Existen temas polémicos que despiertan, incluso entre gentes que se dicen progresistas, reacciones viscerales que pueden llegar a enturbiar motivos y argumentos que, expresados de otro modo, serían incontestables. Pero también existen personas que, adscritas a discursos maniqueos, son refractarias a cualquier argumento racional si éste parece alejarse o incluso oponerse a sus esquemas preconcebidos […]
Existen temas polémicos que despiertan, incluso entre gentes que se dicen progresistas, reacciones viscerales que pueden llegar a enturbiar motivos y argumentos que, expresados de otro modo, serían incontestables. Pero también existen personas que, adscritas a discursos maniqueos, son refractarias a cualquier argumento racional si éste parece alejarse o incluso oponerse a sus esquemas preconcebidos sobre el tema en disputa. El que más y el que menos seguramente que ha pasado por situaciones de ese tipo tanto a nivel personal como en debates o actos públicos.
El caso de Cuba es uno de esos temas en litigio. Insisto, incluso entre personas que se consideran de izquierda. Un artículo publicado el pasado domingo en Rebelión (Abucheada y silenciada una funcionaria de Amnistía Internacional y del PSOE en un debate sobre Cuba) parece haber levantado una cierta polémica entre lectores de diferentes sensibilidades, y sobre el mismo convendría hacer algunas matizaciones interesantes a la hora de valorar las diferentes opiniones y tener una idea más cabal sobre lo sucedido.
En el artículo (procedente de la agencia de noticias Prensa Latina) se critica a la ONG Amnistía Internacional y especialmente a una de sus activistas, Luz Modroño por intentar perturbar una conferencia sobre Cuba organizada por el Partido Comunista de España (PCE) en el marco de su fiesta anual en la Casa de Campo de Madrid.
La provocadora intervención fue contestada por los ponentes y por algunas de las personas del público, si bien es cierto que la mayor parte del público parece ser que no dejó de abuchearle hasta que se retiró de la sala.
Hasta ahí, básicamente, la crónica recogida en Rebelión.
La otra versión es la que se recoge en Falsimedia según la cual «simpatizantes de Castro agreden e insultan a una miembro de Amnistía durante la fiesta del PCE en Madrid«. Esta afirmación, tan gratuita como falsa, proviene de la Plataforma ultraderechista Cuba Democracia Ya!, que emitió un comunicado tras el rifirrafe.
Curiosamente todos los medios de propaganda recogieron, en lugar de la noticia de un medio periodístico como Prensa Latina, el comunicado de una organización beligerante con Cuba. En el mismo se afirmaba que Luz Modroño sufrió un «linchamiento público», que «parte del público la empujó y pegó», y en base a esas mentiras la Plataforma no tuvo ningún empacho en calificar al PCE de antidemocrático y de pretender «conseguir con la violencia lo que no puede en las urnas». Tampoco ahorró ataques contra el embajador de Cuba al responsabilizarlo de «trasladar a España el sistema de porras y brigadas paramilitares que funciona en la isla contra los que piensan diferente».
A primera vista, podría resultar chocante que ese grupo anticubano haya salido en defensa de una persona como Luz Madroño si tenemos en cuenta que la postura del PSOE con respecto a Cuba suele producir profunda aversión entre estos grupúsculos extremistas. Pero no lo es tanto si observamos el perfil de la «agredida».
Luz Modroño (o Madroño) dice pertenecer a Amnistía Internacional, al PSOE, a UGT y a una organización autodenominada Grupo para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GSCRC). Este grupo, constituido formalmente el 5 y 6 de abril de 2005 en Madrid, es una amalgama bastante estrambótica de «sindicalistas» de diferentes países. Abogan por el libre mercado y el neoliberalismo más contumaz. Exigen para Cuba lo que ni se les ocurriría plantear en sus propios países. Según su director, Joel Brito, su trabajo se desarrolla «en cooperación entre los sindicatos independientes y organizaciones sin fines de lucro en los Estados Unidos, Europa y América Latina».
