su base social que necesita. Si las personas organizadas en los grupos de lucha por la Paz, la solidaridad, la Memoria Histórica, por la defensa de los servicios públicos, por una sociedad laica, los núcleos de resistencia en los sindicatos, y en todos los frente de lucha antisistema que existen y son cada día más, si todas estas personas pudieran participar en Izquierda Unida, condicionar sus programas, vigilar su actuación en las instituciones y estar presentes en sus listas electorales y grupos institucionales, pues entonces la actual dirección derechista de Izquierda Unida tendría un problema serio. Y el PSOE uno mayor, añadimos.
3º Izquierda Unida no tiene una línea política clara, debe reforzar su propuesta en los ejes rojo-verde-violeta. Error.
Respuesta: ¿Cómo que I.U. no tiene una línea clara? ¡La tiene clarísima! Izquierda Unida apoya al PSOE, acepta la Transición política, acepta la Constitución públicamente, considera la lucha por la República como algo secundario, acepta la deriva amarilla de los sindicatos, ve natural la existencia de «pactos de estado» con el P.P. en temas de especial importancia, comparte la posición centralista y antinacionalista del ala derechista del PSOE y hasta candidatas y cargos públicos como Rosa Aguilar ponen como ejemplo de su patriotismo a Mayor Oreja. Izquierda Unida tiene una línea política muy clara y el electorado y la base militante lo sabe y no les gusta. ¿Y qué eso del discurso rojo-verde-violeta? Lo único que sabemos a ciencia cierta es que se emplea para encubrir la práctica derechista y manipuladora que caracteriza a los liquidadores del P.C.E. y de la propia I.U. Cuando escuchen eso de la trilogía de colores ¡¡desconfien!! Lo que sí es cierto es que «lo rojo» no es un discurso sino una práctica y unos valores. Y lo ecologista (lo «verde») y las luchas de género (lo «violeta») sin el carácter de clase (lo «rojo») se prestan a toda manipulación.
4º Izquierda Unida tiene un problema de rigidez interna en sus procesos asamblearios y debe abrirse para conseguir que la próxima Asamblea sea un éxito. Error.
Respuesta: Izquierda Unida no tiene un problema de organización ni de estructura. Lo que tiene es un muy serio problema político sobre su identidad pues se afirma públicamente como lo que no es. Es seguro que todavía existen dentro de Izquierda Unida numerosos militantes sinceros y con una identidad y unos valores de izquierda, pero no son los que determinan la dirección de la organización. Julio Anguita ha demostrado cual es la raíz de los males de I.U. al enviar a Llamazares un informe y unos consejos sobre cómo actuar ante la próxima Asamblea basados precisamente en esa concepción errónea.
En Izquierda Unida existe hoy en día una presencia, suficiente para marcar la línea, de militantes en posiciones derechistas, a quienes les pesa y les sobra la tradición comunista, a quienes les ilusiona la posiblidad de compartir espacios de poder con el PSOE en el gobierno y con la cúpula sindical, que combaten la Memoria Histórica o no comparten la necesidad de tales luchas, personas que no encuentran ningún problema en la monarquía, la Transición o la deriva actual de la Unión Europea. No podemos menos que preguntarnos si discutir con esta gente se limita a un problema organizativo como parece derivarse del patético informe de Julio Anguita a Llamazares. No, camarada, no es un problema organizativo; es un claro disenso sobre el proyecto histórico de la izquierda. No son compatibles estas líneas políticas. Y para resolver este dilema hace falta claridad en el debate y valor para asumir los hechos: Izquierda Unida es hoy irrecuperable.
Flaco servicio le hace Julio Anguita a la lucha por la reconstrucción de la izquierda transformadora ocultar estos hechos. Y si no los ve, o no comparte esta percepción, debiera saber que se aparta con ello de la realidad una vez más. Empieza a darse una batalla por los despojos del espacio de izquierda en el interior de I.U. que a ninguna parte lleva ya, pues la capacidad de regeneración de la organización está agotada. Izquierda Unida es hoy un inmenso cadaver sin alma, que se mantiene en pie por el apoyo de sus enemigos y la ambición de quienes disfrutan de los últimos restos de poder institucional y organizativo. Julio Anguita no vio en su día que podía apoyarse en su ala izquierda para frenar el ascenso y las maniobras de Cristina Almeida, Nicolás Sartorius, Diego López Garrido y tantos otros. No lo hizo entonces. Tras su última comunicación ya sabemos que no podemos contar con él tampoco en esta hora de la lucha. «Rectificación, Julio, rectificación».
5º Izquierda Unida tiene un problema con el P.C.E. pues la existencia de este partido condiciona de forma negativa la marcha política de la organización. Error.
Respuesta; Izquierda Unida no se ve limitada por el PCE. Izquierda Unida es un reflejo de la triste realidad del P.C.E. Si el P.C.E. fuera un partido vivo, con debate, con militancia, con cuadros formados y combativos, con capacidad de arrastre e ideas claras, la deriva derechista y liquidadora de Izquierda Unida no se estaría produciendo. El problema de Izquierda Unida es que el P.C.E apenas existe; no es que haya demasiado P.C.E., sino que hay demasiado poco P.C.E. Lo diré claro: es urgente la refundación del partido comunista.
6º Izquierda Unida necesita abrir sus puertas a los jóvenes y a los militantes de los movimientos altermundistas, pacifistas, etc. Error.
Respuesta: Es demasiado tarde. Existe una generación de militantes de la izquierda que no se ha formado en Izquierda Unida sino en la lucha, en la calle, en las movilizaciones por la Paz, contra la Guerra, en la lucha por la Memoria Histórica, en la reinvindicación por la República y en esos frentes de lucha han coincidido con militantes de Izquierda Unida pero no con esa organización, pues esas luchas se llevan a cabo de forma autónoma y sus líneas de avance chocan con la práctica institucional de I.U. El desprestigio de Izquierda Unida es creciente; Izquierda Unida hoy en día no es parte de la solución sino del problema. No se trata por tanto de que se abra Izquierda Unida a los militantes de la izquierda que lucha, con la línea que actualmente sigue la propia I.U. tales militantes no tienen espacio en su interior.
En realidad lo que debieramos preguntarnos es si en la tarea de reconstruir el espacio de la izquierda transformadora los actuales militantes de Izquierda Unida tienen lugar. Digo militantes y no dirigentes, pues la responsabilidad de los dirigentes es mucho mayor en esta circunstancia. Su obligación es hablar claro, dar ejemplo y denunciar la imparable deriva derechista de Izquierda Unida: no lo hacen, es más, disfrazan los hechos y escriben artículos cosméticos o enajenados que a nadie engañan. Si los desastres electorales continúan, aún veremos a algunos a la puerta de la construcción republicana buscando un lugar al sol. Hoy por hoy es imprescindible sumar fuerzas, clarificar posiciones, saber donde está cada cual. Las experiencias pasadas nos han hecho mas fuertes, pues sabemos de los errores cometidos. Y algunos errores no los vamos a repetir. A quienes hoy con cargos de responsabilidad en Izquierda Unida combaten la reconstrucción de la izquierda os digo: vuestras carreras están acabadas. y vuestros manejos al descubierto. La construcción de la alternativa republicana se realizará pese a vosotros… y sobre vosotros si es necesario.