Varios lectores me han escrito extrañados por el silencio que guardo en relación al debate interno de IU. Les he respondido que, si no he dicho nada sobre los enfrentamientos que se desarrollan en su VIII Asamblea Federal, es porque no me siento autorizado para hacerlo. Mis puntos de la vista sobre la realidad política, […]
Varios lectores me han escrito extrañados por el silencio que guardo en relación al debate interno de IU. Les he respondido que, si no he dicho nada sobre los enfrentamientos que se desarrollan en su VIII Asamblea Federal, es porque no me siento autorizado para hacerlo. Mis puntos de la vista sobre la realidad política, económica y social de España y sobre los problemas principales que padecemos son conocidos. Los he expuesto y los he razonado. A partir de ahí, si alguien tiene interés en ello, que los contraste con las líneas que defienden cada una de las candidaturas en liza.
Habrá no poca gente que lea estas líneas cuando se sepa ya quién ha vencido en la votación, prevista para las 11 de la mañana de hoy domingo. He ojeado los nombres que componen las tres listas que se disputarán la mayoría y me ha sorprendido comprobar que en las tres -en las tres, insisto- hay gente con la que no iría a ningún lado y gente que me merece estima. Lo cual, y puesto que esa apreciación no tiene nada que ver con afectos o desafectos personales, sino estrictamente políticos, me lleva a la conclusión de que no todo lo que se dirime en esa pugna es cuestión de líneas programáticas, ni mucho menos. Que intervienen otros intereses. De naturaleza muy diversa.
Supongo que es la fuerza de esos intereses la que explica que en ocasiones confluyan en la misma lista personas que tienen poco que ver. Por poner un ejemplo: ¿qué hace Oskar Matute junto a Rosa Aguilar en la candidatura encabezada por el coordinador general saliente? La alcaldesa de Córdoba ha defendido en asuntos de primera importancia posiciones no ya diferentes, sino directamente opuestas a las que asume el jovencísimo diputado vasco. ¿Por qué comparten lista, entonces? No lo sé, pero creo que puedo adivinarlo: Matute, que es uno de los más estrechos colaboradores de Madrazo, debe de pensar que, si Llamazares vence, la dirección de IU mantendrá la actitud de respeto hacia las opciones de Ezker Batua que ha venido teniendo en el pasado, en tanto que si sale ganador cualquiera de sus dos oponentes, no es ni mucho menos seguro que se mantenga esa entente.
Por lo que veo, sospecho que las tres listas en competición acogen alianzas tan coyunturales y de tan frágil fundamento ideológico como ésa. Lo cual me parece indicativo de la endeblez ideológica del conjunto de la coalición.
Es una pena, pero le veo difícil arreglo.