Al parecer Cuba debe ser una nación única en el mundo pues allí «los inversores extranjeros obtienen millones de dólares de ganancias al año gracias al arduo esfuerzo de los trabajadores cubanos», como si en el resto de los países los beneficios de las multinacionales procedieran del sudor de la frente de los directivos. Además exigen a los inversores extranjeros de Cuba «que garanticen a los trabajadores cubanos los mismos derechos básicos que sus empleados tienen en sus países de origen». Si eso quiere decir garantizar para los cubanos los, cada vez más maltrechos, derechos de los países desarrollados, supongo que más valdría comenzar trasladando esa exigencia a países donde, por no haber, no hay ni siquiera derecho al trabajo.
Pero para entender mejor cuáles son los planteamientos de este grupo de presión, basta con recorrer la lista de las «personalidades» que suscribieron su primer documento o «Declaración final«:
El estadounidense Chris Sabatini, director para Latinoamérica de la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia, NED). Esta organización que se presenta como «independiente y privada» funciona en realidad como el brazo financiero de la CIA. Pese a que todo su presupuesto proviene del gobierno estadounidense, a la NED le gusta considerarse una ONG para tratar de mantener cierta credibilidad internacional.
Surgida en plena guerra sucia contra Nicaragua, se ha dedicado desde sus orígenes a financiar la subversión y la injerencia en otras naciones. En marzo de 1997, The New York Times dijo sobre ella: «la Fundación Nacional para la Democracia, fue creada hace 15 años para llevar a cabo públicamente lo que ha hecho subrepticiamente la Agencia Central de Inteligencia durante décadas, gasta 30 millones de dólares al año para apoyar partidos políticos, sindicatos, movimientos disidentes y medios de noticias en docenas de países…».
A lo largo de toda su historia la NED ha repartido su dinero entre grupos como Desarrollo del Trabajo Libre (AIFLD), una organización usada durante décadas por la CIA para desarticular los sindicatos laborales progresistas, así como para ayudar a organizaciones laborales de derecha en su oposición a sindicatos de clase en naciones como Francia, Portugal y España.
Aunque en 1984 el Congreso norteamericano aprobó una ley que prohibía el empleo de los fondos de la NED «para financiar las campañas de los candidatos a puestos públicos en el gobierno», la CIA no abandonó tal práctica y siguieron ofreciendo su «democrática» ayuda a procesos electorales en Nicaragua en 1990, Mongolia en 1996, y ayudando a derrocar los gobiernos elegidos democráticamente en Bulgaria en 1991 y en Albania en 1992. De igual forma, desde finales de la década de 1990, apoyó en Haití a los grupos derechistas que se oponían al presidente Jean-Bertrand Aristide.
Con respecto a Cuba, Washington decidió a principios de los años 80 poner en marcha algo más que operaciones terroristas para acabar con el gobierno de la isla. El terrorismo no había funcionado, ni la invasión de Playa Girón, ni el aislamiento diplomático de Cuba, ni el embargo económico. De modo que Cuba se incluyó en un nuevo programa mundial cuyo objetivo era financiar y desarrollar organizaciones no gubernamentales y voluntarias. Con el objetivo de derrocar a la Revolución cubana, la NED lleva años financiando a una docena de organizaciones contrarrevolucionarias entre las que encuentran la Federación Sindical de Plantas Eléctricas, Gas y Agua en el Exilio (con sede en Miami); la revista Encuentro, una publicación que se edita en Madrid y la cual recibe 95 mil dólares anuales; la agencia de prensa Cubanet; así como a diferentes «sindicatos independientes» radicados en Cuba.
Cubanet recibió en 2003 más de 833.000 dólares de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), así como otras cantidades de la NED. A cambio sus «periodistas» recibían instrucciones de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana (SINA) sobre las noticias que debían escribir, tales como la escasez de medicamentos, el tratamiento de los pacientes o el tratamiento en las prisiones.
La NED cuenta con cuatro institutos afiliados: el American Center for International Labor Solidarity (ACILS), el Center for International Private Enterprise (CIPE), el International Republican Institute (IRI), y el National Democratic Institute for International Affairs (NDI).
Precisamente, entre los integrantes del GSCRC se encuentran las cubanas Anabel Rodríguez, presidenta de la revista Encuentro de la Cultura Cubana y Rosa Berre, fundadora y directora de Cubanet; y el salvadoreño Félix Ulloa, director de la Oficina del NDI en Haití hasta el pasado 18 de septiembre, día en que decidió huir del país a la vista de cómo se estaban poniendo las cosas.
