El más importante funcionario del Vaticano en materia de asuntos de familia consideró el sábado un «amargo paso» el adoptado por el gobierno socialista de España a fin de permitir que los homosexuales se casen y adopten niños. En declaraciones a Radio Vaticano, el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio de la Familia, […]
El más importante funcionario del Vaticano en materia de asuntos de familia consideró el sábado un «amargo paso» el adoptado por el gobierno socialista de España a fin de permitir que los homosexuales se casen y adopten niños.
En declaraciones a Radio Vaticano, el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio de la Familia, continuó con la campaña del papa Juan Pablo II contra el matrimonio entre personas del mismo sexo. «Con este proyecto de ley, nada queda de la definición de matrimonio», dijo el cardenal. «Ellos inventaron una nueva definición, que es, implícitamente, una alternativa al casamiento».
El jerarca eclesiástico dijo que era un «amargo paso» la propuesta presentada el viernes en España, y que fue respaldada por el presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Aludiendo a países europeos que ya han legalizado el matrimonio entre homosexuales, el cardenal López Trujillo dijo que «presentan» la legalización «como una conquista de la modernidad y la democracia, aunque en realidad, representa la caída en una profunda deshumanización».
Bélgica y Holanda han legalizado el matrimonio entre homosexuales. Por su parte Suecia y Dinamarca tienen leyes que reconocen uniones civiles de parejas del mismo sexo.
El mes pasado, Juan Pablo II dijo al embajador canadiense ante la Santa Sede que matrimonios entre personas del mismo sexo crean «una falsa idea» del matrimonio. En algunas provincias canadienses se permiten los casamientos entre homosexuales.
La Iglesia católica de España, que tiene gran influencia en el país, reaccionó con indignación ante la propuesta del gobierno. La Conferencia de Obispos españoles dijo que si la legislación es aprobada, «estaremos abandonando la sabiduría» de «toda la humanidad».