Instituciones privadas trasnacionales asociadas al gobierno estadounidense y éste mismo se apoderan de los recursos naturales de los países más pobres sometiéndolos cada vez más. Así los canjes de deuda por naturaleza se transforman en una herramienta más al servicio de Estados Unidos y las empresas privadas para extender su imperialismo mundial Los programas de […]
Instituciones privadas trasnacionales asociadas al gobierno estadounidense y éste mismo se apoderan de los recursos naturales de los países más pobres sometiéndolos cada vez más. Así los canjes de deuda por naturaleza se transforman en una herramienta más al servicio de Estados Unidos y las empresas privadas para extender su imperialismo mundial
Los programas de «canje de deuda por naturaleza» se tratan, a simple vista, de un acuerdo entre el gobierno estadounidense y un gobierno de un país subdesarrollado, mediante el cual, Estados Unidos exonera del pago de cierta parte de la deuda externa al país deudor para que éste en contrapartida invierta determinada cantidad de dinero en proyectos de conservación de su medio ambiente. Con una mirada un poco más profunda se descubre un complejo entramado de relaciones mediante el cual instituciones privadas trasnacionales asociadas al gobierno estadounidense y éste mismo se apoderan de los recursos naturales de los países más pobres sometiéndolos cada vez más. Así los canjes de deuda por naturaleza se transforman en una herramienta más al servicio de Estados Unidos y las empresas privadas para extender su imperialismo mundial.
Según la lógica difundida por Estados Unidos, su nación se transforma en un estado protector y salvador del resto de los países del mundo, el cual al tiempo que protege el medio ambiente a nivel mundial libra a los países más pobres de tener que pagar su deuda externa.
El mecanismo
Los «canjes de deuda por naturaleza» fueron creados en la década de 1980 y en los últimos años ha aumentado su implementación por parte del gobierno de Estados Unidos.
Estados Unidos ya ha firmado acuerdos de canje de deuda por naturaleza con siete naciones diferentes: Bangladesh, Belice, El Salvador, Filipinas, Panamá, Perú y Colombia.
Existen dos clases principales de canje de deuda por recursos naturales. Una de ellas son los llamados «canjes comerciales», en los cuales los acuerdos se realizan entre países en vías de desarrollo deudores y bancos comerciales internacionales acreedores.
El otro tipo de acuerdo son los denominados «Programas de Reducción Bilateral de Deuda», que implican acuerdos entre gobiernos, uno deudor y otro acreedor.
Por su parte, dentro de este tipo de canje existen cuatro clases de acuerdos: reducción de deuda, compra de deuda por suma global, canje de deuda y canje de deuda subsidiada.
Un canje de deuda subsidiada es un mecanismo, introducido en el año 2001, a través del cual el gobierno de Estados Unidos asigna recursos propios para una inversión privada destinada a la conservación de los bosques tropicales del país deudor.
De la misma manera, existen otros inversionistas que forman parte del acuerdo; se trata de ONG»s conservacionistas del medio ambiente que aportan un subsidio que complementa la suma entregada por el gobierno estadounidense.
A cambio, el gobierno del país deudor se compromete a utilizar el dinero que recibe para apoyar actividades de conservación del medio ambiente.
A modo de ejemplo: Panamá
Los gobiernos de Panamá y de Estados Unidos firmaron en el pasado mes de agosto un canje de deuda por naturaleza por un monto aproximado de 11 millones de dólares, en el que la organización ecologista Nature Conservancy (también norteamericana), hizo una contribución de 1,3 millones de dólares.
Según este acuerdo, el gobierno de Panamá destinaría recursos de deuda externa a la preservación del Parque Nacional del Darién, como principal objetivo del convenio.
Según el Gobierno de Panamá, lo fundamental de este acuerdo fue que los fondos que generaba servirían para saldar parte de la deuda que tienen con Estados Unidos, con el compromiso de que los recursos que reciban se invertirían en actividades y proyectos locales orientados a la conservación de sus bosques.
El Parque Nacional del Darién fue creado en 1980 y fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad y reconocido como Reserva de la Biósfera por el Programa Hombre y Diversidad de la UNESCO.
