Los problemas endémicos de América Latina son objeto de análisis y debate en el curso inaugurado hoy en El Escorial, donde se congregan académicos de ambos continentes para proponer nuevas vías de tránsito y consolidación de la democracia. En el seminario, organizado por los intelectuales Pablo González Casanova y Marcos Roitman, se destacó la aportación […]
Los problemas endémicos de América Latina son objeto de análisis y debate en el curso inaugurado hoy en El Escorial, donde se congregan académicos de ambos continentes para proponer nuevas vías de tránsito y consolidación de la democracia.
En el seminario, organizado por los intelectuales Pablo González Casanova y Marcos Roitman, se destacó la aportación del zapatismo como movimiento de resistencia para la configuración de un movimiento internacional de defensa de los derechos, como única alternativa política de cara al nuevo milenio.
La situación política, económica y social que sufre a diario América Latina está siendo analizada en la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial por diversos expertos de ambos continentes que se congregaron en el marco del curso América Latina en el cambio de siglo: tendencias y alternativas.
La primera jornada de debate se centró en dos temas de análisis: perspectivas del Estado y de la democracia en América Latina, y el concepto de soberanía en la región.
Atilio Borón, secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, fue el responsable de abrir el debate con una ponencia titulada Las perspectivas del Estado y de la democracia en América Latina, en la que tras exponer los principales escollos para alcanzar un sistema de igualdad y libertad en la región, exaltó el «zapatismo como una alternativa real y consolidada para alcanzar un nuevo orden mundial».
El curso organizado en El Escorial congregó a académicos y expertos eruditos en temas de América Latina, que se centraron en analizar las perspectivas a futuro de una región empobrecida y, al mismo tiempo, sometida a las directrices económicas y políticas de Estados Unidos.
Borón, quien fue un exiliado de la dictadura argentina, explicó que a su juicio, «en cuanto al futuro de América Latina las tendencias son poco promisorias y las alternativas poco claras», puesto que en las décadas recientes se ha registrado «una regresión en los índices de calidad de vida».
El intelectual argentino, quien vivió unos años exiliado en México, atribuyó gran parte de los problemas de la región a las consecuencias del consenso de Washington de la década de los 80, que derivó en un proceso paulatino de desmantelamiento de los sistemas de bienestar de los Estados latinoamericanos. Borón explicó que desde los años 80, los gobiernos de Estados Unidos han impulsado políticas públicas «intransigentes» y «liberales» con el objetivo de desmantelar las competencias del Estado de bienestar y debilitar las competencias del gobierno en política social.
Borón aventuró que si no se revierte esta tendencia «nos encontraremos en pocos años con una situación dramática, en la que lentamente nos aproximaremos al patrón de gasto público en Africa, inclusive a pesar de que los medios de comunicación de masas llaman a esto que nos aproximemos al primer mundo». Como ejemplo de las muchas falacias del «neoliberalismo económico» citó un indicador engañoso, el del gasto público, que mientras menor sea es mejor para los defensores del neoliberalismo. Borón explicó que en Haití el gasto público se sitúa en 8.5 por ciento, mientras en Suecia está por encima de 58 por ciento, lo que desmiente la supuesta teoría de que mientras menos gasto público más bienestar. En este sentido, Borón añadió que «sería una auténtica medida revolucionaria elevar el gasto público de América Latina a los niveles de los países más pobres de la Unión Europea».
El académico argentino añadió que en función del sistema actual, «no son los gobiernos los que regulan al mercado, sino al contrario, son los mercados los que controlan a los gobiernos», al señalar que los actuales mandatarios de nuestra región, «desde Fox, Lula, Kichner o Lagos, son solamente funcionarios públicos de cuarto nivel, que tienen detrás a los mercados financieros, los organismos internacionales, el gobierno de Estados Unidos y los propios empresarios de sus países».
Borón y Joan Garcés, abogado experto en América Latina que fue asistente de Salvador Allende antes de sufrir el golpe de Estado, coincidieron en que en estos momentos hay pocas alternativas a la corriente única, «de pensamiento único», que significa el sistema capitalista. Si acaso -señalaron- hay que citar al «zapatismo, que desde su lucha infatigable por los derechos de los pueblos indígenas abre las puertas a una nueva vía para continuar exigiendo igualdad».
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