Con el tiempo las grandes palabras, que expresaban grandes ideas, se han ido corrompiendo como ríos que encontrasen cerrados sus desagües propios. El torrente se convierte en pantano, la verdad en mentira, porque el torrente como la verdad necesita del movimiento constante, de la agitación fecunda. Libertad. Igualdad. Fraternidad. Patria. Derecho. Son bellas palabras aunque […]
Libertad. Igualdad. Fraternidad. Patria. Derecho. Son bellas palabras aunque fueron grandes ideas ayer. Hoy, libertad es el permiso, de una casta a esclavizar a otras. Igualdad, el abrazo que se dan al asesinarse mutuamente los hombres en las luchas fratricidas. Fraternidad, la camaradería de los miserables esclavizados por un mismo amo. Patria, el huerto donde los pocos comen los frutos que los más cultivan. Derecho, la defensa de los más fuertes, al saciar sus apetitos.
Una nueva palabra va entrando en la clasificación anteriormente expuesta, en el rango de las palabra-tambor, diríamos así, por tener mucha sonoridad y estar vacías como los parches guerreros.
Esta palabra es: intelectual.
Al patricio, inculto, al señor feroz, al clérigo taimado, al noble vanidoso, al militar fatuo, ha venido a sustituir en el momento presente el intelectual rastrero. Pretende bajo un nombre que encierra una gran idea, establecer una forma de tiranía tan odiosa como la del patricio, la del señor, la del clérigo, la del noble, la del militar. Concentra en sí todos los vicios capitales de los antiguos amos, más el refinamiento de su cultura que le permite con gran hipocresía aparentar que no los tiene formando así sus legiones de prosélitos.
Ha triunfado y ocupa todos los puestos altos de la vida, no los puestos cumbres.
Una montaña es una cumbre, un carrousel es una altura.
Están en las academias, en las universidades, lo mismo entre los profesores y rectores que entre los alumnos, y en los puestos del gobierno han encontradosu mejor habitación. Son como las pulgas en el órgano auditivo de los perros.
Intelectual es el trabajador del pensamiento. ¡El trabajador!, o sea, el único hombre que a juicio de Rodó merece la vida, es aquel que empuña la pluma para combatir la iniquidades, como los otros empuñan el arado para fecundizar la tierra, o la espada para libertar a los pueblos, o los puñales para ajusticiar a los tiranos.
A los que denigran su pensamiento esclavizándolo a la ignorancia convencional o a la tiranía oprobiosa no debe llamárseles jamás intelectuales. Guardemos las bellas palabras, que son pocas, para las cosas grandes, que son más pocas todavía.
A los que venden las ideas como las hijas de la alegría sus cuerpos impuros, no les llamaremos intelectuales, si fuesen del sexo femenino ya habríamos encontrado el epíteto, llamémosles tartufos, pero nunca intelectuales.
Intelectual fue Prometeo, tartufo Hermes. Intectual Demóstenes, tartufo Alejandro. Intelectual Catilina, tartufo, mil veces tartufo, Cicerón. Intelectuales los poetas y filósofos e historiadores y tribunos de la Revolución Francesa, tartufos los poetas y filósofos e historiadores (tribunos no podían existir) en la época del llamado Rey Sol.