Una mirada un poco más profunda: el caso Colombia
En abril de este año 2004, de acuerdo al Gobierno estadounidense, su país y Colombia acordaron un canje de deuda por naturaleza para reducir la deuda colombiana en aproximadamente 10 millones de dólares.
A cambio el gobierno colombiano se comprometió a utilizar los fondos que recibe para la implementación de proyectos locales de conservación «en los que trabajen ONG’s locales» que protegerían importantes áreas de bosque tropical.
También el gobierno de Álvaro Uribe aseguró la creación de un fondo permanente que proporcione financiación sostenible para las áreas protegidas en el futuro.
Para llevar a cabo este canje de deuda por naturaleza, el gobierno de Estados Unidos cedió a Colombia 7 millones de dólares de asignaciones bajo la Ley de Conservación de Bosques Tropicales (TFCA, por su sigla en inglés), promulgada en 1998.
Además, las ONG»s estadounidenses conservacionistas Nature Conservancy, Conservation International y World Wildlife Fund, Inc. contribuyeron con 1,4 millones de dólares.
Las áreas que se beneficiarán por la firma de este acuerdo son los bosques del noreste de los Andes tropicales, la región del río Orinoco en los Llanos Orientales, y el Caribe. Estas tres zonas son inmensamente ricas en fauna y flora.
En los Andes tropicales existe una de las mayores extensiones de roble en el país, mientras que, por ejemplo, en los Llanos habitan muchas especies como el jaguar, el delfín de río y el cocodrilo del Orinoco.
El acuerdo firmado entre Colombia y Estados Unidos marca el cuarto canje de deuda subsidiada de Estados Unidos bajo la TFCA. Los anteriores acuerdos fueron firmados con Panamá, Perú y Belice.
Según Estados Unidos, la TFCA fue creada para «proporcionar una oportunidad a los países en vías de desarrollo que califiquen, de reducir su deuda con Estados Unidos al tiempo que generan financiación para actividades que ayuden a conservar sus importantes áreas de bosques tropicales».
De qué se trata todo esto
En primera instancia hay que agregar un nuevo actor que hasta el momento no ha sido nombrado. Según investigaciones realizadas acerca de los canjes de deuda por naturaleza, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) está involucrada en la firma de estos acuerdos.
Por otra parte, las tres ONG»s estadounidenses Nature Conservancy, Conservation International y World Wildlife Fund, Inc. «internacionalmente reconocidas por su empeño en proteger el medio ambiente», co-auspician con la entrega de montos de dinero en casi todos los acuerdos de este tipo que la Casa Blanca, con la USAID por medio, ya ha suscrito.
Estas ONG’s estadounidenses son calificadas como grandes empresas privadas trasnacionales de la conservación, cuyos fondos provienen de otras grandes trasnacionales que intentan proyectar una imagen ecologista de sí mismas.
La TFCA obliga a que las ONG’s estadounidenses que manejen el Canje sean reconocidas en Estados Unidos y en el país beneficiario. De esta manera Estados Unidos se asegura que la elección de organizaciones locales será tal que esas organizaciones no confrontarán las políticas de las corporaciones trasnacionales ni su papel destructor de la naturaleza.
En marzo de este año, el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por su sigla en inglés) afirmó que en Ecuador, una de estas ONG’s, específicamente Nature Conservancy «estaba conspirando» con la embajada de Estados Unidos y la USAID con el propósito de que se aprobara una ley de biodiversidad.
Según el WRM, la ley era una exigencia expresa por parte del Gobierno estadounidense como requisito para que Quito pudiera acceder a un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Los canjes de deuda por naturaleza realizados bajo el TFCA se rigen por tres contratos: un Contrato de Canje de Deuda firmado entre los gobiernos, un Contrato de Cuota del Canje firmado entre los gobiernos «acreedores» y las tres ONG’s y finalmente el Contrato de Conservación de Bosque firmado entre el gobierno de Estados Unidos y las tres ONG’s.
Además, el TFCA exige para su desarrollo que se establezca un administrador, el cual debe regirse por las leyes del país beneficiario.
