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Cuba siempre Cuba

Fuentes: La Voz de Galicia

Propuso Borges que los libros los artículos deberían escribirse sin puntos ni comas sin interrogantes ni interjecciones así como están ustedes leyendo y que el lector se encargue de puntuar según lo que comprenda. Por ejemplo, el título de esta crónica, puede ser admirativo si lleva una interjección, vejatorio si dos, dubitativo si se le […]

Propuso Borges que los libros los artículos deberían escribirse sin puntos ni comas sin interrogantes ni interjecciones así como están ustedes leyendo y que el lector se encargue de puntuar según lo que comprenda. Por ejemplo, el título de esta crónica, puede ser admirativo si lleva una interjección, vejatorio si dos, dubitativo si se le pone un interrogante. Y luego la puntuación: coma tras la primera palabra sería afirmativo, después de la segunda insistente y así combinaciones ad nausean .

En situación de escritor perplejo me hallo ante lo que leo y oigo sobre la isla de mi abuela, que nadie logra ponerse de acuerdo sobre su realidad.

En estas últimas semanas arreciaron artículos críticos en medios muy leídos y de neoliberal talante, como Le Monde, en Francia y El País, en el nuestro, que han hecho tambalear mis creencias de toda la vida. Resulta que la Perla de las Antillas es más bien el infierno de los periodistas.

Aterrado porque ésta es mi profesión y pienso ir pronto a Cuba, recuerdo que hace un par de meses Amnistía Internacional publicó un informe exhaustivo sobre los asesinatos y desapariciones de periodistas en el mundo. Lo busco, analizo, y observo atónito que en ningún momento se habla en él de Cuba. ¿Será acaso Amnistía una organización filocastrista? Qué va, me aclaran; es de lo más imparcial y de todos los lados se le reprocha. Después caigo en una frase del escritor uruguayo Daniel Chavarría, cuyo humor cáustico es para echarse a temblar: «¡Menos mal que en Cuba encierran a los periodistas! En Irak las tropas norteamericanas de ocupación disparan contra ellos sin avisar». Bien es cierto que cuando lo dijo acababan de tirar contra Giuliana Sgrena y su protector (muerto), lo que causó mucho revuelo, pero no tanto como los encarcelamientos en Cuba.

Mao Tse Tung decía que mil muertos en China es una noticia, y un muerto en Estados Unidos, una tragedia.

En esto cavilaba yo cuando me topé con mi amigo italiano Gianni Miná. Sonora carcajada. ¡Eres tonto! ¿No sabes que desde hace 45 años Cuba está en guerra con los EE.?UU., con embargo y terrorismo solapado? Ahora con Bush se oficializa la agresión, como puedes ver en el proyecto «Cuba libre», de mayo del 2004, en el sitio web del Departamento de Estado.

Hice lo que me dijo mi amigo. Hasta ahora, y pese a los 3.000 muertos cubanos que ha causado el terrorismo, no se trataba de una guerra declarada, pero este documento empieza por preconizar un cambio «radical y drástico» en la isla. La nación más poderosa del mundo destina públicamente 538 millones de dólares para construir una oposición interior y cambiar el destino de los cubanos (hasta ahora uno de los menos dramáticos de América Latina). Con la ayuda de la Asamblea por el Cambio de la Sociedad Civil en Cuba, organizado por Marta Beatriz Roque con un presupuesto de 130.000 dólares y la ayuda de James Cason, experto en guerra sucia, quieren liberar a Cuba de la misma forma que lo hicieron con Irak. El documento de la comisión preconiza sin ambages nombrar a un coordinador del Departamento de Estado para la isla, una vez que esté «liberada». Es decir, un Paul Bremer que deberá pasar el poder a otro Allawi, proveniente de la CIA. Todo, por supuesto, para restablecer la democracia, como en Irak. Algo adelantado tienen: la prisión de Guantánamo, modelo de Abu Graib. Y que cuenten también con un levantamiento general en toda América Latina, como en Oriente Medio.

Me di una palmada en la frente: de haberlo sabido antes, habría titulado esta crónica con interjecciones y una coma después del primer Cuba .