Tomás Bilbao, director ejecutivo de Cuba Study Group. Pese a que se autodefine como una «organización sin fines de lucro, apolítica, formada por hombres de negocios y líderes comunitarios de origen cubano que comparten un interés y visión común de una Cuba libre y democrática», lo cierto es que Bilbao trabajó como Director de Operaciones en la campaña para el Senado de Mel Martinez. Éste fue el primer senador electo cubanoamericano. Candidato por el partido republicano en el estado de la Florida y amigo personal de los Bush -George y Jeb-, fue nombrado por el primero Copresidente de la Comisión de Ayuda a una Cuba Libre. El senador Martínez recibió 7 mil dólares procedentes del grupo de presión Cuba Democracy. De acuerdo con el Center for Responsive Politics, Cuba Democracy «donó» 214 mil dólares a 113 candidatos al Congreso y 54 mil a 12 aspirantes al Senado a cambio de que rechazaran cualquier plan que intentara suavizar las sanciones comerciales y los viajes a Cuba. Tomás Bilbao trabajó, desde el 2001 hasta el 2003, a sueldo del gobierno estadounidense como Subdirector de operaciones en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano a cuyo frente se encontraba el ya citado senador Mel Martínez.
El cubano Joel Brito, actualmente director del GSCRC, es un histórico de sacarle dinero a la NED aunque para ello haya tenido que inventarse los informes que presentaba. Consciente de lo que verdaderamente ocurría en Cuba, Brito sabía que la mayoría de los «sindicatos independientes» no tenían existencia real, y en caso contrario estaban constituidos por dos o tres miembros, en la mayoría de los casos familiares solamente, pero sin ninguna conexión con centros de trabajo.
Jesús Permuy, cubano y presidente del Centro de Derechos Humanos, fue también presidente de Unidad Cubana, movimiento integrado por varias agrupaciones responsables de atentados contra la Isla. Permuy, quien llegó en algún momento a intervenir ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra como «defensor» de los derechos del Hombre en Cuba, sigue manteniendo estrechos contactos con organizaciones terroristas del exilio de Miami. No vacilando en declararse socio de Orlando Bosch, responsable de la explosión en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación y de un sinnúmero de atentados terroristas, y de Luis Posada Carriles, otro criminal cómplice de Bosch y prófugo de la justicia venezolana.
Sandy Acosta, miembro de Freedom House. Esta organización cuenta con el apoyo financiero de la USAID, la US Information Agency, la Soros Foundation y, cómo no, de la NED. En 2002 Freedom House, encargada de la cuestión estratégica del Programa para la Transición de Cuba, recibió la cantidad de 1.325.000 dólares.
Emeterio Gomez, Coordinador Académico del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE) de Venezuela. Este Centro dice ser una asociación civil sin fines de lucro, cuyo objetivo central es «la divulgación del pensamiento económico y político que otorga prioridad a la libre acción de la iniciativa individual y al análisis de la organización y las condiciones que permitan la existencia de sociedades libres». En realidad se identifica con los institutos y grupos conservadores que defienden ardientemente el capitalismo, en particular apoyando a Bush y sus agresiones contra varios países del mundo, entre ellos Venezuela.
En 2003 la NED asignó aproximadamente 300 mil dólares al CEDICE, a través del Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE) con sede en Washigton, con el fin de que trabajara para derrocar al gobierno constitucional del presidente Hugo Chávez. En su página de Internet, CEDICE difunde un texto de Brook Yaron, director ejecutivo del Ayn Rand Institute, en el que se afirma que «los Estados Unidos deben apoyar el esfuerzo del pueblo venezolano por echar fuera al Presidente Hugo Chávez. El hecho que haya sido electo democráticamente, es irrelevante…. El régimen brutal de Chávez, su patrocinio del terrorismo internacional, y su asociación abierta con países en el eje del mal, hacen moralmente obligatorio para los Estados Unidos dar su apoyo al pueblo venezolano contra Chávez».
Tras el golpe de estado en Venezuela, en abril de 2002, la directora general del Centro, Rocío Guijarro, fue una de las firmantes del acta de auto-proclamación del dictador Pedro Carmona Estanga. Por los hechos no parece que el CEDICE se mueva en la dirección de promover instituciones democráticas.
