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El año de Carpentier en Cuba

Fuentes: IPS

Tras años de una verdadera sequía editorial por la crisis económica, la obra del escritor cubano Alejo Carpentier vuelve a ser noticia en su patria, con motivo del centenario de su nacimiento. Coloquios, conferencias, reediciones de textos suyos o sobre su obra y anuncios televisivos han sido programados para recordar al escritor más innovador y […]

Tras años de una verdadera sequía editorial por la crisis económica, la obra del escritor cubano Alejo Carpentier vuelve a ser noticia en su patria, con motivo del centenario de su nacimiento.

Coloquios, conferencias, reediciones de textos suyos o sobre su obra y anuncios televisivos han sido programados para recordar al escritor más innovador y universal del siglo XX cubano, creador de «lo real maravilloso».

Como plato fuerte aparecen las publicaciones prometidas y, en el plano teórico, el congreso internacional «El siglo de Alejo Carpentier», organizado por la institución cultural cubana Casa de las Américas para el mes de noviembre.

«Los años de carencia de papel y crisis editorial de la pasada década significaron una pérdida en la continuidad que existió, por años, respecto a la publicación y reedición de los textos de Carpentier», dijo a IPS el ensayista y novelista Leonardo Padura.

Autor de «Un camino de medio siglo: Carpentier y la narrativa de lo real maravilloso» (1994), Padura estima que cualquier esfuerzo institucional que permita reflexionar sobre la obra carpenteriana y reeditar sus textos «rendirá sus frutos».

Desde inicios de este nuevo siglo las instituciones culturales cubanas han celebrado el centenario de los nacimientos del pintor Wifredo Lam, los poetas Dulce María Loynaz y Nicolás Guillén y el bicentenario del poeta José María Heredia.

En el caso del autor de «El siglo de las luces», el homenaje involucra al Ministerio de Cultura, la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Instituto de Literatura y Lingüística y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Hijo de un arquitecto francés y una cubana, Carpentier nació en La Habana el 26 de diciembre de 1904 y viajó a estudiar en Francia en 1912. Nueve años más tarde se inscribió para estudiar arquitectura en la Universidad de La Habana, pero dejó esa carrera para dedicarse al periodismo.

Su obra incluye miles de crónicas y críticas periodísticas sobre variados temas culturales, ensayos, conferencias y una amplia producción novelística que terminó con «El arpa y la sombra» (1978).

Merecedor del Premio Cervantes de Literatura en 1978, murió el 24 de abril de 1980 en París, tres años antes de la institución en Cuba del Premio Nacional de Literatura, un reconocimiento que sin lugar a dudas merecía.

El escritor cubano aparece, junto al argentino Jorge Luis Borges y al mexicano Juan Rulfo, entre las figuras más notables del proceso de renovación de la literatura latinoamericana que empezó a gestarse en los años 20 del pasado siglo.

Según Padura, la publicación de «El reino de este mundo» en 1948 abrió un espacio a Carpentier entre lo más sobresaliente de su generación, pero son sus tres obras posteriores las que lo convirtieron en «un clásico de la novela contemporánea».

«Los pasos perdidos», «El acoso» y «El siglo de las luces», publicadas de 1953 a 1962, son consideradas una revelación en cuanto a estilos literarios novedosos a la hora de expresar la realidad americana.

Esos libros son «parte de una nueva mirada al continente americano», que es visto desde sus singularidades históricas, sociales, culturales, étnicas y económicas, a través de lo que el autor bautizó como lo real maravilloso», afirmó Padura.

Esa comprensión universal de las realidades específicas y las necesidades expresivas de «un mundo nuevo» fue desarrollada por Carpentier en los ensayos «De lo real maravilloso» (1947) y «Problemática de la actual literatura latinoamericana» (1964).

A juicio de Padura, «para comprender los hallazgos y aportes artísticos y reflexivos de Carpentier, hay que tener en cuenta sus experiencias culturales y vitales en sus años de formación en Cuba y durante su estancia de once años en Francia (1928-1939)».

Primero, el escritor se vinculó con lo más avanzado de la intelectualidad cubana de entonces y después, durante su estancia en París, se acercó al surrealismo, una escuela literaria que, según el crítico, contribuyó a cambiar toda su visión de las funciones y posibilidades del arte.

«Hoy existe una generación de potenciales y reales lectores que han tenido un acceso accidentado a los libros» de Carpentier, aseguró el ensayista, que defendió el aprovechamiento de los aniversarios para rescatar a importantes figuras del patrimonio cultural de un país.