En el caso del acuerdo que firmó Colombia en abril de este año, el administrador sería el Fondo para la Acción Ambiental que es una fundación sin fines de lucro constituida en el año 2000.
El gobierno de Colombia realizaría, según el acuerdo de canje, pagos a un banco que alternadamente desembolsaría el 50% del dinero a un Fondo Extinguible, el cual sería administrado por el Fondo para la Acción Ambiental.
A su vez, el comité asesor del Fondo para la Acción Ambiental sería integrado por representantes de los gobiernos colombiano y estadounidense, y de las tres organizaciones no gubernamentales involucradas en el proceso.
Este Comité cederá fondos que permitan financiar proyectos a organizaciones no gubernamentales locales que trabajan en la conservación de los bosques tropicales de las áreas seleccionadas.
Las consecuencias
En realidad lo que se logra con los acuerdos de canje de deuda por naturaleza es entregar a Estados Unidos y a las ONG»s, que en realidad son verdaderas empresas trasnacionales, Nature Conservancy, Conservation International y World Wildlife Fund, Inc., los recursos naturales de un país.
O sea, el país deudor que supuestamente es el «beneficiario» del canje en realidad está cediendo al Gobierno estadounidense y a las empresas privadas parte de sus recursos naturales.
Por lo general, están de por medio las regiones más ricas y abundantes en recursos de la nación deudora.
Por ejemplo, en El Salvador quedó bajo «protección» un bosque nublado único en ese país donde proliferan orquídeas y raros ejemplares de monos araña, pumas, y búhos rayados.
En Belice, el canje le costó a ese país la entrega de un segmento del Corredor Montañoso Marino Maya, que abarca un pedazo de costas en el Caribe.
En el caso de Perú, el acuerdo con Estados Unidos incluyó el Santuario Histórico de Machu Picchu y la denominada Reserva Natural de Pacaya-Samiria, así como bosques tropicales de la selva amazónica.
En algunos de los países en los que se acordaron canjes de deuda por naturaleza la cesión de dinero a las ONG’s locales no siguió criterios ambientales, ni ha tenido parámetros de beneficio social.
En este sentido, los préstamos de dinero que se realizan a ONG’s locales para que instrumenten proyectos de conservación del medio ambiente significan también dejar en manos de actores particulares tareas que son responsabilidad del Estado, el cual se debilita frente a las empresas privadas.
Además, estos mecanismos de canje aseguran a Estados Unidos y Nature Conservancy, Conservation International y World Wildlife Fund, Inc. la conservación biológica pero con intenciones de disponer en el futuro de recursos naturales para proveer servicios ambientales privatizados.
Estos servicios estarían seguramente en manos de grandes corporaciones trasnacionales, o subsidiarias nacionales, dedicadas a la bioprospección, al tratamiento del agua, entre otras actividades.
Y por supuesto que quienes ejecuten estos servicios no respetarán los derechos de las comunidades locales que habiten las zonas en cuestión: esas comunidades perderán sus territorios y sus recursos naturales por la firma de acuerdos en los que participó el propio Gobierno de su país.
Tampoco habría realmente un manejo autónomo del país en la ejecución de los recursos del canje. Por el contrario, los países deudores quedarían atados a contrapartidas de empréstitos, y por esta vía a las políticas de la banca multilateral y a los programas de ajuste o acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De esta forma Estados Unidos extiende su imperialismo a escala mundial, al tiempo que proyecta públicamente su imagen de protector de la Madre Naturaleza. Un imperialismo basado tanto en el dominio territorial como en el dominio económico.
Por esta vía, a su vez, las grandes «trasnacionales de la conservación» se siguen asegurando el derecho de apoderarse de los recursos naturales y luego de su gestión en materia de los servicios conectados a esos recursos, que en lugar del Estado, prestarán en los países subdesarrollados o venderán a otras trasnacionales siempre en pro de inmensos beneficios económicos.
En este sentido, más que claro resulta el proceso de apropiación y privatización del agua en países ricos en ese recurso, principalmente en América Latina.