Anibal Cabrera, miembro de la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV). Este sindicato, opuesto furibundamente a su gobierno, fue una de las organizaciones responsables de la marcha que en Abril de 2002 terminó en un golpe de Estado. Aliados con la federación de empresarios de Venezuela (FEDECAMARAS), se involucraron en esa intentona golpista financiada por el gobierno de George W. Bush.
Tanto el golpe de Estado como el sabotaje petrolero causaron pérdidas para Venezuela de más de 10 mil millones de dólares. Estas acciones contaron con el apoyo de personalidades del Departamento de Estado y de la NED. En su día, el portavoz del Departamento de Estado reconoció abiertamente que su gobierno, a través del Instituto Nacional Demócrata (NDI), había ayudado financieramente a grupos que supuestamente trabajaban promoviendo la democracia y fortaleciendo la sociedad civil en Venezuela, entro otros la CTV.
Gracias al trabajo del investigador estadounidense Jeremy Bigwood, quien demandó en Washington la desclasificación de documentos secretos, se sabe que durante 2002 la USAID desembolsó 2 millones de dólares para apoyar a líderes e instituciones antichavistas. También la NED entregó, entre 2002 y 2003, 800 mil dólares para «promover la democracia en Venezuela». La CTV fue una de las organizaciones agraciadas.
Natalia Bellusová, representante en España de la organización checa People in Need. Entre sus actividades se encuentra el llamado bloqueo a Cuba en el área turística. Esta agrupación se encuentra entre las beneficiarias de los casi 60 millones de dólares, aprobados por la administración Bush, destinados a financiar actividades anticubanas, ya sea en el frente interno o en eventos internacionales. Según la representante de People in Need, también introducen dinero y «ayuda» en territorio cubano para ayudar a la disidencia.
El último capítulo lo completan los españoles José Luis Herrero, Director General de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Dialogo Exterior (FRIDE), fundación que es al PSOE lo que la FAES al PP; Vicente de Mingo, Coordinador de la Red Eurociudadana y Representante de la Delegación Socialista Española ante el Parlamento Europeo; Josefa Pardo, ex dirigente de UGT y actualmente en la Fundación Pablo Iglesias; Matías Jove, director ejecutivo de la Asociación Española Cuba en Transición, un lobby que tiene entre sus objetivos «mantener la transición cubana en la agenda de los legisladores españoles, en el Parlamento Nacional y Europeo»; y Maria Elena Agüero, directora de proyectos especiales del Club de Madrid.
Industrias y andanzas de Luz Madroño
Pero volvamos a la protagonista de nuestra historia. Entre abril, fecha de la constitución del GSCRC, y agosto Luz Modroño se integraría en el grupo, quizá animada por alguno de sus compañeros «socialistas» fundadores de la iniciativa (¿conoce Moratinos los devaneos de estos compañeros? ¿o son en realidad un globo sonda para explorar nuevos caminos por donde atacar a la revolución cubana?).
El 14 de agosto, Madroño viaja a Cuba como turista y tiene un desencuentro con la seguridad cubana. Vuelve a Madrid indignada y escribe sus «vivencias y reflexiones» personales durante su estancia en la isla que son publicadas en Cubanet y también en la web de la Fundación Nacional Cubano Americana, instigadora y patrocinadora de infinidad de atentados terroristas. Habla también con su amiga la periodista Carmen Gurruchaga, quien el 16 de septiembre publica en el diario La Razón un artículo tendenciosamente falso. Ese mismo día comienza la fiesta del PCE, y Madroño (o Modroño), furibunda anticomunista, decide asistir al evento (¿con qué objetivo?) haciendo acto de presencia en el stand de Amnistía Internacional (¿se afilió para la fiesta o ya lo estaba desde antes?). Tiene la vista puesta en el debate que al día siguiente se celebrará con la presencia del embajador de Cuba en España, Alberto Velazco. El sábado se presenta en el mismo con el resultado que ya conocemos.
Pero ¿qué nos falta por conocer de esta breve historia?
En primer lugar, Modroño viaja a Cuba para «conocer la realidad social del país y redactar un informe», en eso no miente Gurruchaga. Lo que no dice es que el informe iría destinado al GSCRC y que, además, Madroño viajó con una importante cantidad de dinero (¿de sus amigos de la NED?) para repartir entre varios «disidentes». Por esta razón la seguridad cubana le «requisó vídeos grabados con familiares de disidentes, artículos de opinión, fotografías…» y le aconsejaron que se limitara a comportarse como una turista o la expulsarían del país.
En una carta que nos ha remitido desde La Habana el conocido crítico musical Carlos Tena, se amplían un poco más estos detalles:
Hace unas semanas, estando sentado en la terraza de la que hasta hace poco fue mi residencia aquí en La Habana, una casa de alquiler en el barrio de Vedado, situada en el número 172 de la calle 28, apareció una visitante que dijo ser una turista española llamada Luz Modroño, quien (tal vez por las prisas y un nerviosismo bastante lógico tras un largo viaje), no se apercibió de mi saludo, limitándose a ordenar de muy malas maneras a la dueña de la casa, que le subieran las maletas a su habitación. No contenta con ello, mantuvo durante su estancia habanera (que interrumpió unos días para darse una vuelta por la isla) una actitud y formas bastante distantes de aquello que conocemos como educación y urbanidad. Ítem más, pude comprobar que en los sucesivos días, recibía continuas llamadas telefónicas de Miami a las que contestaba encerrándose en un pequeño baño de la casa. La tal turista no era, por supuesto una inocente viajera ávida de conocimiento, sino sencillamente una «escuálida» mercenaria enviada por determinados terroristas de Florida (no por Amnistía Internacional) para entregar dinero, miles de dólares, a familiares de mercenarios cubanos, asunto que denuncié en su día aquí en La Habana, que fue seguido con toda discreción por las autoridades competentes, y sin que se tomara ninguna medida represiva o cautelar contra esta agente encubierta (dicen que tiene carné del PSOE, y no me extraña nada), que en el colmo de la desfachatez, la felonía y el descaro, acusó a una amiga de la familia de los dueños de la casa, de haber entrado en su habitación para robarla 150 pesos convertibles (unos 150 dólares).
Todo esto lo sé porque fui testigo, y porque es la casa en la que, mira por dónde, he vivido no sólo los dos últimos años, sino cuando siendo un simple turista, iba a hospedarme allí, como otros muchos amigos españoles, franceses, italianos, a los que jamás «robaron ni un centavo».
La tal Modroño, en el colmo de la rabia, al haber sido descubierto el motivo real de su viaje (traer dinero procedente de la mafia de Miami para delincuentes comunes disfrazados de disidentes políticos), quiso irse de la isla insultando a la inteligencia, la honestidad y el buen nombre de esta familia. Pero no ha logrado otra cosa que su descrédito personal, y ahora, por ende, de su pretendida madrina, esa organización llamada Amnistía Internacional, cuya delegación española, además, cuenta con personas de buena voluntad (Modroño puede ser un submarino introducido en esas aguas), pero algo despistadas en asuntos políticos».
Me niego a pensar que AI conozca estos detalles, tal vez son producto del «despiste» de sus directivos a los que gente de mala voluntad engaña sin pudor ni recato. ¿Cómo puedo pensar que AI conoce las actividades de Luz Modroño en Miami, sus contactos habituales con miembros de la mafia anticubana, sin que hubiera caído sobre ella el castigo merecido?
Pero al tiempo, me entristece que gentes presumiblemente de izquierdas, crean que esa inocente «vocera» de AI, Luz Modroño, no era otra cosa que eso, una sensible ciudadana que trabaja para la excarcelación de los presos políticos de todo el mundo.
Ella, militante del PSOE (ya te dije Zapatero que la mierda iba a cubrirte un día), es, sencillamente, una delincuente que es capaz de auto-atracarse con tal de lanzar sombras de sospecha hasta en el hogar donde va a residir en La Habana.
La miseria moral y humana de esta tipa (podría utilizar otro apelativo menos cariñoso) es comparable a la de Posada Carriles, y demás asesinos confesos. ¡Pobre Amnistía Internacional! Le han salido representantes que deberían estar en la cárcel. Humildemente solicito a esa organización en España que cuiden su militancia.
Carlos Tena
Falsimedia podrá contar, u ocultar, lo que considere conveniente, pero no estaría de más pararse a pensar quién es verdaderamente esta Luz Madroño (o Modroño). Por qué tiene tanto que recriminar a los cubanos y tan poco a sus «amigos sindicalistas». Qué es lo que hace en Amnistía Internacional. Y cuál es el papel que juega el PSOE y sus fundaciones en la labor de desestabilizar al gobierno de Cuba.